³⁸ Y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí^(A).

²⁷ El que no carga su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo^(A).

³³ Así pues, cualquiera de vosotros que no renuncie a todas sus posesiones, no puede ser mi discípulo^(A).

²³ Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día y sígame^(A).

Cristo, poder de Dios

¹⁸ Porque la palabra de la cruz es necedad^(A) para los que se pierden^[a](B), pero para nosotros los salvos^[b] es poder de Dios^(C).

Condiciones para seguir a Jesús

²⁴ Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz^(A) y sígame. ²⁵ Porque el que quiera salvar su vida^[a], la perderá; pero el que pierda su vida^[b] por causa de mí, la hallará^(B).

²⁴ Pues los que son de Cristo Jesús^(A) han crucificado^(B) la carne con sus pasiones y deseos^(C).

²⁰ Con Cristo he sido crucificado^[a](A), y ya no soy yo el que vive, sino que Cristo vive en mí^(B); y la vida que^[b] ahora vivo en la carne, la^[c] vivo por fe en el Hijo de Dios^(C), el cual me amó^(D) y se entregó a sí mismo por mí^(E).

¹⁰ llevando siempre en el cuerpo por todas partes la muerte^[a] de Jesús^(A), para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo^(B). ¹¹ Porque nosotros que vivimos, constantemente estamos siendo entregados a muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo^[b] mortal.