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Jesucristo sana a un paralítico

Entró Jesús otra vez en Capernaúm después de algunos días; y corrió la voz de que estaba en casa.

Y se reunieron muchos, tanto que ya no quedaba sitio ni aun delante de la puerta; y les hablaba la palabra.

En esto, llegan unos hombres trayéndole un paralítico, llevado por cuatro de ellos.

Y como no podían acercarse a él a causa de la multitud, abrieron un boquete en el techo encima de donde él estaba, y por la abertura hecha, bajaron la camilla en que yacía el paralítico.

Al ver Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Hijo, tus pecados te son perdonados.

Estaban allí sentados algunos de los escribas, los cuales razonaban en sus corazones:

¿Por qué habla éste así? Está blasfemando. ¿Quién puede perdonar pecados, sino sólo Dios?

Y al instante Jesús, conociendo en su espíritu que razonaban de esta manera dentro de sí mismos, les dijo: ¿Por qué pensáis esas cosas en vuestros corazones?

¿Qué es más fácil, decirle al paralítico: Tus pecados te son perdonados, o decirle: Levántate, toma tu camilla y anda?

10 Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados (dijo al paralítico):

11 A ti te digo: Levántate, toma tu camilla, y vete a tu casa.

12 Entonces él se levantó, y tomando en seguida su camilla, salió a la vista de todos, de manera que todos se asombraron, y glorificaban a Dios, diciendo: Nunca hemos visto nada como esto.

Llamamiento de Leví

13 Él salió de nuevo a la orilla del mar; y toda la multitud venía a él, y él comenzó a enseñarles.

14 Y al pasar, vio a Leví, el hijo de Alfeo, sentado a la mesa de impuestos, y le dijo: Sígueme. Y él se levantó y le siguió.

15 Y sucedió que estando sentado a la mesa en casa de él, muchos cobradores de impuestos y pecadores notorios estaban también sentados a la mesa juntamente con Jesús y sus discípulos; porque había muchos, y le seguían.

16 Cuando los escribas del partido de los fariseos vieron que comía con los pecadores y cobradores de impuestos, comenzaron a decir a sus discípulos: ¿Qué es esto, que él come [y bebe][a] con los cobradores de impuestos y pecadores?

17 Al oír esto Jesús, les dijo: Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores.

La pregunta sobre el ayuno

18 Y los discípulos de Juan y los de los fariseos estaban ayunando; y vinieron y le dijeron: ¿Por qué ayunan los discípulos de Juan y los de los fariseos, pero tus discípulos no ayunan?

19 Jesús les dijo: ¿Acaso pueden ayunar los invitados a la boda mientras está con ellos el novio? Durante todo el tiempo que tienen con ellos al novio, no pueden ayunar.

20 Pero vendrán días cuando el novio les será quitado, y entonces ayunarán en aquel día.

21 Nadie pone un remiendo de paño sin estrenar en un vestido viejo; de otra manera, el remiendo tira del vestido, lo nuevo de lo viejo, y se produce un desgarrón peor.

22 Y nadie echa vino nuevo en odres viejos; de otra manera, el vino nuevo revienta los odres, y tanto el vino como los odres se echan a perder; sino que el vino nuevo se ha de echar en odres nuevos.

Los discípulos recogen espigas en día de sábado

23 Sucedió también que él pasaba por los sembrados en sábado, y sus discípulos comenzaron a abrirse camino arrancando las espigas.

24 Entonces los fariseos le decían: Mira, ¿por qué hacen en sábado lo que no es lícito?

25 Y él les dijo: ¿Nunca habéis leído lo que hizo David cuando tuvo necesidad, y sintió hambre, él y los que con él estaban;

26 cómo entró en la casa de Dios, en tiempos de Abiatar, sumo sacerdote, y se comió los panes de la proposición, que sólo a los sacerdotes les es lícito comer, y dio también a los que estaban con él?

27 Y les decía: El sábado fue instituido para el hombre, y no el hombre para el sábado.

28 Por tanto, el Hijo del Hombre es también señor del sábado.

Footnotes

  1. Marcos 2:16 Los corchetes indican pasajes omitidos por algunos de los principales manuscritos.

Jesús sana a un paralítico

(Mt. 9.1-8; Lc. 5.17-26)

Entró Jesús otra vez en Capernaum después de algunos días; y se oyó que estaba en casa. E inmediatamente se juntaron muchos, de manera que ya no cabían ni aun a la puerta; y les predicaba la palabra. Entonces vinieron a él unos trayendo un paralítico, que era cargado por cuatro. Y como no podían acercarse a él a causa de la multitud, descubrieron el techo de donde estaba, y haciendo una abertura, bajaron el lecho en que yacía el paralítico. Al ver Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Hijo, tus pecados te son perdonados. Estaban allí sentados algunos de los escribas, los cuales cavilaban en sus corazones: ¿Por qué habla este así? Blasfemias dice. ¿Quién puede perdonar pecados, sino solo Dios? Y conociendo luego Jesús en su espíritu que cavilaban de esta manera dentro de sí mismos, les dijo: ¿Por qué caviláis así en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: Tus pecados te son perdonados, o decirle: Levántate, toma tu lecho y anda? 10 Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados (dijo al paralítico): 11 A ti te digo: Levántate, toma tu lecho, y vete a tu casa. 12 Entonces él se levantó en seguida, y tomando su lecho, salió delante de todos, de manera que todos se asombraron, y glorificaron a Dios, diciendo: Nunca hemos visto tal cosa.

Llamamiento de Leví

(Mt. 9.9-13; Lc. 5.27-32)

13 Después volvió a salir al mar; y toda la gente venía a él, y les enseñaba. 14 Y al pasar, vio a Leví hijo de Alfeo, sentado al banco de los tributos públicos, y le dijo: Sígueme. Y levantándose, le siguió. 15 Aconteció que estando Jesús a la mesa en casa de él, muchos publicanos y pecadores estaban también a la mesa juntamente con Jesús y sus discípulos; porque había muchos que le habían seguido. 16 Y los escribas y los fariseos, viéndole comer con los publicanos y con los pecadores, dijeron a los discípulos: ¿Qué es esto, que él come y bebe con los publicanos y pecadores? 17 Al oír esto Jesús, les dijo: Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores.

La pregunta sobre el ayuno

(Mt. 9.14-17; Lc. 5.33-39)

18 Y los discípulos de Juan y los de los fariseos ayunaban; y vinieron, y le dijeron: ¿Por qué los discípulos de Juan y los de los fariseos ayunan, y tus discípulos no ayunan? 19 Jesús les dijo: ¿Acaso pueden los que están de bodas ayunar mientras está con ellos el esposo? Entre tanto que tienen consigo al esposo, no pueden ayunar. 20 Pero vendrán días cuando el esposo les será quitado, y entonces en aquellos días ayunarán. 21 Nadie pone remiendo de paño nuevo en vestido viejo; de otra manera, el mismo remiendo nuevo tira de lo viejo, y se hace peor la rotura. 22 Y nadie echa vino nuevo en odres viejos; de otra manera, el vino nuevo rompe los odres, y el vino se derrama, y los odres se pierden; pero el vino nuevo en odres nuevos se ha de echar.

Los discípulos recogen espigas en el día de reposo

(Mt. 12.1-8; Lc. 6.1-5)

23 Aconteció que al pasar él por los sembrados un día de reposo,[a] sus discípulos, andando, comenzaron a arrancar espigas.(A) 24 Entonces los fariseos le dijeron: Mira, ¿por qué hacen en el día de reposo[b] lo que no es lícito? 25 Pero él les dijo: ¿Nunca leísteis lo que hizo David cuando tuvo necesidad, y sintió hambre, él y los que con él estaban; 26 cómo entró en la casa de Dios, siendo Abiatar sumo sacerdote, y comió los panes de la proposición, de los cuales no es lícito comer sino a los sacerdotes,(B) y aun dio a los que con él estaban?(C) 27 También les dijo: El día de reposo[c] fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa del día de reposo.[d] 28 Por tanto, el Hijo del Hombre es Señor aun del día de reposo.[e]

Footnotes

  1. Marcos 2:23 Aquí equivale a sábado.
  2. Marcos 2:24 Aquí equivale a sábado.
  3. Marcos 2:27 Aquí equivale a sábado.
  4. Marcos 2:27 Aquí equivale a sábado.
  5. Marcos 2:28 Aquí equivale a sábado.

Jesús sana a un paralítico(A)

Unos días después, cuando Jesús entró de nuevo en Capernaúm, corrió la voz de que estaba en casa. Se aglomeraron tantos que ya no quedaba sitio ni siquiera frente a la puerta, mientras él les predicaba. Entonces llegaron cuatro hombres que llevaban un paralítico. Como no podían acercarlo a Jesús por causa de la multitud, quitaron parte del techo encima de donde estaba Jesús y, luego de hacer una abertura, bajaron la camilla en la que estaba acostado el paralítico. Al ver la fe de ellos Jesús dijo al paralítico:

—¡Hijo, tus pecados quedan perdonados!

Algunos maestros de la Ley estaban sentados allí y pensaban: «¿Por qué habla este así? ¡Está blasfemando! ¿Quién puede perdonar pecados sino solo Dios?».

En ese mismo instante supo Jesús en su espíritu que esto era lo que estaban pensando.

—¿Por qué razonan así? —dijo—. ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: “Tus pecados quedan perdonados” o decirle: “Levántate, toma tu camilla y anda”? 10 Pues, para que sepan que el Hijo del hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados —se dirigió entonces al paralítico—: 11 A ti te digo, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa.

12 Y el hombre se levantó, tomó su camilla enseguida y salió caminando a la vista de todos. Ellos se quedaron asombrados y comenzaron a alabar a Dios.

—Jamás habíamos visto cosa igual —decían.

Llamamiento de Leví(B)

13 De nuevo salió Jesús a la orilla del lago. Toda la gente acudía a él y él les enseñaba. 14 Al pasar vio a Leví, hijo de Alfeo, sentado a la mesa de recaudación de impuestos.

«Sígueme» —dijo Jesús.

Y Leví se levantó y lo siguió.

15 Mientras Jesús estaba a la mesa en casa de Leví, muchos recaudadores de impuestos y pecadores comieron con él y sus discípulos, pues ya eran muchos los que lo seguían. 16 Cuando los maestros de la Ley, que eran fariseos, vieron con quién comía, preguntaron a sus discípulos:

—¿Por qué come con recaudadores de impuestos y con pecadores?

17 Al oír esto, Jesús contestó:

—No son los sanos los que necesitan médico, sino los enfermos. Y yo no he venido a llamar a justos, sino a pecadores.

Le preguntan a Jesús sobre el ayuno(C)

18 Al ver que los discípulos de Juan y los fariseos ayunaban, algunos se acercaron a Jesús y le preguntaron:

—¿Cómo es que los discípulos de Juan y de los fariseos ayunan, pero los tuyos no?

19 Jesús contestó:

—¿Acaso pueden ayunar los invitados del novio mientras él está con ellos? No pueden hacerlo mientras lo tienen con ellos. 20 Pero llegará el día en que se les quitará el novio y ese día sí ayunarán. 21 Nadie remienda un vestido viejo con un retazo de tela nueva. De hacerlo así, el remiendo fruncirá el vestido y la rotura se hará peor. 22 Ni echa nadie vino nuevo en recipientes de cuero viejo. De hacerlo así, el vino hará reventar el cuero y se arruinarán tanto el vino como los recipientes. Más bien, el vino nuevo se echa en recipientes de cuero nuevo.

Señor del sábado(D)(E)

23 Un sábado, al pasar Jesús por los sembrados, sus discípulos comenzaron a arrancar a su paso unas espigas de trigo.

24 —Mira —le preguntaron los fariseos—, ¿por qué hacen ellos lo que está prohibido hacer en día sábado?

25 Él contestó:

—¿Nunca han leído lo que hizo David en aquella ocasión en que él y sus compañeros tuvieron hambre y pasaron necesidad? 26 Entró en la casa de Dios cuando Abiatar era el sumo sacerdote y comió los panes consagrados a Dios, que solo a los sacerdotes les es permitido comer. Y dio también a sus compañeros.

27 »El sábado se hizo para el ser humano y no el ser humano para el sábado —añadió—. 28 Así que el Hijo del hombre es Señor incluso del sábado.