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Y los caldeos prendieron fuego al palacio[a] del rey y a las casas del pueblo(A) y derribaron los muros de Jerusalén(B). Y en cuanto al resto del pueblo que quedaba en la ciudad, a los desertores que se habían pasado[b] a él, y los demás del pueblo(C) que quedaban(D), Nabuzaradán, capitán de la guardia(E), los llevó cautivos a Babilonia(F). 10 Pero a algunos de los más pobres del pueblo que no tenían nada, Nabuzaradán, capitán de la guardia, los dejó en la tierra de Judá, y aquel día les dio viñas y campos(G).

11 Y dio órdenes Nabucodonosor, rey de Babilonia(H), a[c] Nabuzaradán, capitán de la guardia, respecto a Jeremías, diciendo: 12 Tómalo y vela por él[d], y no le hagas daño alguno(I); sino que harás con él conforme a lo que él mismo te diga.

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Footnotes

  1. Jeremías 39:8 Lit., casa
  2. Jeremías 39:9 Lit., caídos que habían caído
  3. Jeremías 39:11 O, por mano de
  4. Jeremías 39:12 Lit., pon tus ojos en él

Y los caldeos pusieron a fuego la casa del rey y las casas del pueblo, y derribaron los muros de Jerusalén. Y al resto del pueblo que había quedado en la ciudad, y a los que se habían adherido a él, con todo el resto del pueblo que había quedado, Nabuzaradán capitán de la guardia los transportó a Babilonia. 10 Pero Nabuzaradán capitán de la guardia hizo quedar en tierra de Judá a los pobres del pueblo que no tenían nada, y les dio viñas y heredades.

Nabucodonosor cuida de Jeremías

11 Y Nabucodonosor había ordenado a Nabuzaradán capitán de la guardia acerca de Jeremías, diciendo: 12 Tómale y vela por él, y no le hagas mal alguno, sino que harás con él como él te dijere.

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Los babilonios prendieron fuego al palacio real, a las casas del pueblo y derribaron los muros de Jerusalén. Finalmente, Nabuzaradán —comandante de la guardia—, llevó cautivos a Babilonia tanto al resto de la población como a los desertores; es decir, a todos los que quedaban. 10 Nabuzaradán, comandante de la guardia, solo dejó en el territorio de Judá a algunos de los más pobres, que no poseían nada. En aquel día les asignó campos y viñedos.

11 En cuanto a Jeremías, el rey Nabucodonosor de Babilonia había dado la siguiente orden a Nabuzaradán, el comandante de la guardia: 12 «Vigílalo bien, sin hacerle ningún daño y haz con él como él mismo te diga».

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