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31 »Yo siempre me propuse
no mirar con deseos
a ninguna jovencita.
¿Y qué recibí del Dios del cielo?
¡Tan sólo la ruina y el desastre
que merecen los malhechores!
¡Tal parece que Dios no me ve
ni se fija en lo que hago!

»Yo nunca he hecho nada malo.
Nunca a nadie le he mentido.
¡Que Dios me ponga a prueba,
y verá que soy inocente!
Nunca me aparté del buen camino,
ni me dejé llevar por mis deseos.
Si se encuentra en mis manos
alguna cosa robada,
¡que otros disfruten mis cosechas,
y se queden con mis campos!

»Si acaso he esperado
que se vaya mi vecino
para estar a solas con su esposa,
10 ¡que mi esposa se convierta
en esclava y amante de otros!
11-12 Eso sería una vergüenza.
Sería un terrible castigo,
¡peor que si un incendio destructor
acabara con mis cosechas!

13 »Cuando mis esclavos
me hacían algún reclamo
siempre fui justo con ellos.
14 De otra manera,
¿cómo podría responder a Dios
si él me llamara a cuentas?
15 ¡Tanto a ellos como a mí
Dios nos hizo iguales!

16 »Jamás he dejado de atender
los ruegos de los pobres;
jamás he dejado que las viudas
se desmayen de hambre;
17 jamás he probado un bocado
sin compartirlo con los huérfanos.
18 Desde mi más temprana edad,
siempre he sido el apoyo
de huérfanos y viudas;
19 jamás he dejado que los pobres
mueran por falta de ropa.
20 Muchos me agradecieron
el abrigarlos con ropa de lana.
21 Nunca abusé de mi autoridad
para amenazar a los huérfanos.
22-23 ¡No quiero que Dios me castigue!
¡No podría resistir su poder!
Pero si acaso he actuado así,
¡que me quede yo sin brazos!

24 »Jamás he puesto mi confianza
en el poder de las riquezas;
25 jamás las muchas riquezas
me fueron motivo de orgullo.
26-27 El sol y la luna
son dos astros maravillosos,
pero jamás les he rendido culto,
ni en público ni en secreto.
28 Si hubiera cometido tal pecado,
Dios tendría que juzgarme
por haberlo traicionado.

29 »Jamás me he alegrado
de ver la desgracia de mi enemigo;
30 jamás he cometido el pecado
de pedir que le vaya mal;
31 jamás nadie visitó mi casa
sin calmar su hambre en mi mesa;
32 jamás un extraño tocó a mi puerta
sin ser invitado a pasar la noche;
33-34 a diferencia de otros,
jamás he guardado en secreto
ninguno de mis pecados,
y no por miedo a mis parientes
o por temor al qué dirán.

35 »Juro que digo la verdad.
¡Espero que el Dios todopoderoso
me escuche y me responda!
Si de algo puede acusarme,
que lo ponga por escrito.
36 Llevaré su acusación
en los hombros y en la frente.
37 Me presentaré ante Dios
con la frente en alto,
y le daré cuenta de mis actos.

38-39 »Jamás he abusado de mis tierras,
pues las he dejado descansar.
Jamás he explotado a mis trabajadores
pues les he pagado su justo salario.
40 Si lo que digo no es cierto,
¡que en vez de trigo y cebada
produzca mi tierra espinas!»

Así fue como Job dio por terminado su discurso.

Job afirma su integridad

31 Hice pacto con mis ojos;

¿Cómo, pues, había yo de mirar a una virgen?

Porque ¿qué galardón me daría de arriba Dios,

Y qué heredad el Omnipotente desde las alturas?

¿No hay quebrantamiento para el impío,

Y extrañamiento para los que hacen iniquidad?

¿No ve él mis caminos,

Y cuenta todos mis pasos?

Si anduve con mentira,

Y si mi pie se apresuró a engaño,

Péseme Dios en balanzas de justicia,

Y conocerá mi integridad.

Si mis pasos se apartaron del camino,

Si mi corazón se fue tras mis ojos,

Y si algo se pegó a mis manos,

Siembre yo, y otro coma,

Y sea arrancada mi siembra.

Si fue mi corazón engañado acerca de mujer,

Y si estuve acechando a la puerta de mi prójimo,

10 Muela para otro mi mujer,

Y sobre ella otros se encorven.

11 Porque es maldad e iniquidad

Que han de castigar los jueces.

12 Porque es fuego que devoraría hasta el Abadón,

Y consumiría toda mi hacienda.

13 Si hubiera tenido en poco el derecho de mi siervo y de mi sierva,

Cuando ellos contendían conmigo,

14 ¿Qué haría yo cuando Dios se levantase?

Y cuando él preguntara, ¿qué le respondería yo?

15 El que en el vientre me hizo a mí, ¿no lo hizo a él?

¿Y no nos dispuso uno mismo en la matriz?

16 Si estorbé el contento de los pobres,

E hice desfallecer los ojos de la viuda;

17 Si comí mi bocado solo,

Y no comió de él el huérfano

18 (Porque desde mi juventud creció conmigo como con un padre,

Y desde el vientre de mi madre fui guía de la viuda);

19 Si he visto que pereciera alguno sin vestido,

Y al menesteroso sin abrigo;

20 Si no me bendijeron sus lomos,

Y del vellón de mis ovejas se calentaron;

21 Si alcé contra el huérfano mi mano,

Aunque viese que me ayudaran en la puerta;

22 Mi espalda se caiga de mi hombro,

Y el hueso de mi brazo sea quebrado.

23 Porque temí el castigo de Dios,

Contra cuya majestad yo no tendría poder.

24 Si puse en el oro mi esperanza,

Y dije al oro: Mi confianza eres tú;

25 Si me alegré de que mis riquezas se multiplicasen,

Y de que mi mano hallase mucho;

26 Si he mirado al sol cuando resplandecía,

O a la luna cuando iba hermosa,

27 Y mi corazón se engañó en secreto,

Y mi boca besó mi mano;

28 Esto también sería maldad juzgada;

Porque habría negado al Dios soberano.

29 Si me alegré en el quebrantamiento del que me aborrecía,

Y me regocijé cuando le halló el mal

30 (Ni aun entregué al pecado mi lengua,

Pidiendo maldición para su alma);

31 Si mis siervos no decían:

¿Quién no se ha saciado de su carne?

32 (El forastero no pasaba fuera la noche;

Mis puertas abría al caminante);

33 Si encubrí como hombre mis transgresiones,

Escondiendo en mi seno mi iniquidad,

34 Porque tuve temor de la gran multitud,

Y el menosprecio de las familias me atemorizó,

Y callé, y no salí de mi puerta;

35 ¡Quién me diera quien me oyese!

He aquí mi confianza es que el Omnipotente testificará por mí,

Aunque mi adversario me forme proceso.

36 Ciertamente yo lo llevaría sobre mi hombro,

Y me lo ceñiría como una corona.

37 Yo le contaría el número de mis pasos,

Y como príncipe me presentaría ante él.

38 Si mi tierra clama contra mí,

Y lloran todos sus surcos;

39 Si comí su sustancia sin dinero,

O afligí el alma de sus dueños,

40 En lugar de trigo me nazcan abrojos,

Y espinos en lugar de cebada.

Aquí terminan las palabras de Job.