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30 Los escribas y los fariseos murmuraban contra los discípulos, diciendo:

—¿Por qué coméis y bebéis con publicanos y pecadores?

31 Respondiendo Jesús, les dijo:

—Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. 32 No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento.

La pregunta sobre el ayuno(A)

33 Entonces ellos le preguntaron:

—¿Por qué los discípulos de Juan ayunan muchas veces y hacen oraciones, y asimismo los de los fariseos, pero los tuyos comen y beben?

34 Él les dijo:

—¿Podéis acaso hacer que los que están de bodas ayunen entre tanto que el esposo está con ellos? 35 Pero vendrán días cuando el esposo les será quitado; entonces, en aquellos días, ayunarán.

36 Les dijo también una parábola:

—Nadie corta un pedazo de un vestido nuevo y lo pone en un vestido viejo, pues si lo hace, no solamente rompe el nuevo, sino que el remiendo sacado de él no armoniza con el viejo. 37 Y nadie echa vino nuevo en odres viejos; de otra manera, el vino nuevo romperá los odres y se derramará, y los odres se perderán. 38 Pero el vino nuevo en odres nuevos se ha de echar, y lo uno y lo otro se conservan. 39 Y nadie que haya bebido del añejo querrá luego el nuevo, porque dice: “El añejo es mejor.”

Los discípulos recogen espigas en sábado(B)

Aconteció que un sábado, pasando Jesús por los sembrados, sus discípulos arrancaban espigas y, restregándolas con las manos, comían. Algunos de los fariseos les dijeron:

—¿Por qué hacéis lo que no es lícito hacer en sábado?

Respondiendo Jesús, les dijo:

—¿Ni aun esto habéis leído, lo que hizo David cuando él y los que con él estaban tuvieron hambre?, ¿como entró en la casa de Dios y tomó los panes de la proposición, de los cuales no es lícito comer sino sólo a los sacerdotes, y comió, y dio también a los que estaban con él?

Y les decía:

—El Hijo del hombre es Señor aun del sábado.

El hombre de la mano seca(C)

Aconteció también en otro sábado que él entró en la sinagoga y enseñaba; y estaba allí un hombre que tenía seca la mano derecha. Y lo acechaban los escribas y los fariseos para ver si en sábado lo sanaría, a fin de hallar de qué acusarlo. Pero él, que conocía sus pensamientos, dijo al hombre que tenía la mano seca:

—Levántate y ponte en medio.

Él, levantándose, se quedó en pie.

Entonces Jesús les dijo:

—Os preguntaré una cosa: En sábado, ¿es lícito hacer bien o hacer mal?, ¿salvar la vida o quitarla?

10 Y, mirándolos a todos alrededor, dijo al hombre:

—Extiende tu mano.

Él lo hizo y su mano fue restaurada. 11 Ellos se llenaron de furor y hablaban entre sí qué podrían hacer contra Jesús.

Elección de los doce apóstoles(D)

12 En aquellos días él fue al monte a orar, y pasó la noche orando a Dios. 13 Cuando llegó el día, llamó a sus discípulos y escogió a doce de ellos, a los cuales también llamó apóstoles: 14 Simón, a quien también llamó Pedro, su hermano Andrés, Jacobo y Juan, Felipe y Bartolomé, 15 Mateo, Tomás, Jacobo, hijo de Alfeo, Simón llamado Zelote, 16 Judas hermano de Jacobo, y Judas Iscariote, que llegó a ser el traidor.