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21 Yo te planté, como vid selecta,
    con semilla genuina.
¿Cómo es que te has convertido
    en una vid degenerada y extraña?
22 Aunque te laves con lejía,
    y te frotes con mucho jabón,
ante mí seguirá presente
    la mancha de tu iniquidad
            —afirma el Señor omnipotente—.

23 »¿Cómo puedes decir:
    “No me he contaminado,
    ni me he ido tras los baales”?
¡Considera tu conducta en el valle!
    ¡Reconoce lo que has hecho!
¡Camella ligera de cascos,
    que no puedes quedarte quieta!

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