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En el camino hacia Emaús

(Mr 16:12-13)

13 Ese mismo día, dos de los seguidores de Jesús iban hacia un pueblo llamado Emaús que queda a unos once kilómetros[a] de Jerusalén. 14 Iban hablando de todo lo que había pasado. 15 Mientras discutían, Jesús mismo se acercó y empezó a caminar con ellos, 16 pero no les fue permitido reconocer a Jesús. 17 Entonces Jesús les dijo:

—¿De qué tanto hablan por el camino?

Los hombres se detuvieron muy tristes. 18 El que se llamaba Cleofás respondió:

—¿Eres tú el único peregrino en Jerusalén que no se ha enterado de lo que ha pasado en ella en estos días?

19 Jesús les dijo:

—¿Qué quieren decir?

Ellos le respondieron:

—Nos referimos a todo lo que sucedió con Jesús de Nazaret, quien por sus hechos y palabras demostró ante Dios y la gente que era un profeta poderoso. 20 Y cómo los jefes de los sacerdotes y nuestros líderes lo entregaron para que lo sentenciaran a muerte y lo crucificaran. 21 Teníamos la esperanza de que él fuera el que iba a liberar a Israel. Sin embargo, además de todo eso, este ya es el tercer día desde que sucedió todo esto, 22 y algunas mujeres de nuestro grupo nos contaron algo asombroso. Esta mañana muy temprano fueron al sepulcro, 23 pero no encontraron el cuerpo. Vinieron y nos dijeron que habían visto ángeles en una visión. Los ángeles les dijeron que Jesús estaba vivo. 24 Entonces algunos de los que estaban con nosotros fueron a ver el sepulcro y lo encontraron tal y como las mujeres habían dicho, pero no vieron a Jesús.

25 Entonces Jesús les dijo:

—¡No sean tan tontos! ¿Por qué les cuesta tanto creer todo lo que dijeron los profetas? 26 ¿Acaso no dijeron que el Mesías tendría que sufrir todo eso antes de dar comienzo a su período de gloria?

27 Entonces Jesús les explicó todo lo que había sido escrito sobre él en las Escrituras, empezando con los libros de Moisés y todos los profetas. 28 Al acercarse al pueblo al que iban, Jesús hizo como que iba a seguir de largo. 29 Pero ellos le rogaron con insistencia:

—Quédate con nosotros, porque ya está atardeciendo. Ya casi es de noche.

Entonces Jesús entró y se quedó con ellos. 30 Cuando estaba a la mesa con ellos, tomó el pan, dio gracias a Dios, lo partió y se lo dio a ellos. 31 En ese preciso instante les fue permitido reconocerlo, pero él desapareció. 32 Los dos hombres se dijeron entre sí:

—¡Con razón sentíamos que el corazón nos ardía de emoción cuando nos venía hablando y explicando las Escrituras en el camino!

33 Entonces se pusieron de pie de inmediato y regresaron a Jerusalén. Allí encontraron reunidos a los once apóstoles y a los que estaban con ellos, 34 y dijeron:

—¡En verdad el Señor ha resucitado! Se le ha aparecido a Simón.

35 Entonces los dos hombres les contaron a los demás lo que había pasado en el camino y cómo habían reconocido a Jesús cuando estaba partiendo el pan.

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Footnotes

  1. 24:13 unos once kilómetros Textualmente 60 estadios.