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Álef

[a]Yo soy aquel que ha sufrido la aflicción
    bajo la vara de su ira.
Me ha hecho andar en las tinieblas;
    me ha apartado de la luz.
Una y otra vez, y a todas horas,
    su mano se ha vuelto contra mí.

Bet

Me ha marchitado la carne y la piel;
    me ha quebrantado los huesos.
Me ha tendido un cerco
    de amargura y tribulaciones.
Me obliga a vivir en las tinieblas,
    como a los que hace tiempo murieron.

Guímel

Me tiene encerrado, no puedo escapar;
    me ha puesto pesadas cadenas.
Por más que grito y pido ayuda,
    él se niega a escuchar mi oración.
Ha sembrado de piedras mi camino;
    ha torcido mis senderos.

Dálet

10 Me vigila como oso agazapado;
    me acecha como león.
11 Me aparta del camino para despedazarme;
    ¡me deja del todo desvalido!
12 Con el arco tenso,
    me ha hecho blanco de sus flechas.

He

13 Me ha partido el corazón
    con las flechas de su aljaba.
14 Soy el hazmerreír de todo mi pueblo;
    todo el día me parodian.
15 Me ha llenado de amargura,
    me ha hecho beber hiel.

Vav

16 Me ha estrellado contra el suelo;
    me ha hecho morder el polvo.
17 Me ha quitado la paz;
    ya no recuerdo lo que es la dicha.
18 Y digo: «La vida se me acaba,
    junto con mi esperanza en el Señor».

Zayin

19 Recuerda que ando errante y afligido,
    que estoy saturado de hiel y amargura.
20 Siempre tengo esto presente,
    y por eso me deprimo.
21 Pero algo más me viene a la memoria,
    lo cual me llena de esperanza:

Jet

22 El gran amor del Señor nunca se acaba,[b]
    y su compasión jamás se agota.
23 Cada mañana se renuevan sus bondades;
    ¡muy grande es su fidelidad!
24 Por tanto, digo:
    «El Señor es todo lo que tengo.
    ¡En él esperaré!»

Tet

25 Bueno es el Señor con quienes en él confían,
    con todos los que lo buscan.
26 Bueno es esperar calladamente
    que el Señor venga a salvarnos.
27 Bueno es que el hombre aprenda
    a llevar el yugo desde su juventud.

Yod

28 ¡Dejadle estar solo y en silencio,
    porque así el Señor se lo impuso!
29 ¡Que hunda el rostro en el polvo!
    ¡Tal vez haya esperanza todavía!
30 ¡Que dé la otra mejilla a quien lo hiera,
    y quede así cubierto de oprobio!

Caf

31 El Señor nos ha rechazado,
    pero no será para siempre.
32 Nos hace sufrir, pero también nos compadece,
    porque es muy grande su amor.
33 El Señor nos hiere y nos aflige,
    pero no porque sea de su agrado.

Lámed

34 Cuando se aplasta bajo el pie
    a todos los prisioneros de la tierra,
35 cuando en presencia del Altísimo
    se le niegan al hombre sus derechos
36 y no se le hace justicia,
    ¿el Señor no se da cuenta?

Mem

37 ¿Quién puede anunciar algo y hacerlo realidad
    sin que el Señor dé la orden?
38 ¿No es acaso por mandato del Altísimo
    por lo que acontece lo bueno y lo malo?
39 ¿Por qué habría de quejarse en vida
    quien es castigado por sus pecados?

Nun

40 Hagamos un examen de conciencia
    y volvamos al camino del Señor.
41 Elevemos al Dios de los cielos
    nuestro corazón y nuestras manos.
42 Hemos pecado, hemos sido rebeldes,
    y tú no has querido perdonarnos.

Sámej

43 Ardiendo en ira nos persigues;
    nos masacras sin piedad.
44 Te envuelves en una nube
    para no escuchar nuestra oración.
45 Como a escoria despreciable,
    nos has arrojado entre las naciones.

Pe

46 Todos nuestros enemigos abren la boca
    para hablar mal de nosotros.
47 Hemos sufrido terrores, caídas,
    ruina y destrucción.
48 Ríos de lágrimas corren por mis mejillas
    porque ha sido destruida la capital de mi pueblo.

Ayin

49 Se inundarán de lágrimas mis ojos,
    sin cesar y sin consuelo,
50 hasta que desde el cielo
    el Señor se digne mirarnos.
51 Me duele en lo más profundo del alma
    ver sufrir a las mujeres de mi ciudad.

Tsade

52 Mis enemigos me persiguen sin razón,
    y quieren atraparme como a un ave.
53 Me quieren enterrar vivo
    y taparme con piedras la salida.
54 Las aguas me han cubierto la cabeza;
    parece que me ha llegado el fin.

Qof

55 Desde lo más profundo de la fosa
    invoqué, Señor, tu nombre,
56 y tú escuchaste mi plegaria;
    no cerraste tus oídos a mi clamor.
57 Te invoqué, y viniste a mí;
    «No temas», me dijiste.

Resh

58 Tú, Señor, te pusiste de mi parte
    y me salvaste la vida.
59 Tú, Señor, viste el mal que me causaron;
    ¡hazme justicia!
60 Tú notaste su sed de venganza
    y todas sus maquinaciones en mi contra.

Shin

61 Señor, tú has escuchado sus insultos
    y todas sus maquinaciones en mi contra;
62 tú sabes que todo el día mis enemigos
    murmuran y se confabulan contra mí.
63 ¡Míralos! Hagan lo que hagan,[c]
    se burlan de mí en sus canciones.

Tav

64 ¡Dales, Señor, su merecido
    por todo lo que han hecho!
65 Oscurece su entendimiento,
    ¡y caiga sobre ellos tu maldición!
66 Persíguelos, Señor, en tu enojo,
    y bórralos de este mundo.

Footnotes

  1. + Este capítulo es un poema acróstico, que sigue el orden del alfabeto hebreo.
  2. 3:22 El gran … acaba (Siríaca y Targum); Por el gran amor del Señor no somos consumidos (TM).
  3. 3:63 ¡Míralos! Hagan lo que hagan. Lit. Su sentarse y su levantarse mira.

Esperanza de liberación por la misericordia de Dios

Yo soy el hombre que ha visto aflicción bajo el látigo de su enojo.

Me guio y me llevó en tinieblas, y no en luz;

Ciertamente contra mí volvió y revolvió su mano todo el día.

Hizo envejecer mi carne y mi piel; quebrantó mis huesos;

Edificó baluartes contra mí, y me rodeó de amargura y de trabajo.

Me dejó en oscuridad, como los ya muertos de mucho tiempo.

Me cercó por todos lados, y no puedo salir; ha hecho más pesadas mis cadenas;

Aun cuando clamé y di voces, cerró los oídos a mi oración;

Cercó mis caminos con piedra labrada, torció mis senderos.

10 Fue para mí como oso que acecha, como león en escondrijos;

11 Torció mis caminos, y me despedazó; me dejó desolado.

12 Entesó su arco, y me puso como blanco para la saeta.

13 Hizo entrar en mis entrañas las saetas de su aljaba.

14 Fui escarnio a todo mi pueblo, burla de ellos todos los días;

15 Me llenó de amarguras, me embriagó de ajenjos.

16 Mis dientes quebró con cascajo, me cubrió de ceniza;

17 Y mi alma se alejó de la paz, me olvidé del bien,

18 Y dije: Perecieron mis fuerzas, y mi esperanza en Jehová.

19 Acuérdate de mi aflicción y de mi abatimiento, del ajenjo y de la hiel;

20 Lo tendré aún en memoria, porque mi alma está abatida dentro de mí;

21 Esto recapacitaré en mi corazón, por lo tanto esperaré.

22 Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias.

23 Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad.

24 Mi porción es Jehová, dijo mi alma; por tanto, en él esperaré.

25 Bueno es Jehová a los que en él esperan, al alma que le busca.

26 Bueno es esperar en silencio la salvación de Jehová.

27 Bueno le es al hombre llevar el yugo desde su juventud.

28 Que se siente solo y calle, porque es Dios quien se lo impuso;

29 Ponga su boca en el polvo, por si aún hay esperanza;

30 Dé la mejilla al que le hiere, y sea colmado de afrentas.

31 Porque el Señor no desecha para siempre;

32 Antes si aflige, también se compadece según la multitud de sus misericordias;

33 Porque no aflige ni entristece voluntariamente a los hijos de los hombres.

34 Desmenuzar bajo los pies a todos los encarcelados de la tierra,

35 Torcer el derecho del hombre delante de la presencia del Altísimo,

36 Trastornar al hombre en su causa, el Señor no lo aprueba.

37 ¿Quién será aquel que diga que sucedió algo que el Señor no mandó?

38 ¿De la boca del Altísimo no sale lo malo y lo bueno?

39 ¿Por qué se lamenta el hombre viviente? Laméntese el hombre en su pecado.

40 Escudriñemos nuestros caminos, y busquemos, y volvámonos a Jehová;

41 Levantemos nuestros corazones y manos a Dios en los cielos;

42 Nosotros nos hemos rebelado, y fuimos desleales; tú no perdonaste.

43 Desplegaste la ira y nos perseguiste; mataste, y no perdonaste;

44 Te cubriste de nube para que no pasase la oración nuestra;

45 Nos volviste en oprobio y abominación en medio de los pueblos.

46 Todos nuestros enemigos abrieron contra nosotros su boca;

47 Temor y lazo fueron para nosotros, asolamiento y quebranto;

48 Ríos de aguas echan mis ojos por el quebrantamiento de la hija de mi pueblo.

49 Mis ojos destilan y no cesan, porque no hay alivio

50 Hasta que Jehová mire y vea desde los cielos;

51 Mis ojos contristaron mi alma por todas las hijas de mi ciudad.

52 Mis enemigos me dieron caza como a ave, sin haber por qué;

53 Ataron mi vida en cisterna, pusieron piedra sobre mí;

54 Aguas cubrieron mi cabeza; yo dije: Muerto soy.

55 Invoqué tu nombre, oh Jehová, desde la cárcel profunda;

56 Oíste mi voz; no escondas tu oído al clamor de mis suspiros.

57 Te acercaste el día que te invoqué; dijiste: No temas.

58 Abogaste, Señor, la causa de mi alma; redimiste mi vida.

59 Tú has visto, oh Jehová, mi agravio; defiende mi causa.

60 Has visto toda su venganza, todos sus pensamientos contra mí.

61 Has oído el oprobio de ellos, oh Jehová, todas sus maquinaciones contra mí;

62 Los dichos de los que contra mí se levantaron, y su designio contra mí todo el día.

63 Su sentarse y su levantarse mira; yo soy su canción.

64 Dales el pago, oh Jehová, según la obra de sus manos.

65 Entrégalos al endurecimiento de corazón; tu maldición caiga sobre ellos.

66 Persíguelos en tu furor, y quebrántalos de debajo de los cielos, oh Jehová.