Add parallel Print Page Options

«Había en cierta ciudad un juez que ni temía a Dios ni respetaba a hombre alguno(A). También había en aquella ciudad una viuda, la cual venía a él constantemente, diciendo: “Hágame usted justicia de mi adversario”. Por algún tiempo el juez no quiso, pero después dijo para sí: “Aunque ni temo a Dios, ni respeto a hombre alguno(B),

Read full chapter