Parábola del sembrador(A)(B)

De nuevo comenzó Jesús a enseñar a la orilla del lago. La multitud que se reunió para verlo era tan grande que él subió a una barca en el lago y allí se sentó, mientras toda la gente se quedaba en la orilla. Entonces se puso a enseñarles muchas cosas por medio de parábolas y, como parte de su instrucción, les dijo: «¡Pongan atención! Un sembrador salió a sembrar. Sucedió que, al esparcir él las semillas, una parte cayó junto al camino, llegaron los pájaros y se la comieron. Otra parte cayó en terreno pedregoso, sin mucha tierra. Esas semillas brotaron pronto porque la tierra no era profunda; pero cuando salió el sol, las plantas se marchitaron y por no tener raíz se secaron. Otra parte de las semillas cayó entre espinos que, al crecer, ahogaron las plantas y no dieron fruto. Pero las otras semillas cayeron en buen terreno. Brotaron, crecieron y produjeron una cosecha que rindió hasta treinta, sesenta y cien veces más.

»El que tenga oídos para oír, que oiga», añadió Jesús.

10 Cuando se quedó solo, los doce y los que estaban alrededor de él hicieron preguntas sobre las parábolas.

11 Él contestó:

«A ustedes se les ha concedido conocer el misterio del reino de Dios; pero a los de afuera todo les llega por medio de parábolas, 12 para que

»“por mucho que vean, no perciban;
    por mucho que oigan, no entiendan;
no sea que se conviertan y sean perdonados”.[a]

13 »¿No entienden esta parábola? —continuó Jesús—. ¿Cómo podrán, entonces, entender las demás? 14 El sembrador siembra la palabra. 15 Algunos son como lo sembrado junto al camino, donde se siembra la palabra. Tan pronto como la oyen, viene Satanás y les quita la palabra sembrada en ellos. 16 Otros son como lo sembrado en terreno pedregoso: cuando oyen la palabra, de inmediato la reciben con alegría, 17 pero como no tienen raíz, duran poco tiempo. Cuando surgen problemas o persecución a causa de la palabra, enseguida se apartan de ella. 18 Otros son como lo sembrado entre espinos: oyen la palabra, 19 pero las preocupaciones de esta vida, el engaño de las riquezas y muchos otros malos deseos entran hasta ahogar la palabra, de modo que esta no llega a dar fruto. 20 Pero otros son como lo sembrado en buen terreno: oyen la palabra, la aceptan y producen una cosecha que rinde treinta, sesenta y hasta cien veces más».

Una lámpara en una repisa

21 También dijo: «¿Acaso se trae una lámpara para ponerla debajo de una vasija o debajo de la cama? ¿No es, por el contrario, para ponerla en un candelero? 22 No hay nada escondido que no esté destinado a descubrirse; tampoco hay nada oculto que no esté destinado a ser revelado públicamente. 23 El que tenga oídos para oír, que oiga.

24 »Pongan mucha atención —añadió—. Con la medida con que midan a otros, se les medirá a ustedes y aún más se les añadirá. 25 Al que tiene se le dará más; al que no tiene hasta lo que tiene se le quitará».

Parábola de la semilla que crece

26 Jesús continuó: «El reino de Dios se parece a quien esparce semilla en la tierra. 27 Sin que este sepa cómo, y ya sea que duerma o esté despierto, día y noche brota y crece la semilla. 28 La tierra da fruto por sí sola; primero el tallo, luego la espiga y después el grano lleno en la espiga. 29 Tan pronto como el grano está maduro, se mete la hoz, pues ha llegado el tiempo de la cosecha».

Parábola del grano de mostaza(C)

30 También dijo: «¿Con qué vamos a comparar el reino de Dios? ¿Qué parábola podemos usar para describirlo? 31 Es como una semilla de mostaza: cuando se siembra en la tierra, es la semilla más pequeña que hay, 32 pero una vez sembrada crece hasta convertirse en la más grande de las hortalizas, y echa ramas tan grandes que las aves pueden anidar bajo su sombra».

33 Y con muchas parábolas semejantes les enseñaba Jesús la palabra hasta donde podían entender. 34 No decía nada sin emplear parábolas. Pero cuando estaba a solas con sus discípulos, les explicaba todo.

Jesús calma la tormenta(D)

35 Ese día al anochecer dijo a sus discípulos:

—Crucemos al otro lado.

36 Dejaron a la multitud y se lo llevaron en la barca donde estaba. También lo acompañaban otras barcas. 37 Se desató entonces una fuerte tormenta y las olas azotaban tanto la barca que ya comenzaba a inundarse. 38 Mientras tanto, Jesús estaba en la popa, durmiendo sobre un cabezal, así que los discípulos lo despertaron.

—¡Maestro! —gritaron—, ¿no te importa que nos ahoguemos?

39 Él se levantó, reprendió al viento y ordenó al mar:

—¡Silencio! ¡Cálmate!

El viento se calmó y todo quedó completamente tranquilo.

40 —¿Por qué tienen tanto miedo? —dijo a sus discípulos—. ¿Todavía[b] no tienen fe?

41 Ellos estaban espantados y se decían unos a otros:

—¿Quién es este que hasta el viento y el mar le obedecen?

Footnotes

  1. 4:12 Is 6:9,10.
  2. 4:40 Todavía. Var. Cómo es que.

Parábola del sembrador(A)

Jesús comenzó a enseñar una vez más a la orilla del lago, y fue tanta la gente que se reunió alrededor de él, que se subió a una barca que estaba en el lago y se sentó allí,(B) mientras que la gente se quedó en la orilla. Muchas cosas les enseñó por medio de parábolas, y en sus enseñanzas les decía: «Presten atención. Resulta que un sembrador salió a sembrar. Al sembrar, una parte de las semillas cayó junto al camino, y vinieron las aves del cielo y se la comieron. Otra parte cayó entre las piedras, donde no había mucha tierra, y enseguida brotó, porque la tierra no era profunda, pero en cuanto salió el sol, se quemó y se secó, porque no tenía raíz. Otra parte cayó entre espinos, pero los espinos crecieron y la ahogaron, de modo que no dio fruto. Pero otra parte cayó en buena tierra, y brotó y creció y dio fruto, y rindió una cosecha de treinta y sesenta, y hasta de ciento por uno.» Entonces les dijo: «El que tenga oídos para oír, que oiga.»

10 Cuando se quedó solo, los que estaban cerca de él junto con los doce le preguntaron qué quería decir la parábola. 11 Él les respondió: «A ustedes se les concede entender el misterio del reino de Dios; pero a los que están afuera todo se les dice por parábolas, 12 para que “viendo, vean y no entiendan; y oyendo, oigan y no comprendan; no sea que se conviertan y sus pecados les sean perdonados”.»(C) 13 También les dijo: «Si no entienden ustedes esta parábola, ¿cómo podrán entender todas las demás? 14 El sembrador es el que siembra la palabra. 15 Algunos son como lo sembrado junto al camino. En ellos se siembra la palabra, pero enseguida, después de oírla, viene Satanás y les arrebata la palabra sembrada en su corazón. 16 Otros son como lo sembrado entre las piedras. Al oír la palabra, enseguida la reciben con gozo; 17 pero, como no tienen raíz, su vida es muy corta, y al venir las aflicciones o la persecución por causa de la palabra, enseguida tropiezan. 18 Otros son como los que fueron sembrados entre espinos. Éstos son los que oyen la palabra, 19 pero las preocupaciones de este mundo, el engaño de las riquezas, y la codicia por otras cosas, entran en ellos y ahogan la palabra, por lo que ésta no llega a dar fruto. 20 Pero hay otros, que son como lo sembrado en buena tierra. Son los que oyen la palabra y la reciben, y rinden fruto; ¡dan treinta, sesenta y hasta cien semillas por cada semilla sembrada!»

Nada oculto queda sin manifestarse(D)

21 También les dijo: «¿Acaso la luz se enciende para ponerla debajo de un cajón, o debajo de la cama? Al contrario, ¡se enciende para ponerla en el candelero!(E) 22 Porque no hay nada oculto que no llegue a manifestarse, ni hay nada escondido que no salga a la luz.(F) 23 Si alguno tiene oídos para oír, que oiga.» 24 También les dijo: «Fíjense bien en lo que oyen, porque con la medida con que ustedes midan a otros, serán medidos,(G) y hasta más se les añadirá. 25 Porque al que tiene, se le dará; y al que no tiene, hasta lo poco que tiene se le arrebatará.»(H)

Parábola del crecimiento de la semilla

26 Jesús dijo también: «El reino de Dios es como cuando un hombre arroja semilla sobre la tierra: 27 ya sea que él duerma o esté despierto, de día y de noche la semilla brota y crece, sin que él sepa cómo. 28 Y es que la tierra da fruto por sí misma: primero sale una hierba, luego la espiga, y después el grano se llena en la espiga; 29 y cuando el grano madura, enseguida se mete la hoz, porque ya es tiempo de cosechar.»

Parábola de la semilla de mostaza(I)

30 También dijo: «¿Con qué vamos a comparar el reino de Dios? ¿Qué parábola nos sirve de comparación? 31 Puede compararse con el grano de mostaza, que al sembrarlo en la tierra es la más pequeña de todas las semillas, 32 pero que después de sembrada crece hasta convertirse en la más grande de todas las plantas, y echa ramas tan grandes que aun las aves pueden poner su nido bajo su sombra.»

Aplicación de las parábolas(J)

33 Con muchas parábolas como éstas Jesús les hablaba de la palabra, hasta donde podían entender, 34 y sin parábolas no les hablaba, aunque a sus discípulos les explicaba todo en privado.

Jesús calma la tempestad(K)

35 Ese mismo día, al caer la noche, Jesús les dijo a sus discípulos: «Pasemos al otro lado.» 36 Despidió a la multitud, y partieron con él en la barca donde estaba. También otras barcas lo acompañaron. 37 Pero se levantó una gran tempestad con vientos, y de tal manera las olas azotaban la barca, que ésta estaba por inundarse. 38 Jesús estaba en la popa, y dormía sobre una almohada. Lo despertaron y le dijeron: «¡Maestro! ¿Acaso no te importa que estamos por naufragar?» 39 Jesús se levantó y reprendió al viento, y dijo a las aguas: «¡Silencio! ¡A callar!» Y el viento se calmó, y todo quedó en completa calma. 40 A sus discípulos les dijo: «¿Por qué tienen tanto miedo? ¿Cómo es que no tienen fe?» 41 Ellos estaban muy asustados, y se decían unos a otros: «¿Quién es éste, que hasta el viento y las aguas lo obedecen?»