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14 Ella las aseguró con la estaca, y luego gritó:

«¡Sansón, los filisteos sobre ti!»

Despertando él de su sueño, arrancó la estaca del telar junto con la tela.

15 Dalila se lamentó:

—¿Cómo dices: “Yo te amo”, cuando tu corazón no está conmigo? Ya me has engañado tres veces y no me has descubierto aún en qué consiste tu gran fuerza.

16 Y aconteció que, presionándolo ella cada día con sus palabras e importunándolo, el alma de Sansón fue reducida a mortal angustia.

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