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16 Pero yo no te presioné
para pedirte desgracias;
tampoco estuve deseando
la llegada de un día infausto.
Tú conoces lo que han dicho mis labios,
pues lo han dicho en tu presencia.
17 No seas para mí causa de terror,
tú eres mi refugio en la desgracia.
18 ¡Fracasen mis perseguidores,
no sea yo el fracasado;
que sientan ellos terror,
no sea yo el aterrado!
¡Envíales el día funesto,
destrózalos con doble destrozo!

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