Israel abandona a Dios

La palabra del Señor vino a mí y me dijo: «Ve y proclama a oídos de Jerusalén que así dice el Señor:

»“Recuerdo la fidelidad de tu juventud,
    tu amor de novia,
cuando me seguías por el desierto,
    por tierras no cultivadas.
Israel estaba consagrado al Señor,
    era las primicias de su cosecha;
todo el que comía de él sufría las consecuencias,
    les sobrevenía la calamidad”»,
    afirma el Señor.

¡Escuchen la palabra del Señor, descendientes de Jacob,
    todas las familias del pueblo de Israel!

Así dice el Señor:

«¿Qué injusticia vieron en mí sus antepasados
    que se alejaron tanto de mí?
Se fueron tras ídolos sin valor
    y en algo sin valor se convirtieron.
Nunca preguntaron:
“¿Dónde está el Señor
    que nos hizo subir de Egipto,
que nos guio por el desierto,
    por tierra árida y accidentada,
por tierra reseca y tenebrosa,
    por tierra que nadie transita
    y en la que nadie vive?”.
Yo los traje a una tierra fértil,
    para que comieran de sus buenos frutos.
Pero ustedes vinieron y contaminaron mi tierra;
    hicieron de mi heredad algo abominable.
Nunca preguntaron los sacerdotes:
    “¿Dónde está el Señor?”.
Los que se ocupaban de la Ley jamás me conocieron;
    los pastores se rebelaron contra mí,
profetizaron en nombre de Baal
    y se fueron tras dioses que para nada sirven.

»Por eso, aún voy a entablar un litigio contra ustedes,
    y también litigaré contra los hijos de sus hijos»,
    afirma el Señor.
10 «Crucen a las costas de Chipre y miren;
    envíen mensajeros a Cedar[a] e infórmense bien;
    fíjense si ha sucedido algo semejante:
11 ¿Hay alguna nación que haya cambiado de dioses,
    a pesar de que no son dioses?
¡Pues mi pueblo ha cambiado su Gloria
    por lo que no sirve para nada!
12 ¡Espántense, cielos, ante esto!
    ¡Tiemblen y queden horrorizados!»,
    afirma el Señor.
13 «Dos son los pecados que ha cometido mi pueblo:
    Me han abandonado a mí,
    fuente de agua viva,
y han cavado sus propias cisternas,
    cisternas rotas que no retienen agua.
14 ¿Acaso es Israel un esclavo?
    ¿Nació en la esclavitud?
    ¿Por qué entonces se ha convertido en presa?
15 Los leones rugieron contra él,
    lanzaron fuertes gruñidos.
Dejaron desolado su país,
    sus ciudades fueron incendiadas
    y ya nadie las habita.
16 Para colmo de males, los de Menfis[b] y los de Tafnes
    te raparon la cabeza.
17 ¿No te ha pasado todo esto
    por haber abandonado al Señor tu Dios,
    mientras él te guiaba por el camino?
18 Y ahora, ¿qué sacas con ir a Egipto
    a beber agua del Nilo?[c]
¿Qué sacas con ir a Asiria
    a beber agua del Éufrates?
19 Tu maldad te castigará,
    tu infidelidad te recriminará.
Ponte a pensar cuán malo y amargo
    es abandonar al Señor tu Dios
    y no sentir temor de mí»,
    afirma el Señor, el Señor de los Ejércitos.

20 «Desde hace mucho quebraste el yugo;
    te quitaste las ataduras
    y dijiste: “¡No quiero servirte!”.
Sobre toda colina alta
    y bajo todo árbol frondoso,
    te entregaste a la prostitución.
21 Yo te planté, como vid selecta,
    con semilla genuina.
¿Cómo es que te has convertido
    en una vid degenerada y extraña?
22 Aunque te laves con lejía
    y te frotes con mucho jabón,
    ante mí seguirá presente la mancha de tu iniquidad»,
    afirma el Señor y Dios.
23 «¿Cómo puedes decir:
    “No me he contaminado
    ni me he ido tras los baales”?
¡Considera tu conducta en el valle!
    ¡Reconoce lo que has hecho!
¡Camella joven y arisca
    que corre para todos lados!
24 ¡Asna salvaje acostumbrada al desierto!
    Cuando ardes en deseos, olfateas el viento;
    cuando estás en celo, no hay quien te detenga.
Ningún macho que te busque tiene que fatigarse:
    cuando estás en celo, fácilmente te encuentra.
25 No andes con pies descalzos, que te lastimas,
    ni dejes que la garganta se te reseque.
Pero tú insistes: “¡No tengo remedio!
    Amo a dioses extraños
    y tras ellos me iré”.

26 »El pueblo de Israel se avergonzará,
    junto con sus reyes y sus oficiales,
sacerdotes y profetas,
    como se avergüenza el ladrón cuando lo descubren.
27 A un trozo de madera le dicen:
    “Tú eres mi padre”,
y a una piedra le repiten:
    “Tú me has dado a luz”.
Me han vuelto la espalda;
    no quieren darme la cara.
Pero les llega la desgracia y me dicen:
    “¡Levántate y sálvanos!”.
28 ¿Dónde están, Judá, los dioses que te fabricaste?
    ¡Tienes tantos dioses como ciudades!
¡Diles que se levanten!
    ¡A ver si te salvan cuando caigas en desgracia!

29 »¿Por qué litigan conmigo?
    Todos ustedes se han rebelado contra mí»,
    afirma el Señor.
30 «En vano castigo a tus hijos,
    pues rechazan mi corrección.
Cual si fuera un león feroz,
    la espada de ustedes devoró a sus profetas.

31 »Pero ustedes, los de esta generación, presten atención a la palabra del Señor:

»¿Acaso he sido para Israel
    un desierto o una tierra tenebrosa?
¿Por qué dice mi pueblo:
    “Somos libres, nunca más volveremos a ti”?
32 ¿Acaso una joven se olvida de sus joyas
    o una novia de su atavío?
¡Pues hace muchísimo tiempo
    que mi pueblo se olvidó de mí!
33 ¡Qué hábil eres para conseguir amantes!
    ¡Hasta las malas mujeres han aprendido de ti!
34 Tienes la ropa manchada de sangre,
    de sangre de gente pobre e inocente,
    a los que nunca sorprendiste robando.
Por todo esto 35 te voy a juzgar:
    por alegar que no has pecado,
por insistir en tu inocencia,
    por afirmar: “¡Dios ya no está enojado conmigo!”.
36 ¿Por qué cambias con tanta ligereza tu parecer?[d]
    Pues también Egipto te defraudará,
    como te defraudó Asiria.
37 Saldrás de allí con las manos en la cabeza,
    porque el Señor ha rechazado
a aquellos en quienes confías,
    y no prosperarás con ellos.

Footnotes

  1. 2:10 Cedar. Asentamiento de tribus beduinas en el desierto siro-arábigo.
  2. 2:16 Menfis. Lit. Nof.
  3. 2:18 Hebreo: Sijor, un brazo del río Nilo.
  4. 2:36 tu parecer. Alt. tus aliados.

El Señor y la apostasía de Israel

La palabra del Señor vino a mí, y me dijo:

«Ve y proclama a oídos de Jerusalén lo siguiente: “Así dice el Señor: ‘Me acuerdo de ti y de tu fidelidad, cuando eras joven; de tu amor de novia, cuando me seguías por el desierto, en terrenos no sembrados.’”»

Israel estaba consagrada al Señor. Era como los primeros frutos de su cosecha. Todos los que la devoraban tenían que cargar con su culpa; el mal les sobrevenía.

—Palabra del Señor.

Tú, casa de Jacob, y ustedes todas, familias de la casa de Israel: ¡escuchen la palabra del Señor! Así dice el Señor:

«¿Qué de malo hallaron en mí los padres de ustedes, que se alejaron de mí y se fueron en pos de la vanidad, con lo que se hicieron vanos? Jamás dijeron: “¿Dónde está el Señor, que nos sacó de la tierra de Egipto y nos condujo por el desierto, por tierra desierta y despoblada, por tierra seca y terriblemente sombría, por tierra que nadie transitó ni jamás habitó?”

»Yo los introduje en una tierra de abundancia, para que disfrutaran de su fruto y sus bondades; pero ustedes entraron y contaminaron mi tierra; ¡convirtieron mi heredad en algo repugnante! Jamás dijeron los sacerdotes: “¿Dónde está el Señor?”, ni tampoco los que detentaban la ley me conocieron; los guías del pueblo se rebelaron contra mí; ¡los profetas hablaron en nombre de Baal, y se fueron en pos de dioses inútiles!

»Por eso, voy a entablar un juicio contra ustedes, contra sus hijos y contra sus nietos.

—Palabra del Señor.

10 »Pasen ahora a las costas de Quitín, y fíjense; envíen observadores a Cedar, y pónganse a pensar seriamente; vean si se ha incurrido en algo semejante a esto. 11 Ninguna de esas naciones ha cambiado a sus dioses. ¡Y eso que no son dioses! Pero mi pueblo ha cambiado a su Dios glorioso por lo que no les sirve para nada. 12 Ustedes los cielos, ¡espántense al ver esto! ¡Horrorícense! ¡Llénense de angustia!

—Palabra del Señor.

13 »Son dos los males en que ha incurrido mi pueblo: Me han dejado a mí, que soy fuente de agua viva, y han cavado sus propias cisternas, ¡tan agrietadas que no retienen el agua!

14 »¿Acaso eres siervo, Israel? ¿O esclavo? ¿Por qué, entonces, te tratan como a botín de guerra? 15 Los cachorros de león rugen contra ti; gruñen con fuerza y devastan tu tierra; ¡queman tus ciudades y las dejan sin habitantes! 16 ¡Hasta la gente de Menfis y de Tafnes te ha roto la coronilla! 17 Y esto te sucedió por haber dejado al Señor tu Dios, cuando él te conducía por el camino. 18 Dime, pues, ¿qué esperas hallar en el camino de Egipto, que sacias tu sed en el Nilo? ¿Qué esperas hallar en el camino de Asiria, que sacias tu sed en el Éufrates? 19 Tu maldad te castigará, y tus rebeldías te condenarán. ¡Date cuenta! Ve cuán malo y amargo ha sido el que hayas dejado al Señor tu Dios, y el no tener temor de mí.

—Palabra del Señor, el Dios de los ejércitos.

20 »Tú, desde hace mucho tiempo rompiste el yugo y te quitaste las ataduras. Tú dijiste: “No quiero servir.” Tú, en la cima de cualquier monte elevado, o a la sombra de cualquier árbol frondoso, te entregaste como una cualquiera. 21 Yo te planté de una vid escogida, de simiente de pura cepa. ¿Cómo es que me resultaste un sarmiento de vid extraña? 22 Aunque te laves con lejía, y te enjabones demasiado, no se borra de mi vista la mancha de tu pecado.

—Palabra de Dios el Señor.

23 »¿Cómo te atreves a decir: “No soy inmunda. Nunca me fui en pos de los baales”? ¡Mira cómo te has conducido en el valle! ¡Reconoce lo que has hecho, dromedaria fácil que te apartas del camino; 24 asna montés habituada al desierto. Cuando buscas al macho, olfateas el viento, ¡y nadie puede controlar tu lujuria! Cuando buscas al macho, ¡a éste no le cuesta ningún trabajo encontrarte! 25 Pues ten cuidado. No andes descalza. No dejes que la sed te reseque la garganta. Pero tú respondes: “No hay caso; ¡ya no tengo remedio! He tenido amoríos con extraños, y tras ellos me iré.”

26 »Pero la casa de Israel tendrá que avergonzarse, y con ellos sus reyes, sus príncipes, sus sacerdotes y sus profetas, como se avergüenza el ladrón cuando es descubierto. 27 Porque a un pedazo de madera le dicen: “Tú eres mi padre”, y a una piedra: “Tú me has engendrado”. Porque me han dado la espalda, y no la cara. Pero cuando están en problemas, me dicen: “¡Levántate, y sálvanos!” 28 Dime, Judá: ¿dónde están esos dioses que te fabricaste? ¡Tienes tantos dioses como ciudades! ¡Pues que se levanten ellos, a ver si cuando estés en problemas te pueden salvar!

29 »¿Por qué entablan pleito conmigo? ¡Si todos ustedes han pecado contra mí!

—Palabra del Señor.

30 »En vano he azotado a los hijos de ustedes, pues no han asimilado el castigo. Y la espada de ustedes, como si fuera un león feroz, se devoró a los profetas. 31 Ustedes, pueblo de Israel, ¡presten atención a mi palabra! ¿Acaso yo he sido para ustedes un desierto, o un país de oscuridad? ¿Por qué dicen ustedes: “Somos libres. Nunca más volveremos a ti”? 32 ¿Acaso la doncella se olvida de sus galas? ¿Acaso la novia se olvida de su vestido de bodas? Sin embargo, ¡mi pueblo se ha olvidado de mí infinidad de veces!

33 »¿Por qué te adornas cuando sales en busca de amoríos? ¡Hasta a las rameras les has enseñado tus malas artes! 34 ¡Hasta en tu ropa puede verse la sangre de gente pobre e inocente! Y aunque nunca los viste cometer ningún delito, con todo declaras 35 que eres inocente, y que mi ira se ha apartado de ti. Pues precisamente por declarar que no has pecado, voy a llevarte a juicio. 36 ¿A qué vienen tantos cambios, tanta frivolidad? ¡Tanta vergüenza te hará pasar Egipto, como te la hizo pasar Asiria! 37 También de Egipto saldrás con las manos sobre la cabeza, porque el Señor ha rechazado a aquellos en los que confiabas. Con ellos no tendrás ningún éxito.

Apostasía de Israel

Y vino a mí la palabra del Señor, diciendo: Ve y clama a los oídos de Jerusalén, diciendo: «Así dice el Señor(A):

“De ti recuerdo el cariño[a] de tu juventud(B),
el amor de tu desposorio,
de cuando me seguías en el desierto,
por tierra no sembrada(C).
Santo era Israel para el Señor(D),
primicias(E) de su cosecha[b];
todos los que comían de ella se hacían culpables(F);
el mal venía sobre ellos” —declara el Señor».

Oíd la palabra del Señor, casa de Jacob, y todas las familias de la casa de Israel. Así dice el Señor:

¿Qué injusticia hallaron en mí vuestros padres(G),
para que se alejaran de mí
y anduvieran tras lo vano y se hicieran vanos(H)?
Tampoco dijeron: ¿Dónde está el Señor
que nos hizo subir de la tierra de Egipto(I),
que nos condujo por el desierto(J),
por una tierra de yermos y de barrancos,
por una tierra seca y tenebrosa[c],
una tierra por la que nadie pasó
y donde ningún hombre habitó?
Yo os traje a una tierra fértil,
para que comierais de su fruto y de sus delicias[d](K);
pero vinisteis y contaminasteis mi tierra,
y de mi heredad hicisteis abominación(L).
Los sacerdotes no dijeron: «¿Dónde está el Señor(M)?».
Los que se ocupaban de la ley no me conocieron(N),
los gobernantes[e] se rebelaron contra mí,
y los profetas profetizaban por Baal(O),
y andaban tras cosas que no aprovechan(P).

Por tanto, aún contenderé con vosotros(Q) —declara el Señor
y con los hijos de vuestros hijos contenderé.
10 Pasad, pues, a las islas de Quitim[f](R) y ved,
enviad gente a Cedar(S) y observad atentamente,
y ved si ha habido cosa semejante:
11 ¿Ha cambiado alguna nación sus dioses,
aunque esos no son dioses(T)?
Pues mi pueblo ha cambiado su gloria(U)
por lo que no aprovecha.
12 Espantaos, oh cielos(V), por esto,
y temblad, quedad en extremo desolados —declara el Señor.
13 Porque dos males ha hecho mi pueblo:
me han abandonado a mí,
fuente de aguas vivas(W),
y han cavado[g] para sí cisternas,
cisternas agrietadas que no retienen el agua(X).

14 ¿Es un esclavo Israel o un siervo nacido en casa(Y)?
¿Por qué se ha convertido en presa?
15 Contra él rugieron los leoncillos(Z),
rugieron fuertemente[h],
y han hecho de su tierra una desolación;
sus ciudades están quemadas, sin habitantes(AA).
16 Incluso los hombres[i] de Menfis y de Tafnes(AB)
te han afeitado[j] la coronilla(AC).
17 ¿No te ha sucedido[k] esto(AD)
por haber dejado al Señor tu Dios,
cuando Él te guiaba por el camino?
18 Y ahora, ¿qué haces en el camino a Egipto(AE)
para beber las aguas del Nilo[l](AF)?
¿O qué haces en el camino a Asiria
para beber las aguas del Eufrates[m]?
19 Te castigará tu propia maldad(AG),
y tus apostasías te condenarán(AH).
Reconoce, pues, y ve que es malo y amargo(AI)
el dejar al Señor tu Dios,
y no tener temor de mí[n](AJ) —declara el Señor, Dios[o] de los ejércitos.

20 Porque desde hace tiempo rompí[p] tu yugo(AK)
y arranqué[q] tus coyundas;
pero dijiste: «No serviré».
Porque sobre toda colina alta
y bajo todo árbol frondoso
te echabas como ramera(AL).
21 Pero yo te planté como vid escogida(AM),
toda ella de simiente genuina.
¿Cómo, pues, te has vuelto delante de mí
sarmiento degenerado de una vid extraña(AN)?
22 Aunque te laves(AO) con soda[r]
y uses mucho[s] jabón,
la mancha de tu iniquidad está aún delante de mí(AP) —declara el Señor Dios[t].
23 ¿Cómo puedes decir: «No estoy manchada(AQ),
no he ido tras los baales(AR)»?
Mira tu proceder en el valle(AS),
reconoce lo que has hecho.
Eres una camella joven y liviana que enreda sus pasos(AT),
24 asna montés acostumbrada al desierto,
que en su ardor olfatea el viento(AU).
En la época de su celo ¿quién la puede refrenar[u]?
Todos los que la busquen, no se tienen que fatigar,
en su mes la hallarán.
25 Guarda tus pies de andar descalzos
y tu garganta de la sed.
Mas dijiste: «Es en vano[v](AV).
¡No! Porque amo a los extraños,
y tras ellos andaré(AW)».
26 Como se avergüenza el ladrón cuando es descubierto,
así se ha avergonzado la casa de Israel(AX):
ellos, sus reyes, sus príncipes,
sus sacerdotes y sus profetas;
27 los que dicen al leño: «Mi padre eres tú»,
y a la piedra: «Tú me engendraste».
Porque ellos me han vuelto las espaldas,
y no el rostro(AY);
pero en el tiempo de su calamidad[w](AZ) dirán:
«Levántate y sálvanos».
28 Mas ¿dónde están tus dioses,
los que hiciste para ti(BA)?
Que se levanten, a ver si pueden salvarte
en el tiempo de tu calamidad[x](BB);
porque según el número de tus ciudades
son tus dioses, oh Judá(BC).

29 ¿Por qué contendéis conmigo?
Todos vosotros os habéis rebelado contra mí(BD) —declara el Señor.
30 En vano he herido a vuestros hijos,
no han aceptado corrección(BE).
Vuestra espada ha devorado a vuestros profetas(BF)
como león destructor.
31 ¡Oh generación, atended a la palabra del Señor!
¿He sido yo un desierto para Israel,
o una tierra de densa oscuridad(BG)?
¿Por qué dice mi pueblo: «Vaguemos libremente;
no vendremos más a ti(BH)»?
32 ¿Se olvida una virgen de sus adornos,
o una novia de su atavío[y]?
Pues mi pueblo me ha olvidado(BI)
por innumerables días.
33 ¡Qué bien preparas tu camino
para buscar amor!
Por eso aun a las malvadas[z]
has enseñado tus caminos.
34 También en tus faldas se halla
sangre de la vida de pobres inocentes(BJ);
no los encontraste forzando la entrada(BK).
Pero a pesar de todo esto,
35 aún dices: «Soy inocente,
ciertamente su ira se ha apartado de mí».
He aquí, entraré en juicio contigo(BL)
porque dices: «No he pecado(BM)».
36 ¿Por qué das tantas vueltas[aa]
cambiando tu camino(BN)?
También por Egipto serás avergonzada(BO)
como fuiste avergonzada por Asiria(BP).
37 También de allí[ab] saldrás
con las manos en la cabeza(BQ);
porque el Señor ha desechado a aquellos en quienes confías,
y no prosperarás con ellos(BR).

Footnotes

  1. Jeremías 2:2 O, la bondad
  2. Jeremías 2:3 Lit., fruto
  3. Jeremías 2:6 O, de sombra de muerte
  4. Jeremías 2:7 Lit., cosas buenas
  5. Jeremías 2:8 Lit., pastores
  6. Jeremías 2:10 I.e., Chipre y otras islas
  7. Jeremías 2:13 Lit., para cavar
  8. Jeremías 2:15 Lit., dieron su voz
  9. Jeremías 2:16 O, hijos
  10. Jeremías 2:16 En heb., apacentado
  11. Jeremías 2:17 Lit., ¿No te has hecho
  12. Jeremías 2:18 Heb., Shijor
  13. Jeremías 2:18 Lit., río
  14. Jeremías 2:19 Lit., y mi temor no está en ti
  15. Jeremías 2:19 Heb., YHWH, generalmente traducido Señor
  16. Jeremías 2:20 O, rompiste
  17. Jeremías 2:20 O, arrancaste
  18. Jeremías 2:22 I.e., carbonato sódico
  19. Jeremías 2:22 Lit., y hagas que sea mucho para ti el
  20. Jeremías 2:22 Heb., YHWH, generalmente traducido Señor
  21. Jeremías 2:24 O, desviar
  22. Jeremías 2:25 O, Es algo desesperado
  23. Jeremías 2:27 O, mal
  24. Jeremías 2:28 O, mal
  25. Jeremías 2:32 Lit., cinta
  26. Jeremías 2:33 O, con maldades
  27. Jeremías 2:36 O, eres tan frívola
  28. Jeremías 2:37 Lit., este

Jehová y la apostasía de Israel

Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: Anda y clama a los oídos de Jerusalén, diciendo: Así dice Jehová: Me he acordado de ti, de la fidelidad de tu juventud, del amor de tu desposorio, cuando andabas en pos de mí en el desierto, en tierra no sembrada. Santo era Israel a Jehová, primicias de sus nuevos frutos. Todos los que le devoraban eran culpables; mal venía sobre ellos, dice Jehová.

Oíd la palabra de Jehová, casa de Jacob, y todas las familias de la casa de Israel. Así dijo Jehová: ¿Qué maldad hallaron en mí vuestros padres, que se alejaron de mí, y se fueron tras la vanidad y se hicieron vanos? Y no dijeron: ¿Dónde está Jehová, que nos hizo subir de la tierra de Egipto, que nos condujo por el desierto, por una tierra desierta y despoblada, por tierra seca y de sombra de muerte, por una tierra por la cual no pasó varón, ni allí habitó hombre? Y os introduje en tierra de abundancia, para que comieseis su fruto y su bien; pero entrasteis y contaminasteis mi tierra, e hicisteis abominable mi heredad. Los sacerdotes no dijeron: ¿Dónde está Jehová? y los que tenían la ley no me conocieron; y los pastores se rebelaron contra mí, y los profetas profetizaron en nombre de Baal, y anduvieron tras lo que no aprovecha.

Por tanto, contenderé aún con vosotros, dijo Jehová, y con los hijos de vuestros hijos pleitearé. 10 Porque pasad a las costas de Quitim y mirad; y enviad a Cedar, y considerad cuidadosamente, y ved si se ha hecho cosa semejante a esta. 11 ¿Acaso alguna nación ha cambiado sus dioses, aunque ellos no son dioses? Sin embargo, mi pueblo ha trocado su gloria por lo que no aprovecha. 12 Espantaos, cielos, sobre esto, y horrorizaos; desolaos en gran manera, dijo Jehová. 13 Porque dos males ha hecho mi pueblo: me dejaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen agua.

14 ¿Es Israel siervo? ¿Es esclavo? ¿Por qué ha venido a ser presa? 15 Los cachorros del león rugieron contra él, alzaron su voz, y asolaron su tierra; quemadas están sus ciudades, sin morador. 16 Aun los hijos de Menfis y de Tafnes te quebrantaron la coronilla. 17 ¿No te acarreó esto el haber dejado a Jehová tu Dios, cuando te conducía por el camino? 18 Ahora, pues, ¿qué tienes tú en el camino de Egipto, para que bebas agua del Nilo? ¿Y qué tienes tú en el camino de Asiria, para que bebas agua del Éufrates? 19 Tu maldad te castigará, y tus rebeldías te condenarán; sabe, pues, y ve cuán malo y amargo es el haber dejado tú a Jehová tu Dios, y faltar mi temor en ti, dice el Señor, Jehová de los ejércitos.

20 Porque desde muy atrás rompiste tu yugo y tus ataduras, y dijiste: No serviré. Con todo eso, sobre todo collado alto y debajo de todo árbol frondoso te echabas como ramera. 21 Te planté de vid escogida, simiente verdadera toda ella; ¿cómo, pues, te me has vuelto sarmiento de vid extraña? 22 Aunque te laves con lejía, y amontones jabón sobre ti, la mancha de tu pecado permanecerá aún delante de mí, dijo Jehová el Señor. 23 ¿Cómo puedes decir: No soy inmunda, nunca anduve tras los baales? Mira tu proceder en el valle, conoce lo que has hecho, dromedaria ligera que tuerce su camino, 24 asna montés acostumbrada al desierto, que en su ardor olfatea el viento. De su lujuria, ¿quién la detendrá? Todos los que la buscaren no se fatigarán, porque en el tiempo de su celo la hallarán. 25 Guarda tus pies de andar descalzos, y tu garganta de la sed. Mas dijiste: No hay remedio en ninguna manera, porque a extraños he amado, y tras ellos he de ir.

26 Como se avergüenza el ladrón cuando es descubierto, así se avergonzará la casa de Israel, ellos, sus reyes, sus príncipes, sus sacerdotes y sus profetas, 27 que dicen a un leño: Mi padre eres tú; y a una piedra: Tú me has engendrado. Porque me volvieron la cerviz, y no el rostro; y en el tiempo de su calamidad dicen: Levántate, y líbranos. 28 ¿Y dónde están tus dioses que hiciste para ti? Levántense ellos, a ver si te podrán librar en el tiempo de tu aflicción; porque según el número de tus ciudades, oh Judá, fueron tus dioses.

29 ¿Por qué porfías conmigo? Todos vosotros prevaricasteis contra mí, dice Jehová. 30 En vano he azotado a vuestros hijos; no han recibido corrección. Vuestra espada devoró a vuestros profetas como león destrozador. 31 ¡Oh generación! atended vosotros a la palabra de Jehová. ¿He sido yo un desierto para Israel, o tierra de tinieblas? ¿Por qué ha dicho mi pueblo: Somos libres; nunca más vendremos a ti? 32 ¿Se olvida la virgen de su atavío, o la desposada de sus galas? Pero mi pueblo se ha olvidado de mí por innumerables días.

33 ¿Por qué adornas tu camino para hallar amor? Aun a las malvadas enseñaste tus caminos. 34 Aun en tus faldas se halló la sangre de los pobres, de los inocentes. No los hallaste en ningún delito; sin embargo, en todas estas cosas dices: 35 Soy inocente, de cierto su ira se apartó de mí. He aquí yo entraré en juicio contigo, porque dijiste: No he pecado. 36 ¿Para qué discurres tanto, cambiando tus caminos? También serás avergonzada de Egipto, como fuiste avergonzada de Asiria. 37 También de allí saldrás con tus manos sobre tu cabeza, porque Jehová desechó a aquellos en quienes tú confiabas, y no prosperarás por ellos.