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23 Y RESPONDIÓ Job, y dijo:

Hoy también hablaré con amargura;

Que es más grave mi llaga que mi gemido.

¡Quién me diera el saber dónde hallar á Dios!

Yo iría hasta su silla.

Ordenaría juicio delante de él,

Y henchiría mi boca de argumentos.

Yo sabría lo que él me respondería,

Y entendería lo que me dijese.

¿Pleitearía conmigo con grandeza de fuerza?

No: antes él la pondría en mí.

Allí el justo razonaría con él:

Y escaparía para siempre de mi juez.

He aquí yo iré al oriente, y no lo hallaré;

Y al occidente, y no lo percibiré:

Si al norte él obrare, yo no lo veré;

Al mediodía se esconderá, y no lo veré.

10 Mas él conoció mi camino:

Probaráme, y saldré como oro.

11 Mis pies tomaron su rastro;

Guardé su camino, y no me aparté.

12 Del mandamiento de sus labios nunca me separé;

Guardé las palabras de su boca más que mi comida.

13 Empero si él se determina en una cosa, ¿quién lo apartará?

Su alma deseó, e hizo.

14 Él pues acabará lo que ha determinado de mí:

Y muchas cosas como estas hay en él.

15 Por lo cual yo me espanto en su presencia:

Consideraré, y temerélo.

16 Dios ha enervado mi corazón,

Y hame turbado el Omnipotente.

17 ¿Por qué no fuí yo cortado delante de las tinieblas,

Y cubrió con oscuridad mi rostro?