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Ha arruinado mi vid
    y destrozado mi higuera;
las peló completamente
    y dejó desnudas sus ramas.

La gente llora

Llora, como una novia que no encuentra consuelo tierra mía,
    y se viste de luto por la muerte de su prometido.
Lloren amargamente,
    sacerdotes, siervos del SEÑOR,
porque ya no quedará vino ni grano
    para ofrecer en el templo del SEÑOR.

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