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¿Quién te ayudó a pronunciar tal discurso?
    ¿Qué espíritu ha hablado por tu boca?»

Bildad reanuda su discurso

«Un estremecimiento invade a los muertos,
    a los que habitan debajo de las aguas.
Ante Dios, queda el sepulcro al descubierto;
    nada hay que oculte a este destructor.

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