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En el año cuarto del reinado de Joacín hijo de Josías en Judá, el faraón Necao acampó con todo su ejército en Carquemis, a orillas del río Éufrates, pero allí el rey Nabucodonosor de Babilonia lo derrotó. Esto es lo que dijo acerca de Egipto:(A)

«Preparen los escudos y paveses, y presenten combate. Ustedes los de caballería, sujeten los caballos a los carros, y trepen a ellos. Pónganse los yelmos y las corazas; limpien las lanzas. ¿Por qué los veo retroceder, llenos de miedo? Sus valientes han sido derrotados, y huyen sin volver la mirada atrás. ¡Hay terror por todas partes!

—Palabra del Señor.

»¡Que no huya el ligero de pies! ¡Que no escapen los valientes, porque tropezarán y caerán en el norte, a orillas del río Éufrates!

»¿Quién es éste, que sube como el río Nilo, cuyas aguas se desbordan como un torrente? Egipto se ensanchó como un río, como las agitadas aguas de un río dijo: “Subiré y cubriré la tierra, destruiré a las ciudades y a sus habitantes.” ¡Que ataque la caballería! ¡Que avancen los carros de combate! ¡Que salgan los guerreros etíopes! ¡Que se cubran con escudos los libios! ¡Que preparen sus arcos los lidios! 10 ¡Ese día es del Señor, el Dios de los ejércitos! ¡Es un día de retribución, para vengarse de sus enemigos! ¡La espada se hartará de matar! ¡Se embriagará de la sangre del enemigo, que será una ofrenda para el Señor, Dios de los ejércitos, en la tierra del norte, a orillas del río Éufrates! 11 ¡Sube a Galaad, virginal Egipto, y busca un remedio! Pero aunque multipliques las medicinas, no hay remedio para ti. 12 Las naciones supieron de tu afrenta, y tu clamor llenó la tierra, porque un guerrero chocaba contra otro, y juntos cayeron los dos.»

13 Éste es el mensaje del Señor al profeta Jeremías, acerca del ataque del rey Nabucodonosor de Babilonia contra la tierra de Egipto:(B)

14 «¡Anúncienlo en Egipto! ¡Háganlo saber en Migdol! ¡Denlo a conocer en Menfis y en Tafnes! ¡Díganles que se levanten y se preparen, porque la espada va a acabar con su comarca! 15 ¿Por qué se vino abajo tu poderoso? No pudo mantenerse firme, porque el Señor lo derribó. 16 Tus caídos se multiplicaron; cayeron, y uno a otro se dicen: “Levántate, y volvamos a nuestro pueblo, a la tierra que nos vio nacer; ¡huyamos de la espada vencedora!” 17 Algunos gritan: “¡El faraón es ‘mucho ruido’! ¡El rey de Egipto es ‘pocas nueces’!” 18 Pero viene uno que es imponente como el monte Tabor entre los montes, imponente como el monte Carmelo junto al mar.

—Palabra del Rey, cuyo nombre es el Señor de los ejércitos.

19 »Por eso, habitantes de Egipto, ¡prepárense para ir al cautiverio! Porque Menfis quedará asolada, ¡convertida en un desierto deshabitado!

20 »Egipto es una becerra hermosa. Pero del norte viene su destrucción. 21 Hasta los soldados mercenarios que combaten a su lado parecen becerros engordados. Pero también ellos retroceden y huyen sin detenerse, porque les llegó el día de la derrota, la hora de su castigo.

22 »¡Egipto silva como serpiente que huye! Llegan ya sus enemigos, y lo atacan con hachas, como si fueran leñadores. 23 Derribarán sus bosques, aunque sean impenetrables, porque su ejército es incontable; ¡son más numerosos que una plaga de langostas!

—Palabra del Señor.

24 »Los habitantes de Egipto quedarán en vergüenza, porque su país caerá en poder del pueblo del norte.»

25 El Señor de los ejércitos y Dios de Israel ha dicho:

«Voy a castigar a Amón, el dios de Tebas, y a Egipto, y a sus dioses y reyes; ¡lo mismo al faraón que a los que en él confían! 26 Voy a entregarlos en manos de los que quieren matarlos; en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, y de sus siervos. Pero después Egipto volverá a ser habitado, como antes fue.

—Palabra del Señor.

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Profecías contra Egipto

29 El día doce del mes décimo del año décimo, la palabra del Señor vino a mí, y me dijo:

«Hijo de hombre, dirige ahora la mirada hacia el faraón, el rey de Egipto, y profetiza contra él y contra todos los egipcios.(A) Dile de mi parte: “Yo soy Dios, el Señor, y estoy contra ti, faraón, rey de Egipto, que eres el gran dragón que yace en el lecho de sus ríos. Tú alegas que el río Nilo es tuyo, y que tú lo hiciste. Pero yo voy a clavarte garfios en las quijadas; voy a pegarte en las escamas los peces de tus ríos; voy a sacarte del lecho de tus ríos, y todos los peces que hay en ellos saldrán pegados a tus escamas. Luego, a ti y a todos los peces de tus ríos los arrojaré al desierto, y caerás al suelo y nadie te recogerá ni te enterrará, porque te he entregado a las bestias feroces y a las aves de rapiña, para que te devoren.

”Todos los habitantes de Egipto van a saber que yo soy el Señor, porque todos ellos han sido para Israel un bastón de caña. Cuando pusieron la mano en ti, te quebraste y les rompiste todo el hombro; cuando se apoyaron en ti, te quebraste y les rompiste todo el cuerpo. Por lo tanto yo, Dios el Señor, te digo a ti, Egipto, que voy a castigarte con la espada, y que voy a acabar con tu gente y con tus ganados. Tú, Egipto, alegas que el río Nilo es tuyo, y que tú lo hiciste. Por eso, todo tu país va a quedar desierto y en ruinas. Así sabrán que yo soy el Señor.

10 ”Yo estoy contra ti, Egipto, y contra tus ríos. Desde Migdol hasta Sevene, y hasta los linderos con Etiopía, voy a dejarte en ruinas y en la soledad del desierto. 11 Durante cuarenta años quedarás deshabitada, y no pondrá un pie en ti ningún caminante, y ni siquiera un animal. 12 Entre las tierras asoladas, tú, Egipto serás la más asolada; durante cuarenta años, entre las ciudades destruidas, tus ciudades serán las más destruidas. Yo esparciré a los egipcios por todas las naciones y por todos los países.”

13 »Sí, así ha dicho Dios el Señor: “Cuando se cumplan los cuarenta años, recogeré a los egipcios de los pueblos entre los que fueron esparcidos; 14 haré volver a los cautivos de Egipto y los llevaré a la tierra de Patros, su lugar de origen, y allí serán un reino de poca importancia, 15 humilde en comparación con los otros reinos, y nunca más volverá a dominar a otras naciones, porque yo disminuiré su poder. 16 Nunca más volverá a ser el punto de apoyo para el pueblo de Israel, sino que hará recordar a Israel su pecado de poner los ojos en ellos.” Así sabrán que yo soy Dios el Señor.»

17 El día primero del mes primero del año veintisiete, la palabra del Señor vino a mí, y me dijo:

18 «Hijo de hombre, el rey Nabucodonosor de Babilonia lanzó con su ejército un feroz ataque contra Tiro, al grado de que todos perdieron el cabello y quedaron con la espalda desollada. ¡Pero ni él ni su ejército ganaron nada de su ataque contra Tiro! 19 Por eso Dios el Señor ha dicho: “Voy a dejar que Egipto caiga en manos de Nabucodonosor, el rey de Babilonia. Voy a dejar que él se apodere de sus riquezas, y que recoja sus despojos como botín de guerra. Con eso, su ejército quedará bien pagado. 20 Al atacar a Egipto, Nabucodonosor me hizo un servicio. Por eso voy a poner a Egipto en sus manos.”

Palabra de Dios el Señor.

21 »Cuando llegue el día, haré que retoñe el poder del pueblo de Israel, y a ti, en presencia de ellos te devolveré el habla. Así sabrán que yo soy el Señor.»

30 La palabra del Señor vino a mí, y me dijo:

«Hijo de hombre, profetiza y di que yo, Dios el Señor, he dicho: “¡Ay de aquel día! ¡Laméntenlo!” Ya se acerca el día. Sí, ya está cerca el día del Señor. Será un día nublado, un día de castigo para las naciones. La espada vendrá contra Egipto. Cuando en Egipto caigan los heridos, Etiopía temblará de miedo; y se apoderarán de sus riquezas, y sus fundamentos serán destruidos. Etiopía, Fut, Lud, toda Arabia, Libia, y sus aliados, caerán con ellos a filo de espada.»

Así ha dicho el Señor:

«También los aliados de Egipto caerán a filo de espada, y se derrumbará la altivez de su poderío. Desde Migdol hasta Sevene morirán a filo de espada.

Palabra de Dios el Señor.

»Entre las tierras asoladas, serán los países más asolados; entre las ciudades en ruinas, serán sus ciudades las más arruinadas. Cuando yo le prenda fuego a Egipto, y todos sus aliados sean derrotados, sabrán que yo soy el Señor. Cuando llegue ese día, y ese día viene, de mi presencia saldrán mensajeros en naves para espantar a la confiada Etiopía, y se espantarán como cuando castigué a Egipto.»

10 Así ha dicho Dios el Señor:

«Por medio del rey Nabucodonosor de Babilonia voy a acabar con las riquezas de Egipto. 11 Ese rey y su ejército, que son los más fuertes entre las naciones, vendrán para destruir a Egipto; descargarán sus espadas contra ese país, y lo llenarán de cadáveres. 12 Yo secaré los ríos, y dejaré caer la tierra en poder de gente malvada, y por medio de gente extraña destruiré el país y todo lo que hay en él. Yo, el Señor, lo he dicho.»

13 Así ha dicho Dios el Señor:

«También voy a destruir las imágenes y los ídolos de Menfis. Voy a infundir temor en la tierra de Egipto, y no habrá más príncipes en ese país. 14 Asolaré a Patros, le prenderé fuego a Soán, y dictaré sentencia contra Tebas. 15 Sobre Sin, que es la fortaleza de Egipto, derramaré mi ira, y exterminaré a la multitud de Tebas. 16 A Egipto le prenderé fuego, Sin experimentará un gran dolor: y Tebas será destrozada, y no tendrá fin la angustia de Menfis. 17 Los jóvenes de Avén y de Pibeset caerán a filo de espada, y las mujeres irán en cautiverio.

18 »Cuando yo ponga fin al poder de Egipto, en Tafnes se oscurecerá el día, y la soberbia de su poderío llegará a su fin; todo el país se cubrirá de tinieblas, y los habitantes de sus aldeas serán llevados al cautiverio. 19 Voy a dictar sentencia contra Egipto, y así sabrán que yo soy el Señor.»

20 El día siete del mes primero del año undécimo, la palabra del Señor vino a mí, y me dijo:

21 «Date cuenta, hijo de hombre, que al rey de Egipto le he roto su poderoso brazo, y nadie se lo ha vendado ni le ha aplicado ningún medicamento; tampoco se lo han ligado con un torniquete para darle la fuerza suficiente de sostener la espada.»

22 Por tanto, así ha dicho Dios el Señor:

«Yo estoy en contra del faraón, el rey de Egipto. Y voy a quebrarle los brazos, lo mismo el fuerte que el fracturado, para que la espada se le caiga de las manos. 23 Voy a esparcir a los egipcios por todas las naciones; voy a dispersarlos por todos los países. 24 Fortaleceré los brazos del rey de Babilonia, y en sus manos pondré mi espada. Pero al faraón le quebraré los brazos, y delante del rey de Babilonia lanzará gemidos de agonía. 25 Sí, fortaleceré los brazos del rey de Babilonia, y los brazos del faraón se abatirán. Cuando yo ponga mi espada en las manos del rey de Babilonia, y él la deje caer sobre Egipto, sabrán que yo soy el Señor. 26 Yo esparciré a los egipcios por todas las naciones; yo los dispersaré por todos los países. Así sabrán que yo soy el Señor.»

31 El día primero del mes tercero del año undécimo, la palabra del Señor vino a mí, y me dijo:

«Hijo de hombre, dile al faraón, rey de Egipto, y a su pueblo: ¿A quién te puedes comparar en arrogancia? Fíjate que Asiria era como un cedro del Líbano, con hermosas ramas, frondoso ramaje e impresionante altura. ¡Su copa se alzaba sobre un espeso ramaje! Las aguas lo hicieron crecer, el abismo lo encumbró; sus ríos corrían alrededor de su tronco, y compartía sus corrientes con todos los árboles del bosque. Fue así como llegó a ser más alto que todos los árboles del bosque; sus ramas se multiplicaron y, gracias a la abundancia de agua, el ramaje que había echado se extendió. En sus ramas anidaban todas las aves del cielo, y bajo su sombra parían todas las bestias del campo. ¡Muchas naciones se acogían a su sombra! Con sus ramas extendidas llegó a ser muy grande y hermoso, porque estaba plantado junto a muchas aguas. No había en el huerto de Dios cedro que lo cubriera;(B) las ramas de las hayas no eran comparables a las suyas, ni el ramaje de los castaños se le podía comparar. ¡Ningún árbol del huerto de Dios era semejante a él en hermosura! Con su tupido ramaje yo lo embellecí; todos los árboles que estaban en Edén, en el huerto de Dios, lo envidiaban.»

10 Por lo tanto, así ha dicho Dios el Señor:

«Puesto que su corazón se ha enaltecido por causa de la altura que ha alcanzado, y por haberse levantado por encima de las ramas más altas, 11 yo lo he desechado y voy a entregarlo en manos de un pueblo poderoso, que lo tratará según su maldad. 12 Naciones extrañas y poderosas lo destruirán y lo derribarán; sus ramas caerán por todos los montes y los valles; su ramaje quedará resquebrajado por todos los arroyos de la tierra, y todos los pueblos de la tierra se alejarán de su sombra y lo abandonarán. 13 Sobre sus ruinas harán su habitación todas las aves del cielo, y sobre sus ramas se echarán todas las bestias del campo, 14 para que ningún árbol vuelva a engreírse por su altura ni levante su copa por encima de la espesura, aun cuando esté bien regado y crezca junto a las aguas, porque todos están destinados a morir e irse a las profundidades de la tierra, como los hijos de los hombres, que descienden a la fosa.»

15 Así ha dicho Dios el Señor:

«El día que ese cedro descendió al sepulcro, le ordené al abismo guardar luto por él; detuve sus ríos, y las muchas aguas dejaron de correr. Por él cubrí de tinieblas al Líbano, y todos los árboles del bosque se secaron. 16 Cuando lo hice descender al sepulcro, junto con todos los que bajan al sepulcro, con el estruendo de su caída hice temblar a las naciones. En las profundidades de la tierra, todos los mejores árboles del Edén y del Líbano, todos los que beben aguas, fueron consolados. 17 Ellos también descendieron al sepulcro con él y con los que murieron a filo de espada, con los que fueron su punto de apoyo, con los que estuvieron a su sombra en medio de las naciones. 18 ¿Qué árbol, entre los árboles del Edén, puede compararse contigo en gloria y en grandeza? Sin embargo, caerás a lo más profundo de la tierra, junto con los árboles de Edén, y yacerás entre los incircuncisos, junto con los que murieron a filo de espada.

»Esto es el faraón y toda su grandeza.»

Palabra de Dios el Señor.

32 El día primero del mes duodécimo del año duodécimo, la palabra del Señor vino a mí, y me dijo:

«Hijo de hombre, entona un lamento por el faraón, el rey de Egipto, que diga:

»Entre las naciones, te pareces a un león;
en los mares, eres semejante a un dragón.
Con las patas enturbias el agua y secas los ríos,
mientras chapoteas en sus riberas.»

Así ha dicho Dios el Señor:

«Voy a lanzar mi red sobre ti, y con ella muchos ejércitos te sacarán del agua. Te pondré en tierra, te tenderé sobre el suelo, y dejaré que todas las aves del cielo se posen sobre ti. ¡Contigo saciaré el hambre de todas las fieras salvajes! Pondré tus restos sobre los montes, y llenaré los valles con tus cadáveres. Con tu sangre regaré la tierra donde ahora nadas, hasta la cumbre los montes, y con ella se llenarán los arroyos. Cuando te hayas consumido, haré que se oscurezcan los cielos y se eclipsen las estrellas; cubriré de nubes el sol, y la luna dejará de brillar.(C) Por tu culpa haré que se apaguen todos los astros del cielo, y cubriré de tinieblas tu país.

Palabra de Dios el Señor.

»Cuando lleve a tu pueblo al cautiverio entre las naciones, a países que no conocías, haré que el corazón de muchos pueblos se entristezca. 10 Cuando por tu culpa haga yo que mi espada resplandezca delante de sus rostros, dejaré atónitos a muchos pueblos; el día que caigas, los reyes de esos pueblos quedarán grandemente horrorizados, y todos ellos se sobresaltarán a cada instante.»

11 Sí, así ha dicho Dios el Señor:

«Sobre ti va a caer la espada del rey de Babilonia. 12 Voy a hacer que tu pueblo caiga bajo la espada de poderosos guerreros. Todos ellos serán soldados de naciones poderosas, y acabarán con la soberbia de Egipto. ¡Todos tus ejércitos serán derrotados! 13 Nunca más ningún pie humano ni pezuña animal volverá a enturbiar las aguas de tus ríos, porque yo voy a destruir a todos tus ganados. 14 Después de eso dejaré que las aguas se asienten, para que sus ríos vuelvan a correr como el aceite.

Palabra de Dios el Señor.

15 »Cuando yo haya asolado la tierra de Egipto y acabado con todos sus habitantes, y la tierra quede despojada de todo lo que en ella había, sabrán que yo soy el Señor.

16 »Este lamento lo cantarán las hijas de las naciones. Lo cantarán por Egipto y por todos sus ejércitos.»

Palabra de Dios el Señor.

17 El día quince del mes duodécimo del año duodécimo, la palabra del Señor vino a mí, y me dijo:

18 «Hijo de hombre, entona un lamento por el ejército de Egipto. Arrójalo a lo profundo de la tierra, junto con los que bajan al sepulcro, y con él arroja a las hijas de las naciones poderosas. 19 Se creía muy hermoso, pero ahora ha caído y yace junto con los incircuncisos. 20 Ha caído entre los que murieron a filo de espada, pues a la espada fue entregado, junto con todos sus ejércitos. 21 Allá, en el sepulcro, hablarán de ellos los guerreros más aguerridos, y también sus aliados, los cuales quedaron tendidos junto con los incircuncisos que murieron a filo de espada.

22 »Allí está Asiria con todo su ejército. A su alrededor están los sepulcros de todos ellos, pues cayeron a filo de espada. 23 Todos ellos sembraron el terror en la tierra de los vivientes, pero ahora sus sepulcros están al lado de la gran fosa; ¡su ejército es un conjunto de sepulcros!

24 »Allí está Elam con todo su ejército. A su lado están los sepulcros de todos ellos, pues cayeron a filo de espada. Sembraron el terror en la tierra de los vivientes, pero bajaron incircuncisos a lo más profundo de la tierra; ¡se llevaron su confusión con los que descienden al sepulcro! 25 Entre los muertos yace tendido con todo su ejército, rodeado de sepulcros, todos ellos de incircuncisos muertos a filo de espada. Sembraron el terror en la tierra de los vivientes, pero se llevaron su confusión con los que descienden al sepulcro. Y allí quedó, entre los muertos.

26 »Allí están Mesec y Tubal, con todos sus ejércitos. A su lado están los sepulcros de todos ellos, de incircuncisos muertos a filo de espada, porque sembraron el terror en la tierra de los vivientes. 27 No yacen con los guerreros incircuncisos que murieron y descendieron al sepulcro con sus armas de guerra, y cuyas espadas fueron puestas debajo de su cabeza, pero sus pecados recaerán sobre sus huesos, porque estos guerreros sembraron el terror en la tierra de los vivientes. 28 Y tú también, Egipto, quedarás sin vida entre los incircuncisos; ¡quedarás tendido entre los que murieron a filo de espada!

29 »Allí está Edom, con sus reyes y todos sus príncipes. Con todo su poderío, quedaron tendidos entre los que murieron a filo de espada, y ahora yacen entre los incircuncisos que descienden al sepulcro.

30 »Allí están todos los príncipes del norte, y todos los sidonios. Aunque sembraron el terror, ahora yacen entre los muertos, entre los incircuncisos que murieron a filo de espada. Avergonzados de su poderío, ahora comparten su confusión con los que descienden al sepulcro.

31 »Cuando el faraón vea a todos estos, se consolará de haber perdido a todos sus ejércitos, pues el faraón y todos sus ejércitos morirán a filo de espada.

Palabra de Dios el Señor.

32 »Aunque el faraón y todo su ejército sembraron el terror en la tierra de los vivientes, también ellos quedarán tendidos, entre los incircuncisos que murieron a filo de espada.»

Palabra de Dios el Señor.