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Cuando Jeremías terminó de decir todo lo que el Señor le había mandado que hablara a todo el pueblo, lo apresaron los sacerdotes, los profetas(A) y todo el pueblo, diciendo: De cierto, morirás. ¿Por qué has profetizado en nombre del Señor, diciendo: «Esta casa será como Silo y esta ciudad quedará desolada sin habitante alguno(B)»? Y todo el pueblo se congregó(C) contra Jeremías en la casa del Señor.

10 Y cuando los jefes de Judá oyeron estas cosas(D), subieron de la casa del rey a la casa del Señor, y se sentaron a la entrada de la puerta Nueva de la casa del Señor(E). 11 Y los sacerdotes y los profetas hablaron a los jefes y a todo el pueblo, diciendo: ¡Sentencia de muerte para este hombre(F)!, porque ha profetizado contra esta ciudad, como habéis oído con vuestros propios oídos(G).

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Y cuando terminó de hablar Jeremías todo lo que Jehová le había mandado que hablase a todo el pueblo, los sacerdotes y los profetas y todo el pueblo le echaron mano, diciendo: De cierto morirás. ¿Por qué has profetizado en nombre de Jehová, diciendo: Esta casa será como Silo, y esta ciudad será asolada hasta no quedar morador? Y todo el pueblo se juntó contra Jeremías en la casa de Jehová.

10 Y los príncipes de Judá oyeron estas cosas, y subieron de la casa del rey a la casa de Jehová, y se sentaron en la entrada de la puerta nueva de la casa de Jehová. 11 Entonces hablaron los sacerdotes y los profetas a los príncipes y a todo el pueblo, diciendo: En pena de muerte ha incurrido este hombre; porque profetizó contra esta ciudad, como vosotros habéis oído con vuestros oídos.

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Entonces dijeron los oficiales al rey: Den muerte ahora a este hombre(A), porque él desanima a[a] los hombres de guerra que quedan en esta ciudad y a[b] todo el pueblo diciéndoles tales palabras(B); pues este hombre no busca el bien de este pueblo, sino el mal(C).

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Footnotes

  1. Jeremías 38:4 Lit., debilita las manos de
  2. Jeremías 38:4 Lit., las manos de

Y dijeron los príncipes al rey: Muera ahora este hombre; porque de esta manera hace desmayar las manos de los hombres de guerra que han quedado en esta ciudad, y las manos de todo el pueblo, hablándoles tales palabras; porque este hombre no busca la paz de este pueblo, sino el mal.

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