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La maldad de Jerusalén fue mayor
que el pecado de Sodoma;(A)
¡en un instante quedó en ruinas,
sin la intervención humana!

Sus nobles eran más claros que la nieve
y más blancos que la leche;
de piel más rosada que el coral,
de talle más delicado que el zafiro.

¡Pero han quedado irreconocibles!
¡Se ven más oscuros que las sombras!
¡Tienen la piel pegada a los huesos!
¡Están secos como un leño!

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