El divorcio(A)

10 Jesús partió de aquel lugar y se fue a la región de Judea y al otro lado del Jordán. Otra vez se reunieron las multitudes y, como era su costumbre, les enseñaba.

Algunos fariseos se acercaron y, para ponerlo a prueba, le preguntaron:

—¿Está permitido que un hombre se divorcie de su esposa?

—¿Qué les mandó Moisés? —respondió Jesús.

—Moisés permitió que un hombre le escribiera un certificado de divorcio y la despidiera —contestaron ellos.

—Ese mandamiento lo escribió Moisés para ustedes por lo obstinados que son[a] —respondió Jesús—. Pero al principio de la creación Dios “los creó hombre y mujer”.[b] “Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer[c] y los dos llegarán a ser uno solo”.[d] Así que ya no son dos, sino uno solo. Por tanto, lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.

10 Vueltos a casa, los discípulos preguntaron a Jesús sobre este asunto.

11 —El que se divorcia de su esposa y se casa con otra comete adulterio contra la primera —respondió—. 12 Y, si la mujer se divorcia de su esposo y se casa con otro, comete adulterio.

Jesús y los niños(B)

13 Empezaron a llevarle niños a Jesús para que los tocara, pero los discípulos reprendían a quienes los llevaban. 14 Cuando Jesús se dio cuenta, se indignó y dijo: «Dejen que los niños vengan a mí; no se lo impidan, porque el reino de Dios es de quienes son como ellos. 15 Les aseguro que el que no reciba el reino de Dios como un niño, de ninguna manera entrará en él». 16 Y después de abrazarlos, los bendecía poniendo las manos sobre ellos.

El joven rico(C)

17 Cuando Jesús estaba ya para irse, un hombre llegó corriendo y se arrodilló delante de él.

—Maestro bueno —le preguntó—, ¿qué debo hacer para heredar la vida eterna?

18 —¿Por qué me llamas bueno? —respondió Jesús—. Nadie es bueno sino solo Dios. 19 Ya sabes los mandamientos: “No mates, no cometas adulterio, no robes, no presentes falso testimonio, no defraudes, honra a tu padre y a tu madre”.[e]

20 —Maestro —dijo el hombre—, todo eso lo he cumplido desde que era joven.

21 Jesús lo miró con amor y añadió:

—Una sola cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes y dáselo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo. Luego ven y sígueme.

22 Al oír esto, el hombre se desanimó y se fue triste porque tenía muchas riquezas.

23 Jesús miró alrededor y comentó a sus discípulos:

—¡Qué difícil es para los ricos entrar en el reino de Dios!

24 Los discípulos se asombraron de sus palabras.

—Hijos, ¡qué difícil es entrar[f] en el reino de Dios! —repitió Jesús—. 25 Le resulta más fácil a un camello pasar por el ojo de una aguja que a un rico entrar en el reino de Dios.

26 Los discípulos se asombraron aún más y decían entre sí: «Entonces, ¿quién podrá salvarse?».

27 —Para los hombres es imposible —aclaró Jesús, mirándolos fijamente—, pero no para Dios; de hecho, para Dios todo es posible.

28 —¿Qué de nosotros, que lo hemos dejado todo y te hemos seguido? —comenzó a decirle Pedro.

29 —Les aseguro —respondió Jesús— que todo el que por mi causa y la del evangelio haya dejado casa, hermanos, hermanas, madre, padre, hijos o terrenos 30 recibirá cien veces más ahora en este tiempo (casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y terrenos, aunque con persecuciones); y en la edad venidera, la vida eterna. 31 Pero muchos de los primeros serán últimos y los últimos serán primeros.

Jesús predice de nuevo su muerte(D)

32 Iban de camino subiendo a Jerusalén y Jesús se les adelantó. Los discípulos estaban asombrados y los otros que venían detrás tenían miedo. De nuevo tomó aparte a los doce y comenzó a decirles lo que sucedería. 33 «Ahora vamos subiendo a Jerusalén y el Hijo del hombre será entregado a los jefes de los sacerdotes y a los maestros de la Ley. Ellos lo condenarán a muerte y lo entregarán a los gentiles. 34 Se burlarán de él, le escupirán, lo azotarán y lo matarán. Pero al tercer día resucitará».

La petición de Santiago y Juan(E)

35 Se acercaron Santiago y Juan, hijos de Zebedeo.

—Maestro —dijeron—, queremos que nos concedas lo que te vamos a pedir.

36 —¿Qué quieren que haga por ustedes?

37 —Concédenos que en tu glorioso reino uno de nosotros se siente a tu derecha y el otro a tu izquierda.

38 —Ustedes no saben lo que están pidiendo —respondió Jesús—. ¿Pueden acaso beber el trago amargo de la copa que yo bebo o pasar por la prueba del bautismo con el que voy a ser bautizado?

39 Ellos dijeron:

—Sí, podemos.

—Ustedes beberán de la copa que yo bebo —respondió Jesús— y pasarán por la prueba del bautismo con el que voy a ser bautizado, 40 pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me corresponde concederlo. Eso ya está decidido.[g]

41 Cuando lo oyeron los otros diez, se indignaron con Santiago y Juan. 42 Así que Jesús los llamó y dijo:

—Como ustedes saben, los que se consideran gobernantes de las naciones oprimen al pueblo y los altos oficiales abusan de su autoridad. 43 Pero entre ustedes no debe ser así. Al contrario, el que quiera hacerse grande entre ustedes deberá ser su servidor, 44 y el que quiera ser el primero deberá ser esclavo de todos. 45 Porque ni aun el Hijo del hombre vino para que le sirvan, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos.

El ciego Bartimeo recibe la vista(F)

46 Después llegaron a Jericó. Más tarde, salió Jesús de la ciudad acompañado de sus discípulos y de una gran multitud. Un mendigo ciego llamado Bartimeo (el hijo de Timeo) estaba sentado junto al camino. 47 Al oír que el que venía era Jesús de Nazaret, se puso a gritar:

—¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí!

48 Muchos lo reprendían para que se callara, pero él se puso a gritar aún más fuerte:

—¡Hijo de David, ten compasión de mí!

49 Jesús se detuvo y dijo:

—Llámenlo.

Así que llamaron al ciego.

—¡Ánimo! —le dijeron—. ¡Levántate! Te llama.

50 Él, arrojando la capa, dio un salto y se acercó a Jesús.

51 —¿Qué quieres que haga por ti? —le preguntó.

—Raboni, quiero ver —respondió el ciego.

52 —Puedes irte —dijo Jesús—, tu fe te ha sanado.

Al instante recobró la vista y comenzó a seguir a Jesús por el camino.

Footnotes

  1. 10:5 por lo obstinados que son. Lit. por su dureza de corazón.
  2. 10:6 Gn 1:27.
  3. 10:7 Var. no incluye: se unirá a su mujer.
  4. 10:8 Gn 2:24.
  5. 10:19 Éx 20:12-16; Dt 5:16-20.
  6. 10:24 es entrar. Var. es para los que confían en las riquezas entrar.
  7. 10:40 concederlo. … decidido. Lit. concederlo, sino para quienes está preparado.

Jesús enseña sobre el divorcio(A)

10 Jesús salió de allí y se fue a la región de Judea y al otro lado del Jordán. El pueblo volvió a reunirse en torno suyo, y él volvió a enseñarles, como era su costumbre.

Unos fariseos se le acercaron y, para ponerlo a prueba, le preguntaron si le estaba permitido al esposo divorciarse de su esposa. Jesús les respondió: «¿Qué les mandó Moisés?» Ellos dijeron: «Moisés permitió el divorciarse de la esposa mediante un certificado de divorcio.»(B) Jesús les dijo: «Ese mandamiento les escribió Moisés por lo obstinado que es el corazón de ustedes. Pero, al principio de la creación, Dios los hizo hombre y mujer.(C) Por esto el hombre dejará a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán un solo ser, así que ya no son dos, sino uno solo.(D) Por tanto, lo que Dios ha unido, que no lo separe nadie.»

10 Ya en la casa, los discípulos volvieron a preguntarle acerca de lo mismo, 11 y Jesús les dijo: «Quien se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra la primera. 12 Y si la mujer se divorcia de su marido y se casa con otro, también comete adulterio.»(E)

Jesús bendice a los niños(F)

13 Llevaron unos niños a Jesús para que los tocara, pero los discípulos reprendieron a quienes los habían llevado. 14 Al ver esto, Jesús se indignó y les dijo: «Dejen que los niños se acerquen a mí. No se lo impidan, porque el reino de Dios es de los que son como ellos. 15 De cierto les digo que el que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él.»(G) 16 Entonces Jesús tomó a los niños en sus brazos, puso sus manos sobre ellos, y los bendijo.

El joven rico(H)

17 Jesús salía ya para seguir su camino, cuando un hombre llegó corriendo, se arrodilló delante de él, y le preguntó: «Maestro bueno, ¿qué debo hacer para heredar la vida eterna?» 18 Jesús le dijo: «¿Por qué me llamas bueno? No hay nadie que sea bueno, sino sólo Dios. 19 Ya conoces los mandamientos: No mates.(I) No cometas adulterio.(J) No robes.(K) No des falso testimonio.(L) No defraudes. Honra a tu padre y a tu madre.(M)» 20 Aquel hombre le respondió: «Maestro, todo esto lo he cumplido desde mi juventud.» 21 Jesús lo miró y, con mucho amor, le dijo: «Una cosa te falta: anda y vende todo lo que tienes, y dáselo a los pobres. Así tendrás un tesoro en el cielo. Después de eso, ven y sígueme.» 22 Cuando aquel hombre oyó eso, se afligió y se fue triste, porque tenía muchas posesiones.

23 Jesús miró a su alrededor, y les dijo a sus discípulos: «¡Qué difícil es para los ricos entrar en el reino de Dios!» 24 Los discípulos se asombraron de sus palabras, pero Jesús volvió a decirles: «Hijos, ¡qué difícil es entrar en el reino de Dios! 25 Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, a que un rico entre en el reino de Dios». 26 Ellos se asombraron aún más, y se preguntaban unos a otros: «Entonces, ¿quién podrá salvarse?» 27 Jesús los miró fijamente y les dijo: «Esto es imposible para los hombres, pero no para Dios. Porque para Dios todo es posible.» 28 Pedro comenzó entonces a decirle: «Como sabes, nosotros lo hemos dejado todo, y te hemos seguido.» 29 Jesús respondió: «De cierto les digo: No hay nadie que por causa de mí y del evangelio haya dejado casa, hermanos, hermanas, madre, padre, hijos, o tierras, 30 que ahora en este tiempo no reciba, aunque con persecuciones, cien veces más casas, hermanos, hermanas, madres, hijos, y tierras, y en el tiempo venidero la vida eterna. 31 Muchos de los que ahora son los primeros, serán los últimos; y los que ahora son los últimos, serán los primeros.(N)»

Jesús vuelve a anunciar su muerte(O)

32 Iban por el camino, subiendo a Jerusalén, y Jesús iba al frente de los discípulos, los cuales estaban asombrados y lo seguían con miedo. Volvió entonces a llevar aparte a los doce, y comenzó a decirles lo que le iba a suceder. 33 «Como pueden ver, ahora vamos camino a Jerusalén, y el Hijo del Hombre será entregado a los principales sacerdotes y a los escribas, los cuales lo condenarán a muerte y lo entregarán a los no judíos. 34 Y se burlarán de él y lo escupirán, lo azotarán y lo matarán. Pero al tercer día resucitará.»

Petición de Santiago y de Juan(P)

35 Jacobo y Juan, los hijos de Zebedeo, se acercaron a él y le dijeron: «Maestro, queremos que nos concedas lo que vamos a pedirte.» 36 Jesús les preguntó: «¿Qué quieren que haga por ustedes?» 37 Ellos le respondieron: «Concédenos que, en tu gloria, uno de nosotros se siente a tu derecha y el otro a tu izquierda.» 38 Jesús les dijo: «Ustedes no saben lo que piden. ¿Acaso pueden beber del mismo vaso del que yo bebo, o ser bautizados con el mismo bautismo que voy a recibir?»(Q) 39 Ellos dijeron: «Sí podemos.» Entonces Jesús les dijo: «A decir verdad, beberán del vaso del que yo bebo, y recibirán el mismo bautismo que voy a recibir, 40 pero no me corresponde concederles que se sienten a mi derecha o a mi izquierda, pues ya es de aquellos para quienes está preparado.» 41 Cuando los otros diez oyeron esto, se enojaron contra Jacobo y Juan. 42 Pero Jesús los llamó y les dijo: «Como ustedes saben, los gobernantes de las naciones las dominan, y los poderosos les imponen su autoridad. 43 Pero entre ustedes no debe ser así.(R) Más bien, aquel de ustedes que quiera hacerse grande será su servidor, 44 y aquel de ustedes que quiera ser el primero, será su esclavo.(S) 45 Porque ni siquiera el Hijo del Hombre vino para ser servido, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos.»

Bartimeo recibe la vista(T)

46 Llegaron a Jericó, y al salir de la ciudad Jesús iba seguido de sus discípulos y de una gran multitud. Junto al camino estaba sentado un mendigo llamado Bartimeo hijo de Timeo, que era ciego. 47 Cuando éste supo que quien venía era Jesús de Nazaret, comenzó a gritar y a decir: «Jesús, Hijo de David, ¡ten misericordia de mí!» 48 Muchos lo reprendían para que callara, pero él gritaba con más fuerza: «Hijo de David, ¡ten misericordia de mí!» 49 Jesús se detuvo y mandó que lo llamaran. Los que llamaron al ciego le dijeron: «¡Mucho ánimo! ¡Levántate, que Jesús te llama!» 50 Arrojando su capa, el ciego dio un salto y se acercó a Jesús, 51 y Jesús le preguntó: «¿Qué quieres que haga por ti?» El ciego le respondió: «Maestro, quiero recobrar la vista.» 52 Jesús le dijo: «Vete, tu fe te ha salvado.» Y enseguida el ciego recobró la vista, y siguió a Jesús en el camino.

Jesús en Judea

10 (A)Levantándose de allí, Jesús se fue* a la región de Judea y al otro lado del Jordán; y se reunieron* de nuevo las multitudes junto a Él, y una vez más, como acostumbraba, les enseñaba(B).

Enseñanza de Jesús sobre el divorcio

Y se le acercaron algunos fariseos, y para ponerle[a] a prueba, le preguntaban si era lícito a un hombre divorciarse de[b] su mujer. Y respondiendo Él, les dijo: ¿Qué os mandó Moisés? Y ellos dijeron: Moisés permitió al hombre escribir carta de divorcio y repudiarla(C). Pero Jesús les dijo: Por la dureza de vuestro corazón os escribió este mandamiento(D). Pero desde el principio de la creación(E), Dios los hizo varón y hembra(F). Por esta razón el hombre dejará a su padre y a su madre[c](G), y los dos serán una sola carne(H); por consiguiente, ya no son dos, sino una sola carne. Por tanto, lo que Dios ha unido, ningún hombre lo separe. 10 Y ya en la casa, los discípulos volvieron a preguntarle sobre esto. 11 Y Él les dijo*: Cualquiera que se divorcie de[d] su mujer y se case con otra, comete adulterio contra ella(I); 12 y si ella se divorcia de[e] su marido(J) y se casa con otro, comete adulterio.

Jesús bendice a los niños

13 (K)Y le traían niños para que los tocara; y los discípulos los reprendieron. 14 Pero cuando Jesús vio esto, se indignó y les dijo: Dejad que los niños vengan a mí; no se lo impidáis, porque de los que son como estos[f] es el reino de Dios(L). 15 En verdad os digo: el que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él(M). 16 Y tomándolos en sus brazos(N), los bendecía, poniendo las manos sobre ellos.

El joven rico

17 (O)Cuando salía para seguir su camino, vino uno corriendo, y arrodillándose delante de Él(P), le preguntó[g]: Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna(Q)? 18 Y Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno, sino solo uno, Dios. 19 Tú sabes los mandamientos: «No mates, no cometas adulterio, no hurtes, no des falso testimonio, no defraudes, honra a tu padre y a tu madre(R)». 20 Y él le dijo: Maestro, todo esto lo he guardado(S) desde mi juventud. 21 Jesús, mirándolo, lo amó y le dijo: Una cosa te falta: ve y vende cuanto tienes y da a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo(T); y ven, sígueme. 22 Pero él, afligido por estas palabras, se fue triste, porque era dueño de muchos bienes.

Peligro de las riquezas

23 Jesús, mirando en derredor, dijo* a sus discípulos: ¡Qué difícil será para los que tienen riquezas entrar en el reino de Dios(U)! 24 Y los discípulos se asombraron(V) de sus palabras. Pero Jesús respondiendo de nuevo, les dijo*: Hijos, ¡qué difícil es entrar en el reino de Dios[h]! 25 Es más fácil que un camello pase por el ojo de una[i] aguja, que el que un rico entre en el reino de Dios(W). 26 Ellos se asombraron aún más, diciendo entre sí[j]: ¿Y quién podrá salvarse? 27 Mirándolos Jesús, dijo*: Para los hombres es imposible, pero no para Dios, porque todas las cosas son posibles para Dios(X). 28 Entonces Pedro comenzó a decirle: He aquí, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido(Y). 29 Jesús dijo: En verdad os digo: No hay nadie que haya dejado casa, o hermanos, o hermanas, o madre, o padre, o hijos o tierras por causa de mí y por causa del evangelio(Z), 30 que no reciba cien veces más ahora en este tiempo: casas, y hermanos, y hermanas, y madres, e hijos, y tierras junto con persecuciones; y en el siglo venidero(AA), la vida eterna. 31 Pero muchos primeros serán últimos, y los últimos, primeros(AB).

Jesús anuncia su muerte por tercera vez

32 (AC)E iban por el camino subiendo a Jerusalén, y Jesús iba delante de ellos; y estaban perplejos(AD), y los que le seguían tenían miedo. Y tomando aparte de nuevo a los doce, comenzó a decirles lo que le iba a suceder: 33 He aquí, subimos a Jerusalén, y el Hijo del Hombre(AE) será entregado a los principales sacerdotes y a los escribas, y le condenarán a muerte y le entregarán a los gentiles. 34 Y se burlarán de Él y le escupirán(AF), le azotarán y le matarán, y tres días después resucitará.

Petición de Jacobo y Juan

35 (AG)Y se le acercaron* Jacobo[k] y Juan, los dos hijos de Zebedeo, diciéndole: Maestro, queremos que hagas por nosotros lo que te pidamos. 36 Y Él les dijo: ¿Qué queréis que haga por vosotros? 37 Ellos le dijeron: Concédenos[l] que en tu gloria(AH) nos sentemos uno a tu derecha y el otro a tu izquierda. 38 Pero Jesús les dijo: No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber la copa que yo bebo(AI), o ser bautizados con el bautismo con que soy bautizado(AJ)? 39 Y ellos le dijeron: Podemos. Y Jesús les dijo: La copa que yo bebo, beberéis; y seréis bautizados con el bautismo con que yo soy bautizado(AK), 40 pero el que os sentéis a mi derecha o a mi izquierda, no es mío el concederlo[m], sino que es para quienes ha sido preparado(AL). 41 Al oír esto, los diez comenzaron a indignarse contra Jacobo[n] y Juan. 42 (AM)Y llamándolos junto a sí, Jesús les dijo*: Sabéis que los que son reconocidos como gobernantes de los gentiles se enseñorean de ellos, y que sus grandes ejercen autoridad sobre ellos. 43 Pero entre vosotros no es así, sino que cualquiera de vosotros que desee llegar a ser grande será vuestro servidor(AN), 44 y cualquiera de vosotros que desee ser el primero será siervo de todos. 45 Porque ni aun el Hijo del Hombre vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida[o] en rescate por muchos(AO).

El ciego Bartimeo es sanado

46 (AP)Entonces llegaron* a Jericó. Y cuando salía de Jericó con sus discípulos y una gran multitud, un mendigo ciego llamado Bartimeo, el hijo de Timeo, estaba sentado junto al camino(AQ). 47 Y cuando oyó que era Jesús el Nazareno(AR), comenzó a gritar y a decir: ¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí(AS)! 48 Y muchos lo reprendían para que se callara, pero él gritaba mucho más: ¡Hijo de David, ten misericordia de mí(AT)! 49 Y Jesús se detuvo y dijo: Llamadle. Y llamaron* al ciego, diciéndole: ¡Anímate(AU)! Levántate, que te llama. 50 Y arrojando su manto, se levantó de un salto y fue a Jesús. 51 Y dirigiéndose a él[p], Jesús le dijo: ¿Qué deseas que haga por ti? Y el ciego le respondió: Raboní[q](AV), que recobre la vista. 52 Y Jesús le dijo: Vete, tu fe te ha sanado[r](AW). Y al instante recobró la vista, y le seguía por el camino.

Footnotes

  1. Marcos 10:2 Lit., poniéndole
  2. Marcos 10:2 O, repudiar a
  3. Marcos 10:7 Algunos mss. agregan: y se unirá a su mujer
  4. Marcos 10:11 O, repudie a
  5. Marcos 10:12 O, repudia a
  6. Marcos 10:14 O, de los tales
  7. Marcos 10:17 Lit., preguntándole
  8. Marcos 10:24 Algunos mss. agregan: para los que confían en las riquezas
  9. Marcos 10:25 Lit., la
  10. Marcos 10:26 Algunos mss. dicen: diciéndole
  11. Marcos 10:35 O, Santiago
  12. Marcos 10:37 Lit., Danos
  13. Marcos 10:40 Lit., dar
  14. Marcos 10:41 O, Santiago
  15. Marcos 10:45 O, alma
  16. Marcos 10:51 Lit., respondiéndole
  17. Marcos 10:51 I.e., mi Maestro
  18. Marcos 10:52 Lit., salvado

Jesús enseña sobre el divorcio

(Mt. 19.1-12; Lc. 16.18)

10 Levantándose de allí, vino a la región de Judea y al otro lado del Jordán; y volvió el pueblo a juntarse a él, y de nuevo les enseñaba como solía.

Y se acercaron los fariseos y le preguntaron, para tentarle, si era lícito al marido repudiar a su mujer. Él, respondiendo, les dijo: ¿Qué os mandó Moisés? Ellos dijeron: Moisés permitió dar carta de divorcio, y repudiarla.(A) Y respondiendo Jesús, les dijo: Por la dureza de vuestro corazón os escribió este mandamiento; pero al principio de la creación, varón y hembra los hizo Dios.(B) Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne; así que no son ya más dos, sino uno.(C) Por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre.

10 En casa volvieron los discípulos a preguntarle de lo mismo, 11 y les dijo: Cualquiera que repudia a su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra ella; 12 y si la mujer repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio.(D)

Jesús bendice a los niños

(Mt. 19.13-15; Lc. 18.15-17)

13 Y le presentaban niños para que los tocase; y los discípulos reprendían a los que los presentaban. 14 Viéndolo Jesús, se indignó, y les dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios. 15 De cierto os digo, que el que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él.(E) 16 Y tomándolos en los brazos, poniendo las manos sobre ellos, los bendecía.

El joven rico

(Mt. 19.16-30; Lc. 18.18-30)

17 Al salir él para seguir su camino, vino uno corriendo, e hincando la rodilla delante de él, le preguntó: Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna? 18 Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno, sino solo uno, Dios. 19 Los mandamientos sabes: No adulteres.(F) No mates.(G) No hurtes.(H) No digas falso testimonio.(I) No defraudes. Honra a tu padre y a tu madre.(J) 20 Él entonces, respondiendo, le dijo: Maestro, todo esto lo he guardado desde mi juventud. 21 Entonces Jesús, mirándole, le amó, y le dijo: Una cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme, tomando tu cruz. 22 Pero él, afligido por esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones.

23 Entonces Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: ¡Cuán difícilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas! 24 Los discípulos se asombraron de sus palabras; pero Jesús, respondiendo, volvió a decirles: Hijos, ¡cuán difícil les es entrar en el reino de Dios, a los que confían en las riquezas! 25 Más fácil es pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios. 26 Ellos se asombraban aún más, diciendo entre sí: ¿Quién, pues, podrá ser salvo? 27 Entonces Jesús, mirándolos, dijo: Para los hombres es imposible, mas para Dios, no; porque todas las cosas son posibles para Dios. 28 Entonces Pedro comenzó a decirle: He aquí, nosotros lo hemos dejado todo, y te hemos seguido. 29 Respondió Jesús y dijo: De cierto os digo que no hay ninguno que haya dejado casa, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por causa de mí y del evangelio, 30 que no reciba cien veces más ahora en este tiempo; casas, hermanos, hermanas, madres, hijos, y tierras, con persecuciones; y en el siglo venidero la vida eterna. 31 Pero muchos primeros serán postreros, y los postreros, primeros.(K)

Nuevamente Jesús anuncia su muerte

(Mt. 20.17-19; Lc. 18.31-34)

32 Iban por el camino subiendo a Jerusalén; y Jesús iba delante, y ellos se asombraron, y le seguían con miedo. Entonces volviendo a tomar a los doce aparte, les comenzó a decir las cosas que le habían de acontecer: 33 He aquí subimos a Jerusalén, y el Hijo del Hombre será entregado a los principales sacerdotes y a los escribas, y le condenarán a muerte, y le entregarán a los gentiles; 34 y le escarnecerán, le azotarán, y escupirán en él, y le matarán; mas al tercer día resucitará.

Petición de Santiago y de Juan

(Mt. 20.20-28)

35 Entonces Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, se le acercaron, diciendo: Maestro, querríamos que nos hagas lo que pidiéremos. 36 Él les dijo: ¿Qué queréis que os haga? 37 Ellos le dijeron: Concédenos que en tu gloria nos sentemos el uno a tu derecha, y el otro a tu izquierda. 38 Entonces Jesús les dijo: No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber del vaso que yo bebo, o ser bautizados con el bautismo con que yo soy bautizado?(L) 39 Ellos dijeron: Podemos. Jesús les dijo: A la verdad, del vaso que yo bebo, beberéis, y con el bautismo con que yo soy bautizado, seréis bautizados; 40 pero el sentaros a mi derecha y a mi izquierda, no es mío darlo, sino a aquellos para quienes está preparado. 41 Cuando lo oyeron los diez, comenzaron a enojarse contra Jacobo y contra Juan. 42 Mas Jesús, llamándolos, les dijo: Sabéis que los que son tenidos por gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y sus grandes ejercen sobre ellas potestad. 43 Pero no será así entre vosotros,(M) sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, 44 y el que de vosotros quiera ser el primero, será siervo de todos.(N) 45 Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.

El ciego Bartimeo recibe la vista

(Mt. 20.29-34; Lc. 18.35-43)

46 Entonces vinieron a Jericó; y al salir de Jericó él y sus discípulos y una gran multitud, Bartimeo el ciego, hijo de Timeo, estaba sentado junto al camino mendigando. 47 Y oyendo que era Jesús nazareno, comenzó a dar voces y a decir: ¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí! 48 Y muchos le reprendían para que callase, pero él clamaba mucho más: ¡Hijo de David, ten misericordia de mí! 49 Entonces Jesús, deteniéndose, mandó llamarle; y llamaron al ciego, diciéndole: Ten confianza; levántate, te llama. 50 Él entonces, arrojando su capa, se levantó y vino a Jesús. 51 Respondiendo Jesús, le dijo: ¿Qué quieres que te haga? Y el ciego le dijo: Maestro, que recobre la vista. 52 Y Jesús le dijo: Vete, tu fe te ha salvado. Y en seguida recobró la vista, y seguía a Jesús en el camino.