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No tomarán mujer que haya sido profanada como ramera, ni tomarán mujer divorciada de su marido(A); porque el sacerdote es santo a su Dios. Lo consagrarás, pues, porque él ofrece el alimento de tu Dios(B); será santo para ti; porque Yo, el Señor que los santifico, soy santo. Y la hija de un sacerdote, si se profana como ramera, a su padre profana(C); en el fuego será quemada.

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