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24 »Vivo Yo», declara el Señor, «aunque Conías[a], hijo de Joacim, rey de Judá(A), fuera un anillo[b] en Mi mano(B) derecha, aun de allí lo[c] arrancaría. 25 Te entregaré en manos de los que buscan tu vida, sí, en manos de los que temes: en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia(C), y en manos de los caldeos. 26 Te arrojaré(D) a ti y a la madre(E) que te dio a luz a otro país donde no nacieron, y allí morirán. 27 Pero a la tierra a la cual con toda el alma anhelan volver, a ella no volverán.

28 ¿Es acaso este hombre Conías una vasija despreciada y rota?
¿Es un objeto indeseable(F)?
¿Por qué han sido arrojados él y sus descendientes(G)
Y echados a una tierra que no conocían(H)?
29 ¡Oh tierra, tierra, tierra!,
Oye la palabra del Señor(I).
30 Así dice el Señor:
“Inscriban a este hombre como sin hijos(J),
Hombre que no prosperará en sus días;
Porque ninguno de sus descendientes logrará[d](K)
Sentarse sobre el trono de David(L)
Ni gobernar de nuevo en Judá”».

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Footnotes

  1. Jeremías 22:24 I.e. Jeconías.
  2. Jeremías 22:24 O sello.
  3. Jeremías 22:24 Lit. te.
  4. Jeremías 22:30 O prosperará en.

Las dos cestas de higos

24 Después que Nabucodonosor, rey de Babilonia, desterró a Jeconías, hijo de Joacim, rey de Judá, y a los oficiales de Judá junto con los artesanos y herreros de Jerusalén, y los llevó a Babilonia(A), el Señor me mostró dos cestas de higos(B) colocadas delante del templo del Señor.

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Carta a los desterrados

29 Estas son las palabras de la carta que el profeta Jeremías envió desde Jerusalén(A) al resto de los ancianos del destierro, a los sacerdotes, a los profetas y a todo el pueblo que Nabucodonosor había llevado al destierro de Jerusalén a Babilonia.

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(Esto sucedió después de salir de Jerusalén el rey Jeconías, junto con la reina madre, los oficiales de la corte, los príncipes de Judá y de Jerusalén(A), los artífices y los herreros).

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