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Sansón estaba furioso:

―No puedes culparme por lo que ahora va a ocurrir —le dijo.

Entonces salió y cazó trescientas zorras y ató sus colas por pares. Puso luego antorchas entre cada dos colas y las encendió, y echó las zorras por los campos de los filisteos, haciendo que se incendiara el trigo cortado y en pie, los viñedos y los olivos.

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