Add parallel Print Page Options

No tomarán por esposa a una prostituta ni a una mujer deshonrada; tampoco se casarán con una mujer que haya sido repudiada por su marido; porque el sacerdote está consagrado a su Dios. Lo considerarás algo santo, pues él es quien ofrece el alimento para tu Dios. Considéralo santo porque yo, el Señor que os santifico, soy santo.

Si la hija de un sacerdote se dedica a la prostitución, deshonra a su padre y deberá ser quemada en la hoguera.

Read full chapter