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Y ello porque los delitos de mi pueblo son peores que los de Sodoma, que fue destruida en un abrir y cerrar de ojos sin que ningún ser humano tuviera que intervenir en su ruina.

Sus príncipes eran más puros que la nieve, y muy apuestos, tan elegantes como una joya preciosa; pero ahora su aspecto es muy lamentable, nadie puede reconocerlos. Ahora son puro pellejo sobre los huesos, consumidos.

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