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15 Pero una cosa sí les digo: Si me matan serán culpables de la muerte de un inocente, y la responsabilidad recaerá sobre esta ciudad y cuantos en ella viven, porque es absolutamente cierto que el Señor fue quien me envió a decir cada una de las palabras que de mí han oído.

16 Los dignatarios y el pueblo dijeron al sacerdote y a los falsos profetas:

―Este hombre no es digno de muerte, pues nos ha hablado en nombre del Señor nuestro Dios.

17 Entonces uno de los sabios ancianos se puso de pie y habló a todo el pueblo que lo rodeaba:

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