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41 (40.25) Y a Leviatán, ¿lo pescarás con un anzuelo?
¿Podrás atarle la lengua con una cuerda?
(40.26) ¿Podrás pasarle un cordel por las narices
o atravesarle con un gancho la quijada?
(40.27) ¿Acaso va a rogarte que le tengas compasión,
y a suplicarte con palabras tiernas?
(40.28) ¿Acaso harás que te prometa
ser tu esclavo toda la vida?
(40.29) ¿Jugarás con él como con un pajarito?
¿Lo atarás como juguete de tus hijas?
(40.30) ¿Se pondrán a regatear por él en el mercado?
¿Lo cortarán en pedazos para venderlo?
(40.31) ¿Podrás atravesarle el cuero con flechas,
o la cabeza con arpones?
(40.32) Si llegas a ponerle la mano encima,
te dará tal batalla que no la olvidarás,
y nunca volverás a hacerlo.

(1) Con sólo ver a Leviatán,
cualquiera se desmaya de miedo.
10 (2) Si alguien lo provoca, se pone furioso;
nadie es capaz de hacerle frente.
11 (3) ¿Quién, que se le enfrente, saldrá sano y salvo?
¡Nadie en todo el mundo!
12 (4) No dejaré de mencionar sus patas
y su fuerza sin igual.
13 (5) ¿Quién puede quitarle el cuero que lo cubre,
o atravesar su doble coraza protectora?
14 (6) ¿Quién puede abrirle el hocico,
con su cerco de terribles dientes?
15 (7) Sus lomos son hileras de escudos
cerrados y duros como la piedra.
16 (8) Tan apretados están unos contra otros,
que ni el aire puede pasar entre ellos.
17 (9) Tan unidos y trabados están,
que nadie puede separarlos.
18 (10) Sus estornudos son como relámpagos;
sus ojos brillan como el sol cuando amanece.
19 (11) De su hocico salen llamaradas
y se escapan chispas de fuego.
20 (12) De sus narices sale humo,
como de una caldera que hierve al fuego.
21 (13) Su aliento enciende las brasas,
de su hocico salen llamas.
22 (14) Su cuello es tan fuerte
que ante él todos se llenan de miedo.
23 (15) Aun la parte carnosa de su cuerpo
es dura e impenetrable, como hierro fundido.
24 (16) Tiene el corazón duro como la roca,
duro como piedra de moler.
25 (17) Cuando él se levanta, los dioses se espantan
y huyen llenos de terror.
26 (18) Ni espada ni lanza ni flecha ni dardo
sirven de nada para atacarlo.
27 (19) Para él, el hierro es como paja,
y el bronce como madera podrida.
28 (20) Las flechas no lo hacen huir;
lanzarle piedras es como lanzarle paja.
29 (21) Un golpe de mazo le es como un golpe de caña;
se ríe al oír silbar las jabalinas.
30 (22) Cuando se arrastra, abre surcos en el barro,
como si lo hiciera con afilados trillos.
31 (23) Hace hervir como una olla al mar profundo;
como una caldera para mezclar ungüentos.
32 (24) Va dejando en el agua una estela
blanca y brillante como melena de canas.
33 (25) No hay en la tierra nada que se le parezca;
fue hecho para no sentir miedo jamás.
34 (26) Hace frente aun a los más arrogantes,
y es el rey de todas las fieras.

41 »No puedes pescar un cocodrilo
con un simple anzuelo,
ni atarle la lengua con una cuerda.
No puedes perforarle la quijada
ni atarle el hocico.
¡Un cocodrilo no va a rogarte
que le tengas compasión,
ni va a servirte como esclavo
por el resto de su vida!
Tampoco podrás jugar con él
como juegas con los pájaros,
y atarle una cuerda a una pata
para que jueguen tus hijas.
No se despedaza un cocodrilo
para venderlo en el mercado;
¡las lanzas no le atraviesan
la piel ni la cabeza!
Si quieres sujetarlo,
acabarás peleando con él,
y te arrepentirás de hacerlo.
No tiene caso que pienses
en llegar a dominarlo;
¡con sólo verlo, caerás desmayado!
10 Si nadie puede con él,
¿quién va a poder conmigo,
que soy el Dios todopoderoso?
11 ¡Mío es todo lo que hay
debajo del cielo!
¿Quién me puede pedir cuentas?

12-13 »No olvides que el cocodrilo
tiene patas muy fuertes
una piel impenetrable,
y un cuerpo enorme
que nadie puede dominar.
14 No hay quien se atreva
a abrirle el enorme hocico
para ver sus filosos colmillos.
15-17 Su cuerpo está cubierto
con hileras de pequeños escudos,
que ni el aire dejan pasar.
18 Cuando el cocodrilo resopla,
sus ojos brillan más que el rayo
y que el sol del nuevo día;
19 de su hocico salen
chispas de lumbre y llamas de fuego;
20-21 lanza humo por la nariz
y fuego por la boca;
¡parece una olla puesta al fuego!
¡Un soplo suyo enciende la leña!
22 Es tan fuerte su cuello
que sólo de verlo da miedo;
23 la piel más blanda de su cuerpo
es impenetrable;
24 su pecho es firme como roca
y duro como piedra de molino.
25 Cuando el cocodrilo se sacude,
hasta los más poderosos
tiemblan y echan a correr.
26-29 No hay arma capaz de herirlo,
pues rompe el hierro como paja,
y el bronce como madera podrida;
las flechas no lo penetran,
y las piedras de las hondas
tan sólo le hacen cosquillas;
golpearlo con un martillo
es como golpearlo con una pluma.
30 Cuando se arrastra por el lodo,
abre surcos como el arado;
31 cuando se lanza al fondo del lago,
el agua parece una olla hirviendo,
32 y a su paso va dejando
una estela blanca y brillante.
33 El cocodrilo a nadie le teme,
y no hay animal que se le parezca.
34 Desprecia a los poderosos,
pues es el rey de los monstruos».