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19 »¿Acaso tú dotaste al caballo de su fuerza?
¿Cubriste acaso su cuello de ondulantes crines?
20 ¿Puedes asustarlo, como si fuera una langosta?
¡Si un resoplido suyo asusta a cualquiera!
21 Tan fuerte es que escarba el suelo con sus cascos,
y así se apresta a entrar en combate.

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