Add parallel Print Page Options

Me hundí hasta el cimiento de los montes;
la tierra se cerraba tras de mí para siempre.
Sin embargo tú, Señor Dios mío,
me hiciste salir vivo de la tumba.
Estando ya sin aliento,
me acordé del Señor
y elevé hacia ti mi oración,
hacia tu santo Templo.
Los que adoran a ídolos vanos,
es que han olvidado tu amor.

Read full chapter