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SEÑOR, lo que tú buscas
    es que tu pueblo sea fiel.
Les diste una bofetada,
    pero no sintieron nada.
Los hiciste picadillo,
    pero no aceptaron la disciplina.
Son más tercos que una roca;
    se niegan a cambiar su manera de pensar y de vivir.

Entonces me dije: «Esos son sólo los pobres e ignorantes,
    por eso actúan así.
No conocen el camino del SEÑOR
    ni lo que Dios ha ordenado.
Iré entonces a la gente rica e importante
    y les hablaré.
De seguro ellos conocen el camino del SEÑOR
    y lo que él ha ordenado».
Pero todos ellos también habían quebrado el yugo
    y roto las ataduras.

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