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La señal de los higos buenos y malos

24 Después de que Nabucodonosor, rey de Babilonia, llevó cautivo a su país a Jeconías hijo de Joacín, rey de Judá, junto con los príncipes de Judá y los artesanos y herreros de Jerusalén,(A) el Señor me mostró dos cestas de higos, las cuales estaban puestas delante del templo del Señor. En una de las cestas había uno higos tan buenos que parecían brevas; en la otra cesta había unos higos tan malos que no se podían comer. El Señor me dijo:

«¿Qué es lo que ves, Jeremías?»

Yo le contesté:

«Veo unos higos muy buenos, y otros muy malos, tan malos que no se pueden comer.»

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