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16 La séptima vez, mientras los sacerdotes tocaban sus trompetas, Josué ordenó a la gente: «¡Griten! ¡El Señor nos ha entregado la ciudad!».

17 Él les había dicho previamente: «Mátenlos a todos, menos a Rajab la prostituta y a los que estén en su casa, porque ella protegió a nuestros espías. 18 No tomen botín porque todo debe ser destruido. Si no lo hacen, toda la nación de Israel sufrirá un gran desastre.

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