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Otra parte cayó entre los espinos y brotó, pero los espinos la ahogaron y no la dejaron crecer. Pero otra parte cayó en buena tierra, brotó, creció y produjo por cada semilla cien granos». Cuando terminó de hablar dijo con voz fuerte: «El que tenga oídos para oír, que oiga».

Luego sus discípulos le preguntaron el significado de esa parábola.

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