14 (A)y encontró en el templo a los que vendían bueyes, ovejas y palomas, y a los que cambiaban dinero allí sentados. 15 Y haciendo un azote de cuerdas, echó a todos fuera del templo, con las ovejas y los bueyes; desparramó las monedas de los cambistas y volcó las mesas; 16 y dijo a los que vendían palomas(B): Quitad esto de aquí; no hagáis de la casa de mi Padre(C) una casa de comercio.

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14 y halló en el templo a los que vendían bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas allí sentados. 15 Y haciendo un azote de cuerdas, echó fuera del templo a todos, y las ovejas y los bueyes; y esparció las monedas de los cambistas, y volcó las mesas; 16 y dijo a los que vendían palomas: Quitad de aquí esto, y no hagáis de la casa de mi Padre casa de mercado.

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14 Y en el Templo[a] halló a los que vendían bueyes, ovejas y palomas, y también a otros que, instalados en sus mesas, cambiaban dinero. 15 Entonces, haciendo un látigo de cuerdas, echó a todos del Templo, juntamente con sus ovejas y sus bueyes; regó por el suelo las monedas de los que cambiaban dinero y derribó sus mesas. 16 A los que vendían las palomas les dijo:

—¡Saquen esto de aquí! ¡No conviertan la casa de mi Padre en un mercado!

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Footnotes

  1. 2:14 Es decir, en el área general del Templo; en vv. 19-21 el término griego significa santuario.

Jesús echa a los mercaderes del templo

12 (A)Y entró Jesús en el templo y echó fuera a todos los que compraban y vendían en el templo, y volcó las mesas de los cambistas(B) y los asientos de los que vendían las palomas(C). 13 Y les dijo*: Escrito está: «Mi casa será llamada casa de oración(D)», pero vosotros la estáis haciendo cueva de ladrones(E). 14 Y en el templo se acercaron a Él los ciegos y los cojos, y los sanó(F). 15 Pero cuando los principales sacerdotes y los escribas vieron las maravillas que había hecho, y a los muchachos que gritaban en el templo y que decían: ¡Hosanna al Hijo de David(G)!, se indignaron 16 y le dijeron: ¿Oyes lo que estos dicen? Y Jesús les respondió*: Sí, ¿nunca habéis leído: «De la boca de los pequeños y de los niños de pecho te has preparado alabanza(H)»? 17 Y dejándolos, salió fuera de la ciudad, a Betania(I), y se hospedó allí.

La higuera estéril

18 (J)Por la mañana, cuando regresaba a la ciudad, tuvo hambre. 19 Y al ver una higuera junto al camino, se acercó a ella, pero no halló nada en ella sino solo hojas, y le dijo*: Nunca jamás brote fruto de ti. Y al instante se secó la higuera(K). 20 Al ver esto, los discípulos se maravillaron y decían: ¿Cómo es que la higuera se secó al instante? 21 Respondiendo Jesús, les dijo: En verdad os digo que si tenéis fe(L) y no dudáis, no solo haréis lo de la higuera, sino que aun si decís a este monte: «Quítate y échate al mar», así sucederá. 22 Y todo lo que pidáis en oración, creyendo, lo recibiréis(M).

La autoridad de Jesús puesta en duda

23 (N)Cuando llegó Jesús[a] al templo, los principales sacerdotes y los ancianos del pueblo se le acercaron mientras enseñaba(O), diciendo: ¿Con qué autoridad haces estas cosas, y quién te dio esta autoridad? 24 Y respondiendo Jesús, les dijo: Yo también os haré una pregunta[b], que si me la contestáis, yo también os diré con qué autoridad hago estas cosas. 25 ¿De dónde era el bautismo de Juan?, ¿del cielo o de los hombres? Y ellos discurrían entre sí, diciendo: Si decimos: «Del cielo», Él nos dirá: «Entonces, ¿por qué no le creísteis?». 26 Y si decimos: «De los hombres», tememos a la multitud; porque todos tienen a Juan por profeta(P). 27 Y respondiendo a Jesús, dijeron: No sabemos. Él a su vez[c] les dijo: Tampoco yo os diré[d] con qué autoridad hago estas cosas. 28 Pero, ¿qué os parece? Un hombre tenía dos hijos, y llegándose al primero, le dijo: «Hijo, ve, trabaja hoy en la viña(Q)». 29 Y respondiendo él, dijo: «No quiero»; pero después, arrepentido, fue[e]. 30 Y llegándose al otro, le dijo lo mismo; pero él respondió y dijo: «Yo iré, señor»; y no fue[f]. 31 ¿Cuál de los dos hizo la voluntad del padre? Ellos dijeron*: El primero[g]. Jesús les dijo*: En verdad os digo que los recaudadores de impuestos[h] y las rameras entran en el reino de Dios antes que vosotros(R). 32 Porque Juan vino a vosotros en camino de justicia y no le creísteis, pero los recaudadores de impuestos y las rameras le creyeron(S); y vosotros, viendo esto, ni siquiera os arrepentisteis después para creerle.

Parábola de los labradores malvados

33 Escuchad otra parábola. (T)Había una vez un hacendado[i] que planto(U) una viña y la cerco con un muro(V), y cavo en ella un lagar y edifico una torre(W), la arrendó a unos labradores y se fue de viaje(X). 34 Y cuando se acercó el tiempo de la cosecha[j], envió sus siervos(Y) a los labradores para recibir sus frutos. 35 Pero los labradores, tomando a los siervos, a uno lo golpearon, a otro lo mataron y a otro lo apedrearon. 36 Volvió a mandar otro grupo de siervos(Z), mayor que el primero; y les hicieron lo mismo. 37 Finalmente les envió a su hijo, diciendo: «Respetarán a mi hijo». 38 Pero cuando los labradores vieron al hijo, dijeron entre sí: «Este es el heredero; venid, matémoslo y apoderémonos de su heredad». 39 Y echándole mano, lo arrojaron fuera de la viña y lo mataron. 40 Cuando venga, pues, el dueño[k] de la viña, ¿qué hará a esos labradores? 41 Ellos le dijeron*: Llevará a esos miserables a un fin lamentable, y arrendará la viña a otros labradores(AA) que le paguen los frutos a su tiempo. 42 Jesús les dijo*: ¿Nunca leísteis en las Escrituras:

«La piedra que desecharon los constructores,
esa, en piedra angular[l] se ha convertido;
esto fue hecho de parte del Señor,
y es maravilloso a nuestros ojos(AB)»?

43 Por eso os digo que el reino de Dios os será quitado y será dado a una nación que produzca sus frutos. 44 Y el que caiga sobre esta piedra será hecho pedazos; pero sobre quien ella caiga(AC), lo esparcirá como polvo. 45 Al oír sus parábolas los principales sacerdotes y los fariseos, comprendieron que hablaba de ellos. 46 Y cuando procuraron prenderle, tuvieron miedo de la multitud(AD), porque le tenían por profeta(AE).

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Footnotes

  1. Mateo 21:23 Lit., El
  2. Mateo 21:24 Lit., preguntaré una palabra
  3. Mateo 21:27 Lit., también
  4. Mateo 21:27 Lit., digo
  5. Mateo 21:29 Algunos mss. dicen: Yo iré, señor, y no fue
  6. Mateo 21:30 Algunos mss. dicen: No quiero; pero después, arrepentido fue
  7. Mateo 21:31 Algunos mss. dicen: El segundo
  8. Mateo 21:31 O, publicanos; i.e., los que explotaban la recaudación de los impuestos romanos
  9. Mateo 21:33 Lit., un hombre, dueño de casa
  10. Mateo 21:34 Lit., de los frutos
  11. Mateo 21:40 Lit., el señor
  12. Mateo 21:42 Lit., cabeza del ángulo

Purificación del templo

(Mr. 11.15-19; Lc. 19.45-48; Jn. 2.13-22)

12 Y entró Jesús en el templo de Dios, y echó fuera a todos los que vendían y compraban en el templo, y volcó las mesas de los cambistas, y las sillas de los que vendían palomas; 13 y les dijo: Escrito está: Mi casa, casa de oración será llamada;(A) mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones.(B)

14 Y vinieron a él en el templo ciegos y cojos, y los sanó. 15 Pero los principales sacerdotes y los escribas, viendo las maravillas que hacía, y a los muchachos aclamando en el templo y diciendo: ¡Hosanna al Hijo de David! se indignaron, 16 y le dijeron: ¿Oyes lo que estos dicen? Y Jesús les dijo: Sí; ¿nunca leísteis:

De la boca de los niños y de los que maman

Perfeccionaste la alabanza?(C)

17 Y dejándolos, salió fuera de la ciudad, a Betania, y posó allí.

Maldición de la higuera estéril

(Mr. 11.12-14,20-26)

18 Por la mañana, volviendo a la ciudad, tuvo hambre. 19 Y viendo una higuera cerca del camino, vino a ella, y no halló nada en ella, sino hojas solamente; y le dijo: Nunca jamás nazca de ti fruto. Y luego se secó la higuera. 20 Viendo esto los discípulos, decían maravillados: ¿Cómo es que se secó en seguida la higuera? 21 Respondiendo Jesús, les dijo: De cierto os digo, que si tuviereis fe, y no dudareis, no solo haréis esto de la higuera, sino que si a este monte dijereis: Quítate y échate en el mar, será hecho.(D) 22 Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis.

La autoridad de Jesús

(Mr. 11.27-33; Lc. 20.1-8)

23 Cuando vino al templo, los principales sacerdotes y los ancianos del pueblo se acercaron a él mientras enseñaba, y le dijeron: ¿Con qué autoridad haces estas cosas? ¿y quién te dio esta autoridad? 24 Respondiendo Jesús, les dijo: Yo también os haré una pregunta, y si me la contestáis, también yo os diré con qué autoridad hago estas cosas. 25 El bautismo de Juan, ¿de dónde era? ¿Del cielo, o de los hombres? Ellos entonces discutían entre sí, diciendo: Si decimos, del cielo, nos dirá: ¿Por qué, pues, no le creísteis? 26 Y si decimos, de los hombres, tememos al pueblo; porque todos tienen a Juan por profeta. 27 Y respondiendo a Jesús, dijeron: No sabemos. Y él también les dijo: Tampoco yo os digo con qué autoridad hago estas cosas.

Parábola de los dos hijos

28 Pero ¿qué os parece? Un hombre tenía dos hijos, y acercándose al primero, le dijo: Hijo, ve hoy a trabajar en mi viña. 29 Respondiendo él, dijo: No quiero; pero después, arrepentido, fue. 30 Y acercándose al otro, le dijo de la misma manera; y respondiendo él, dijo: Sí, señor, voy. Y no fue. 31 ¿Cuál de los dos hizo la voluntad de su padre? Dijeron ellos: El primero. Jesús les dijo: De cierto os digo, que los publicanos y las rameras van delante de vosotros al reino de Dios. 32 Porque vino a vosotros Juan en camino de justicia, y no le creísteis; pero los publicanos y las rameras le creyeron;(E) y vosotros, viendo esto, no os arrepentisteis después para creerle.

Los labradores malvados

(Mr. 12.1-12; Lc. 20.9-19)

33 Oíd otra parábola: Hubo un hombre, padre de familia, el cual plantó una viña,(F) la cercó de vallado, cavó en ella un lagar, edificó una torre, y la arrendó a unos labradores, y se fue lejos. 34 Y cuando se acercó el tiempo de los frutos, envió sus siervos a los labradores, para que recibiesen sus frutos. 35 Mas los labradores, tomando a los siervos, a uno golpearon, a otro mataron, y a otro apedrearon. 36 Envió de nuevo otros siervos, más que los primeros; e hicieron con ellos de la misma manera. 37 Finalmente les envió su hijo, diciendo: Tendrán respeto a mi hijo. 38 Mas los labradores, cuando vieron al hijo, dijeron entre sí: Este es el heredero; venid, matémosle, y apoderémonos de su heredad. 39 Y tomándole, le echaron fuera de la viña, y le mataron. 40 Cuando venga, pues, el señor de la viña, ¿qué hará a aquellos labradores? 41 Le dijeron: A los malos destruirá sin misericordia, y arrendará su viña a otros labradores, que le paguen el fruto a su tiempo.

42 Jesús les dijo: ¿Nunca leísteis en las Escrituras:

La piedra que desecharon los edificadores,

Ha venido a ser cabeza del ángulo.

El Señor ha hecho esto,

Y es cosa maravillosa a nuestros ojos?(G)

43 Por tanto os digo, que el reino de Dios será quitado de vosotros, y será dado a gente que produzca los frutos de él. 44 Y el que cayere sobre esta piedra será quebrantado; y sobre quien ella cayere, le desmenuzará.

45 Y oyendo sus parábolas los principales sacerdotes y los fariseos, entendieron que hablaba de ellos. 46 Pero al buscar cómo echarle mano, temían al pueblo, porque este le tenía por profeta.

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Jesús en el Templo(A)

12 Jesús entró en el Templo[a] y echó de allí a todos los que compraban y vendían. Volcó las mesas de los que cambiaban dinero y los puestos de los que vendían palomas. 13 «Escrito está —dijo—: “Mi casa será llamada casa de oración”,[b] pero ustedes la han convertido en “cueva de ladrones”».[c]

14 Se le acercaron en el Templo ciegos y cojos y los sanó. 15 Pero, cuando los jefes de los sacerdotes y los maestros de la Ley vieron que hacía cosas maravillosas y que los niños gritaban en el Templo: «¡Hosanna al Hijo de David!», se indignaron.

16 —¿Oyes lo que esos están diciendo? —protestaron.

—Claro que sí —respondió Jesús—; ¿no han leído nunca:

»“En los labios de los pequeñitos
    y de los niños de pecho
    has puesto tu alabanza”?».[d]

17 Entonces los dejó y, saliendo de la ciudad, se fue a pasar la noche en Betania.

Se seca la higuera(B)

18 Muy de mañana, cuando volvía a la ciudad, tuvo hambre. 19 Al ver una higuera junto al camino, se acercó a ella, pero no encontró nada más que hojas.

—¡Nunca más vuelvas a dar fruto! —le dijo.

Y al instante se secó la higuera.

20 Los discípulos se asombraron al ver esto.

—¿Cómo es que se secó la higuera tan pronto? —preguntaron ellos.

21 —Les aseguro que si tienen fe y no dudan —respondió Jesús—, no solo harán lo que he hecho con la higuera, sino que podrán decir a este monte: “Quítate de ahí y tírate al mar”, y así se hará. 22 Si ustedes creen, recibirán todo lo que pidan en oración.

La autoridad de Jesús puesta en duda(C)

23 Jesús entró en el Templo y, mientras enseñaba, se acercaron los jefes de los sacerdotes y los líderes religiosos del pueblo.

—¿Con qué autoridad haces esto? —lo interrogaron—. ¿Quién te dio esa autoridad?

24 Él respondió:

—Yo también voy a hacerles una pregunta. Si me la contestan, les diré con qué autoridad hago esto. 25 El bautismo de Juan, ¿de dónde procedía? ¿Del cielo o de los hombres?

Ellos comenzaron a discutir entre sí: «Si respondemos “del cielo”, nos dirá “entonces, ¿por qué no le creyeron?”. 26 Pero si decimos “de los hombres”, tememos al pueblo, porque todos consideran que Juan era un profeta». 27 Así que respondieron a Jesús:

—No lo sabemos.

—Pues yo tampoco les voy a decir con qué autoridad hago esto —dijo Jesús.

Parábola de los dos hijos

28 »¿Qué les parece? —continuó Jesús—. Había un hombre que tenía dos hijos. Se dirigió al primero y dijo: “Hijo, ve a trabajar hoy en el viñedo”. 29 “No quiero”, contestó, pero después se arrepintió y fue. 30 Luego, el padre se dirigió al otro hijo y le pidió lo mismo. Este contestó: “Sí, señor”; pero no fue. 31 ¿Cuál de los dos hizo lo que su padre quería?».

—El primero —contestaron ellos.

Jesús dijo:

—Les aseguro que los recaudadores de impuestos y las prostitutas van delante de ustedes en el reino de Dios. 32 Porque Juan vino a señalarles el camino de la justicia y no le creyeron, pero los recaudadores de impuestos y las prostitutas sí creyeron en él. Incluso después de ver esto, ustedes no se arrepintieron para creerle.

Parábola de los labradores malvados(D)

33 »Escuchen otra parábola: Había un propietario que plantó un viñedo. Lo cercó, cavó un lagar y construyó una torre de vigilancia. Luego arrendó el viñedo a unos labradores y se fue de viaje. 34 Cuando se acercó el tiempo de la cosecha, mandó sus siervos a los labradores para recibir de estos lo que le correspondía. 35 Los labradores agarraron a esos siervos; golpearon a uno, mataron a otro y apedrearon a un tercero. 36 Después mandó otros siervos, en mayor número que la primera vez, y también los maltrataron.

37 »Por último mandó a su propio hijo, pensando: “¡A mi hijo sí lo respetarán!”. 38 Pero cuando los labradores vieron al hijo, se dijeron unos a otros: “Este es el heredero. Matémoslo para quedarnos con su herencia”. 39 Así que le echaron mano, lo arrojaron fuera del viñedo y lo mataron.

40 »Ahora bien, cuando vuelva el dueño, ¿qué hará con esos labradores?».

41 —Hará que esos malvados tengan un fin miserable —respondieron— y arrendará el viñedo a otros labradores que le darán lo que corresponde cuando llegue el tiempo de la cosecha.

42 Les dijo Jesús:

—¿No han leído nunca en las Escrituras:

»“La piedra que desecharon los constructores
    ha llegado a ser la piedra angular.
Esto ha sido obra del Señor
    y nos deja maravillados”?[e]

43 »Por eso digo que el reino de Dios se les quitará a ustedes y se le entregará a un pueblo que produzca los frutos del reino. 44 El que caiga sobre esta piedra quedará despedazado y, si ella cae sobre alguien, lo hará polvo».[f]

45 Cuando los jefes de los sacerdotes y los fariseos oyeron las parábolas de Jesús, se dieron cuenta de que hablaba de ellos. 46 Buscaban la manera de arrestarlo, pero temían a la gente, porque esta lo consideraba un profeta.

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Footnotes

  1. 21:12 Es decir, en el área general del Templo; también en vv. 14, 15 y 23.
  2. 21:13 Is 56:7.
  3. 21:13 Jer 7:11.
  4. 21:16 Sal 8:2.
  5. 21:42 Sal 118:22,23.
  6. 21:44 Var. no incluye v. 44.

Jesús echa a los mercaderes del templo

15 (A)Llegaron* a Jerusalén; y entrando Jesús en el templo comenzó a echar fuera a los que vendían y compraban en el templo, volcó las mesas de los cambistas y los asientos de los que vendían las palomas;

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Purificación del templo

(Mt. 21.12-17; Lc. 19.45-48; Jn. 2.13-22)

15 Vinieron, pues, a Jerusalén; y entrando Jesús en el templo, comenzó a echar fuera a los que vendían y compraban en el templo; y volcó las mesas de los cambistas, y las sillas de los que vendían palomas;

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15 Llegaron, pues, a Jerusalén. Jesús entró en el Templo[a] y comenzó a echar de allí a los que compraban y vendían. Volcó las mesas de los que cambiaban dinero y los puestos de los que vendían palomas,

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Footnotes

  1. 11:15 Es decir, en el área general del Templo; también en v. 16.

17 Y les enseñaba, diciendo[a]: ¿No está escrito: «Mi casa será llamada casa de oración para todas las naciones(A)»? Pero vosotros la habéis hecho cueva de ladrones(B).

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Footnotes

  1. Marcos 11:17 Lit., y les decía

17 Y les enseñaba, diciendo: ¿No está escrito: Mi casa será llamada casa de oración para todas las naciones(A)? Mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones.(B)

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17 También les enseñaba con estas palabras: «¿No está escrito:

»“Mi casa será llamada
    casa de oración para todos los pueblos”?[a]

Pero ustedes la han convertido en “cueva de ladrones”».[b]

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Jesús echa a los mercaderes del templo

45 (A)Y entrando en el templo, comenzó a echar fuera a los que vendían, 46 diciéndoles: Escrito está: «Y mi casa será casa de oración(B)», pero vosotros la habéis hecho cueva de ladrones(C).

Jesús enseña en el templo

47 Y enseñaba diariamente en el templo(D), pero los principales sacerdotes, los escribas y los más prominentes del pueblo procuraban matarle(E); 48 y no encontraban la manera de hacerlo[a], porque todo el pueblo estaba pendiente de Él, escuchándole.

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Footnotes

  1. Lucas 19:48 Lit., lo que harían

Purificación del templo

(Mt. 21.12-17; Mr. 11.15-19; Jn. 2.13-22)

45 Y entrando en el templo, comenzó a echar fuera a todos los que vendían y compraban en él, 46 diciéndoles: Escrito está: Mi casa es casa de oración;(A) mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones.(B) 47 Y enseñaba cada día en el templo;(C) pero los principales sacerdotes, los escribas y los principales del pueblo procuraban matarle. 48 Y no hallaban nada que pudieran hacerle, porque todo el pueblo estaba suspenso oyéndole.

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45 Luego entró en el Templo[a] y comenzó a echar de allí a los que estaban vendiendo. 46 «Escrito está —dijo—: “Mi casa será casa de oración”,[b] pero ustedes la han convertido en “cueva de ladrones”».[c]

47 Todos los días enseñaba en el Templo, y los jefes de los sacerdotes, los maestros de la Ley y los dirigentes del pueblo procuraban matarlo. 48 Sin embargo, no encontraban la manera de hacerlo, porque todo el pueblo lo escuchaba con gran interés.

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Footnotes

  1. 19:45 Es decir, en el área general del Templo.
  2. 19:46 Is 56:7.
  3. 19:46 Jer 7:11.

El día del juicio

He aquí, yo envío a mi mensajero[a], y él preparará[b] el camino delante de mí(A). Y vendrá de repente a su templo el Señor a quien vosotros buscáis(B); y el mensajero[c](C) del pacto en quien vosotros os complacéis(D), he aquí, viene —dice el Señor de los ejércitos. ¿Pero quién podrá soportar el día de su venida? ¿Y quién podrá mantenerse en pie cuando Él aparezca(E)? Porque Él es como fuego(F) de fundidor y como jabón de lavanderos. Y Él se sentará como fundidor y purificador de plata, y purificará(G) a los hijos de Leví y los acrisolará como a oro y como a plata, y serán los que presenten ofrendas[d] en justicia al Señor(H). Entonces será grata al Señor la ofrenda[e] de Judá y de Jerusalén(I), como en los días de antaño y como en los años pasados(J). Y me acercaré a vosotros para el juicio, y seré un testigo veloz contra los hechiceros(K), contra los adúlteros(L), contra los que juran en falso(M) y contra los que oprimen al jornalero en su salario(N), a la viuda y al huérfano(O), contra los que niegan el derecho del extranjero[f] y los que no me temen[g] —dice el Señor de los ejércitos. Porque yo, el[h] Señor, no cambio; por eso vosotros, oh hijos de Jacob, no habéis sido consumidos[i](P).

El pago de los diezmos

Desde los días de vuestros padres os habéis apartado de mis estatutos y no los habéis guardado(Q). Volved a mí y yo volveré a vosotros —dice el Señor de los ejércitos(R). Pero decís: «¿Cómo hemos de volver?». ¿Robará[j] el hombre a Dios? Pues vosotros me estáis robando. Pero decís: «¿En qué te hemos robado?». En los diezmos y en las ofrendas[k](S). Con maldición estáis malditos(T), porque vosotros, la nación entera, me estáis robando[l]. 10 Traed todo el diezmo(U) al alfolí[m], para que haya alimento[n] en mi casa; y ponedme ahora a prueba en esto —dice el Señor de los ejércitos— si no os abriré las ventanas del cielo(V), y derramaré para vosotros bendición(W) hasta que sobreabunde[o](X). 11 Por vosotros reprenderé al devorador, para que no os destruya los frutos del suelo(Y); ni vuestra vid en el campo será estéril —dice el Señor de los ejércitos. 12 Y todas las naciones os llamarán bienaventurados(Z), porque seréis una tierra de delicias(AA) —dice el Señor de los ejércitos.

El justo y el injusto

13 Vuestras palabras han sido duras contra mí —dice el Señor—. Pero decís: «¿Qué hemos hablado contra ti?». 14 Habéis dicho: «En vano es servir a Dios(AB). ¿Qué provecho hay en que guardemos sus ordenanzas y en que andemos de duelo delante del Señor(AC) de los ejércitos? 15 Por eso ahora llamamos bienaventurados a los soberbios(AD). No solo prosperan los que hacen el mal(AE), sino que también ponen a prueba a Dios y escapan impunes».

16 Entonces los que temían[p] al Señor se hablaron unos a otros, y el Señor prestó atención(AF) y escuchó, y fue escrito delante de Él un libro(AG) memorial para los que temen[q] al Señor y para los que estiman[r] su nombre. 17 Y ellos serán míos —dice el Señor(AH) de los ejércitos— el día en que yo prepare[s](AI) mi tesoro especial[t](AJ), y los perdonaré[u] como un hombre perdona al[v] hijo(AK) que le sirve. 18 Entonces volveréis a distinguir entre el justo y el impío(AL), entre el que sirve a Dios y el que no le sirve.

Footnotes

  1. Malaquías 3:1 O, ángel
  2. Malaquías 3:1 O, allanará
  3. Malaquías 3:1 O, ángel
  4. Malaquías 3:3 U, ofrendas de cereal
  5. Malaquías 3:4 U, ofrenda de cereal
  6. Malaquías 3:5 O, peregrino
  7. Malaquías 3:5 O, no me reverencian
  8. Malaquías 3:6 O, Yo soy el
  9. Malaquías 3:6 O, acabados
  10. Malaquías 3:8 O, Defraudará
  11. Malaquías 3:8 U, ofrendas alzadas
  12. Malaquías 3:9 O, defraudando
  13. Malaquías 3:10 Lit., a la casa del tesoro
  14. Malaquías 3:10 Lit., presa
  15. Malaquías 3:10 O, no haya suficiente lugar
  16. Malaquías 3:16 O, reverenciaban
  17. Malaquías 3:16 O, reverencian
  18. Malaquías 3:16 O, piensan en
  19. Malaquías 3:17 Lit., haga
  20. Malaquías 3:17 O, propiedad personal
  21. Malaquías 3:17 O, les tendré compasión
  22. Malaquías 3:17 O, se compadece del

He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí;(A) y vendrá súbitamente a su templo el Señor a quien vosotros buscáis, y el ángel del pacto, a quien deseáis vosotros. He aquí viene, ha dicho Jehová de los ejércitos. ¿Y quién podrá soportar el tiempo de su venida? ¿o quién podrá estar en pie cuando él se manifieste?(B) Porque él es como fuego purificador, y como jabón de lavadores. Y se sentará para afinar y limpiar la plata; porque limpiará a los hijos de Leví, los afinará como a oro y como a plata, y traerán a Jehová ofrenda en justicia. Y será grata a Jehová la ofrenda de Judá y de Jerusalén, como en los días pasados, y como en los años antiguos.

Y vendré a vosotros para juicio; y seré pronto testigo contra los hechiceros y adúlteros, contra los que juran mentira, y los que defraudan en su salario al jornalero, a la viuda y al huérfano, y los que hacen injusticia al extranjero, no teniendo temor de mí, dice Jehová de los ejércitos.

El pago de los diezmos

Porque yo Jehová no cambio; por esto, hijos de Jacob, no habéis sido consumidos. Desde los días de vuestros padres os habéis apartado de mis leyes, y no las guardasteis. Volveos a mí, y yo me volveré a vosotros, ha dicho Jehová de los ejércitos. Mas dijisteis: ¿En qué hemos de volvernos? ¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y dijisteis: ¿En qué te hemos robado? En vuestros diezmos y ofrendas. Malditos sois con maldición, porque vosotros, la nación toda, me habéis robado. 10 Traed todos los diezmos al alfolí(C) y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde. 11 Reprenderé también por vosotros al devorador, y no os destruirá el fruto de la tierra, ni vuestra vid en el campo será estéril, dice Jehová de los ejércitos. 12 Y todas las naciones os dirán bienaventurados; porque seréis tierra deseable, dice Jehová de los ejércitos.

Diferencia entre el justo y el malo

13 Vuestras palabras contra mí han sido violentas, dice Jehová. Y dijisteis: ¿Qué hemos hablado contra ti? 14 Habéis dicho: Por demás es servir a Dios. ¿Qué aprovecha que guardemos su ley, y que andemos afligidos en presencia de Jehová de los ejércitos? 15 Decimos, pues, ahora: Bienaventurados son los soberbios, y los que hacen impiedad no solo son prosperados, sino que tentaron a Dios y escaparon.

16 Entonces los que temían a Jehová hablaron cada uno a su compañero; y Jehová escuchó y oyó, y fue escrito libro de memoria delante de él para los que temen a Jehová, y para los que piensan en su nombre. 17 Y serán para mí especial tesoro, ha dicho Jehová de los ejércitos, en el día en que yo actúe; y los perdonaré, como el hombre que perdona a su hijo que le sirve. 18 Entonces os volveréis, y discerniréis la diferencia entre el justo y el malo, entre el que sirve a Dios y el que no le sirve.

«Yo estoy por enviar a mi mensajero para que prepare el camino delante de mí. De pronto vendrá a su Templo el Señor a quien ustedes buscan; vendrá el mensajero del pacto, a quien ustedes desean» —dice el Señor de los Ejércitos.

Pero ¿quién podrá soportar el día de su venida? ¿Quién podrá mantenerse en pie cuando él aparezca? Porque será como fuego de fundidor o jabón de lavandero. Se sentará como fundidor y purificador de plata; purificará a los levitas y los refinará como se refinan el oro y la plata. Entonces traerán al Señor ofrendas conforme a la justicia, y las ofrendas de Judá y Jerusalén serán aceptables al Señor, como en tiempos antiguos, como en años pasados.

«De modo que me acercaré a ustedes para juicio. Estaré presto a testificar contra los hechiceros, los adúlteros y los perjuros, contra los que explotan a sus jornaleros; contra los que oprimen a las viudas, a los huérfanos y niegan el derecho del extranjero, sin mostrarme ningún temor —dice el Señor de los Ejércitos—.

Fidelidad en las ofrendas

»Yo, el Señor, no cambio. Por eso ustedes, descendientes de Jacob, no han sido exterminados. Desde la época de sus antepasados se han apartado de mis estatutos y no los han guardado. Vuélvanse a mí y yo me volveré a ustedes —dice el Señor de los Ejércitos—.

»Pero ustedes preguntan: “¿En qué sentido tenemos que volvernos?”.

»¿Acaso roba el ser humano a Dios? ¡Ustedes me están robando!

»Y todavía preguntan: “¿En qué te robamos?”.

»En los diezmos y en las ofrendas. Ustedes —la nación entera—, están bajo gran maldición, pues es a mí a quien están robando.

10 »Traigan íntegro el diezmo a la tesorería del Templo; así habrá alimento en mi casa. Pruébenme en esto —dice el Señor de los Ejércitos—, y vean si no abro las compuertas del cielo y derramo sobre ustedes bendición hasta que sobreabunde. 11 Reprenderé al devorador para que no arruine sus cultivos y las vides en los campos no pierdan su fruto —dice el Señor de los Ejércitos—. 12 Entonces todas las naciones los llamarán dichosos, porque ustedes tendrán una tierra maravillosa —dice el Señor de los Ejércitos—.

Insolencia de Judá

13 »Ustedes profieren insolencias contra mí —dice el Señor—.

»Y encima preguntan: “¿Qué hemos dicho contra ti?”.

14 »Ustedes han dicho: “Servir a Dios no vale la pena. ¿Qué ganamos con cumplir sus órdenes y vestirnos de luto delante del Señor de los Ejércitos? 15 Por eso llamamos dichosos a los soberbios, pues prosperan los que hacen lo malo e incluso cuando desafían a Dios escapan ilesos”».

16 Los que temían al Señor hablaron entre sí, entonces él los escuchó y les prestó atención. Entonces se escribió en su presencia un libro de memorias de aquellos que temen al Señor y honran su nombre. 17 «El día que yo actúe ellos serán mi propiedad exclusiva —dice el Señor de los Ejércitos—. Tendré compasión de ellos, como se compadece un hombre del hijo que le sirve. 18 Y ustedes volverán a distinguir entre el justo y el malvado, entre el que sirve a Dios y el que no le sirve.