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Cuando todo estuvo terminado, Jeremías le dijo a Baruc:

―Ya que estoy preso aquí, lee tú el rollo en el templo el próximo día de Ayuno, porque ese día habrá allí gente de todo Judá. Quizá todavía se vuelvan de sus malas conductas y le pidan al Señor perdón antes que sea demasiado tarde, aunque ya se les hayan echado estas predicciones de castigo de Dios.

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