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26 Entonces tomó una estaca y un mazo y partió las sienes de Sísara, aplastando su cabeza. Traspasó con la estaca su cabeza.

27 Y él quedó muerto entre sus piernas.

28 La madre de Sísara miraba por la ventana esperando su regreso:

“¿Por qué su carro demora tanto en llegar?

¿Por qué no oímos el sonido de sus ruedas?”.

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