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Porque más fue la iniquidad de la hija de mi pueblo que el pecado de Sodoma,
que fue destruida en un instante, sin manos que se alzaran contra ella.

Sus nobles eran más puros que la nieve, más blancos que la leche;
más encendidos sus cuerpos que el coral, más hermoso su talle que el zafiro.

Oscuro más que la negrura es ahora su aspecto: no se les reconoce por las calles;
tienen la piel pegada a los huesos, seca como un palo.

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