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18 El Señor hizo lo debido,
    porque me opuse a sus mandatos.
¡Escúchenme, pueblos todos;
    contemplen mi dolor!
¡Mis jóvenes y jovencitas
    han sido llevados cautivos!

19 Pedí ayuda a mis amantes,
    pero ellos me traicionaron.
Mis sacerdotes y mis ancianos
    murieron en la ciudad:
¡andaban en busca de alimentos
    para poder sobrevivir!

20 ¡Mira, Señor, mi angustia!
    ¡Siento que me estalla el pecho!
El dolor me oprime el corazón
    cuando pienso en lo rebelde que he sido.
Allá afuera la espada mata a mis hijos,
    y aquí adentro también hay muerte.

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