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En cuanto al profeta que profetiza paz, cuando su palabra se cumpla, se reconocerá que a tal profeta verdaderamente lo ha enviado el SEÑOR.

10 Entonces el profeta Ananías quitó el yugo del cuello del profeta Jeremías y lo rompió. 11 Y Ananías habló en presencia de todo el pueblo, diciendo:

—Así ha dicho el SEÑOR: “De esta manera romperé el yugo de Nabucodonosor, rey de Babilonia, del cuello de todas las naciones, dentro de dos años”.

Y Jeremías se fue por su camino.

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