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Todos los señores de Siquén y Bet Miló se reunieron junto a la encina y la piedra sagrada que están en Siquén, para coronar como rey a Abimélec.

Cuando Jotán se enteró, subió a la cima del monte Guerizín y les gritó bien fuerte:

«¡Escuchadme, señores de Siquén,
    y que Dios os escuche a vosotros!

»Un día los árboles salieron
    a ungir un rey para sí mismos.
Y le dijeron al olivo:
    “Reina sobre nosotros”.

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