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Los caldeos les prendieron fuego al palacio del rey y a las casas del pueblo, y derribaron las murallas de Jerusalén. A los que quedaron con vida en la ciudad, y a los que se habían pasado a su bando, y a todos los sobrevivientes del pueblo, Nabuzaradán, capitán de la guardia, los llevó cautivos a Babilonia. 10 Sin embargo, el capitán Nabuzaradán dejó en Judá a la gente pobre, que no tenía nada, y les dio viñas y terrenos.

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