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32 Cuando subieron a la barca, los vientos cesaron. 33 Los otros discípulos, maravillados, se arrodillaron y le dijeron:

―¡No cabe duda de que eres el Hijo de Dios!

34 Desembarcaron en Genesaret.

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32 Y cuando ellos subieron en la barca, se calmó el viento. 33 Entonces los que estaban en la barca vinieron y le adoraron, diciendo: Verdaderamente eres Hijo de Dios.

Jesús sana a los enfermos en Genesaret

(Mr. 6.53-56)

34 Y terminada la travesía, vinieron a tierra de Genesaret.

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