Miqueas 4-6
Nueva Versión Internacional
Futura exaltación de Sión(A)
4 En los últimos días,
el monte del Templo del Señor
será establecido como el más alto de los montes;
se alzará por encima de las colinas
y hacia él correrán todas las naciones.
2 Muchos pueblos vendrán y dirán:
«¡Vengan, subamos al monte del Señor,
al Templo del Dios de Jacob!
Dios mismo nos instruirá en sus caminos
y así andaremos por sus sendas».
Porque de Sión saldrá la Ley,
de Jerusalén, la palabra del Señor.
3 Dios mismo juzgará entre muchos pueblos
y administrará justicia
a naciones poderosas y lejanas.
Convertirán sus espadas en arados
y en hoces sus lanzas.
Ya no levantará su espada nación contra nación
y nunca más se adiestrarán para la guerra.
4 Cada uno se sentará
debajo de su vid y de su higuera;
y nadie perturbará su solaz
—el Señor de los Ejércitos lo ha dicho—.
5 Todos los pueblos marchan
en nombre de sus dioses,
pero nosotros marchamos en el nombre del Señor nuestro Dios,
desde ahora y para siempre.
Futura restauración de Sión
6 «En aquel día», afirma el Señor,
«reuniré a las ovejas lastimadas;
reuniré a las exiliadas y las maltratadas por mí.
7 Con las ovejas lastimadas formaré un remanente
y con las exiliadas, una nación poderosa.
El Señor reinará sobre ellas en el monte Sión
desde ahora y para siempre.
8 Y tú, torre del rebaño,
colina fortificada de la hija de Sión:
a ti volverá tu antiguo poderío,
la soberanía de la ciudad de Jerusalén».
Castigo y triunfo de Sión
9 Ahora, ¿por qué gritas tanto?
¿Acaso no tienes rey?
¿Por qué te han venido dolores de parto?
¿Murió acaso tu consejero?
10 Retuércete y puja, hija de Sión,
como mujer a punto de dar a luz,
porque ahora vas a salir de tu ciudad
y tendrás que vivir a campo abierto.
Irás a Babilonia,
pero de allí serás rescatada;
el Señor te librará
del poder de tus enemigos.
11 Ahora muchas naciones se han reunido contra ti.
Y dicen: «¡Que sea profanada Sión!
¡Disfrutemos del espectáculo!».
12 Pero ellas no saben lo que piensa el Señor
ni comprenden sus designios;
no saben que él las junta
como a gavillas en la era.
13 ¡Levántate, hija de Sión!
¡Ponte a trillar!
Yo haré de hierro tus cuernos
y de bronce tus pezuñas,
para que conviertas en polvo a muchos pueblos,
y consagres al Señor sus ganancias injustas;
sus riquezas, al Señor de toda la tierra.
Humillación y exaltación de la dinastía davídica
5 Ahora, reúne tus tropas, ciudad guerrera,
porque nos asedian.
Con vara golpearán en la mejilla
al gobernante de Israel.
2 Pero tú, Belén Efrata,
pequeña entre los clanes de Judá,
de ti saldrá el que gobernará a Israel;
sus orígenes son de un pasado distante,
desde tiempos antiguos.
3 Por eso Dios los entregará al enemigo
hasta que tenga su hijo la que va a ser madre
y vuelva junto al pueblo de Israel
el resto de sus hermanos.
4 Él se establecerá y los pastoreará
con el poder del Señor,
con la majestad del nombre del Señor su Dios.
Vivirán seguros, porque él dominará
hasta los confines de la tierra.
5 ¡Él será nuestra paz!
Si Asiria llegara a invadir nuestro país
para pisotear nuestras fortalezas,
le haremos frente con siete pastores
y aun con ocho príncipes del pueblo.
6 Ellos pastorearán a Asiria con la espada
y a la tierra de Nimrod con la daga.[a]
Si Asiria llegara a invadir nuestro país,
si llegara a cruzar nuestras fronteras,
¡él nos rescatará!
El remanente
7 El remanente de Jacob será,
en medio de muchos pueblos,
como rocío que viene del Señor,
como abundante lluvia sobre la hierba,
que no depende de los hombres
ni espera nada de ellos.
8 El remanente de Jacob será,
entre las naciones,
en medio de muchos pueblos,
como un león entre los animales del bosque,
como un leoncillo entre las ovejas del rebaño,
que al pasar las pisotea y las desgarra
sin que nadie pueda rescatarlas.
9 Levantarás la mano contra tus enemigos
y acabarás con todos tus agresores.
Purificación de un pueblo idólatra y belicoso
10 «En aquel día», afirma el Señor,
«exterminaré tu caballería
y destruiré tus carros de guerra.
11 Exterminaré las ciudades de tu país
y derribaré todas tus fortalezas.
12 Pondré fin a tus hechicerías
y no tendrás más adivinos.
13 Acabaré con tus ídolos
y con tus piedras sagradas;
nunca más volverás a postrarte
ante las obras de tus manos.
14 Arrancaré tus imágenes de Aserá
y reduciré a escombros tus ciudades;
15 con ira y con furor me vengaré
de las naciones que no me obedecieron».
Querella de Dios contra su pueblo
6 Escuchen lo que dice el Señor:
«Levántate, presenta tu pleito ante las montañas;
deja que las colinas oigan tu voz».
2 Montañas, escuchen el pleito del Señor;
presten atención, firmes cimientos de la tierra.
Porque el Señor tiene un pleito contra su pueblo,
presenta una acusación contra Israel:
3 «Pueblo mío, ¿qué te he hecho?
¿En qué te he ofendido? ¡Respóndeme!
4 Yo fui quien te sacó de Egipto,
quien te libró de esa tierra de esclavitud.
Yo envié a Moisés, Aarón y Miriam
para que te dirigieran.
5 Recuerda, pueblo mío,
lo que pidió Balac, rey de Moab,
y lo que le respondió Balán, hijo de Beor.
Recuerda tu paso desde Sitín hasta Guilgal,
y reconoce que el Señor actuó con justicia».
6 ¿Con qué me presentaré ante el Señor
y me postraré ante el Dios Altísimo?
¿Podré presentarme con holocaustos
o con becerros de un año?
7 ¿Se complacerá el Señor con miles de carneros
o con diez mil arroyos de aceite?
¿Ofreceré a mi primogénito por mi delito,
al fruto de mis entrañas por mi pecado?
8 ¡Él te ha mostrado, oh mortal, lo que es bueno!
¿Y qué es lo que espera de ti el Señor?:
Practicar la justicia,
amar la misericordia
y caminar humildemente ante tu Dios.
Castigo por delitos económicos y sociales
9 La voz del Señor clama a la ciudad
y es de sabios temer a su nombre:
«¡Escuchen, pueblo de Judá y asamblea de la ciudad![b]
10 ¡Malvados!
¿Debo tolerar sus tesoros mal habidos
y sus odiosas medidas adulteradas?
11 ¿Debo tener por justas la balanza falsa
y la bolsa de pesas alteradas?
12 Los ricos de la ciudad son gente violenta;
sus habitantes son gente mentirosa;
y sus lenguas hablan con engaño.
13 Por lo que a mí toca, te demoleré a golpes,
te destruiré por tus pecados.
14 Comerás, pero no te saciarás,
sino que seguirás padeciendo hambre.[c]
Almacenarás, pero no salvarás nada,
porque lo que salves lo daré a la espada.
15 Sembrarás, pero no cosecharás;
prensarás las aceitunas, pero no usarás el aceite;
pisarás las uvas, pero no beberás el vino.
16 Tú sigues fielmente los decretos de Omrí
y todas las prácticas de la dinastía de Acab;
te conduces según sus consejos.
Por eso voy a entregarte a la destrucción
y a poner en ridículo a tus habitantes.
¡Tendrás que soportar el insulto de los pueblos!».[d]
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