34 Ya nadie tendrá que enseñar a su prójimo;
    tampoco dirá nadie a su hermano: “¡Conoce al Señor!”,
porque todos, desde el más pequeño hasta el más grande,
    me conocerán»,
    afirma el Señor.
«Porque yo perdonaré su iniquidad
    y nunca más me acordaré de sus pecados».

35 Así dice el Señor,

cuyo nombre es el Señor de los Ejércitos,
quien estableció el sol
    para alumbrar el día,
la luna y las estrellas
    para alumbrar la noche
y agita el mar
    para que rujan sus olas:
36 «Si alguna vez fallaran estos estatutos»,
    afirma el Señor,
«entonces la descendencia de Israel
    ya nunca más sería mi nación especial».

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34 »Nadie volverá a enseñar a su prójimo ni a su hermano, ni le dirá: “Conoce al Señor”, porque todos ellos, desde el más pequeño hasta el más grande, me conocerán. Y yo perdonaré su maldad, y no volveré a acordarme de su pecado.»(A)(B)

—Palabra del Señor.

35 Así ha dicho el Señor, cuyo nombre es el Señor de los ejércitos; el que ha puesto al sol la ley de alumbrar durante el día, y a la luna y las estrellas la ley de alumbrar de noche; el que agita el mar y hace que rujan sus olas:

36 «Mientras estas leyes sigan vigentes, Israel y sus descendientes serán también ante mí una nación para siempre.»

—Palabra del Señor.

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34 Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado.(A)(B)

35 Así ha dicho Jehová, que da el sol para luz del día, las leyes de la luna y de las estrellas para luz de la noche, que parte el mar, y braman sus ondas; Jehová de los ejércitos es su nombre: 36 Si faltaren estas leyes delante de mí, dice Jehová, también la descendencia de Israel faltará para no ser nación delante de mí eternamente.

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