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La transfiguración

17 (A)Seis días después, Jesús tomó* con Él a Pedro(B), a Jacobo[a] y a Juan su hermano, y los llevó* aparte a un monte alto. Delante de ellos se transfiguró; y Su rostro resplandeció como el sol y Sus vestiduras se volvieron blancas como la luz. En esto, se les aparecieron Moisés y Elías hablando con Él.

Entonces Pedro dijo a Jesús: «Señor, bueno es que estemos aquí; si quieres, haré aquí tres enramadas[b], una para Ti, otra[c] para Moisés y otra[d] para Elías(C)». Mientras estaba aún hablando, una nube luminosa los cubrió; y una voz salió de la nube(D), diciendo: «Este es Mi Hijo amado(E) en quien Yo estoy complacido; óiganlo a Él».

Cuando los discípulos oyeron esto, cayeron sobre sus rostros y tuvieron gran temor. Entonces Jesús se les acercó, y tocándolos, dijo: «Levántense y no teman(F)». Y cuando alzaron sus ojos no vieron a nadie, sino a Jesús solo.

Elías y Juan el Bautista

(G)Mientras descendían del monte, Jesús les ordenó: «No cuenten a nadie la visión(H) hasta que el Hijo del Hombre(I) haya resucitado de entre los muertos(J)». 10 Los discípulos entonces le preguntaron: «¿Por qué, pues, dicen los escribas que Elías(K) debe venir primero?». 11 Respondió Jesús: «Elías ciertamente viene, y restaurará todas las cosas; 12 pero Yo les digo que Elías ya vino y no lo reconocieron, sino que le hicieron[e] todo lo que quisieron. Así también el Hijo del Hombre(L) va a padecer a manos de ellos». 13 Entonces los discípulos entendieron que Él les había hablado de Juan el Bautista.

Jesús sana a un muchacho epiléptico

14 (M)Cuando llegaron a la multitud, se acercó a Jesús un hombre, que arrodillándose delante de Él, dijo: 15 «Señor, ten misericordia de mi hijo, porque es epiléptico[f](N) y sufre terriblemente, porque muchas veces cae en el fuego y muchas en el agua. 16 Lo traje a Tus discípulos y ellos no pudieron curarlo». 17 Jesús respondió: «¡Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo estaré con ustedes? ¿Hasta cuándo tendré que soportarlos? Tráiganmelo acá». 18 Jesús lo reprendió y el demonio salió de él, y el muchacho quedó curado desde aquel momento[g].

19 Entonces los discípulos, llegándose a Jesús en privado, dijeron: «¿Por qué nosotros no pudimos expulsarlo?». 20 Y Él les dijo*: «Por la poca fe de ustedes; porque en verdad les digo que si tienen fe(O) como un grano de mostaza(P), dirán a este monte(Q): “Pásate de aquí allá”, y se pasará; y nada les será imposible(R). 21 [h]Pero esta clase no sale sino con oración y ayuno(S)».

Otra vez Jesús anuncia Su muerte

22 (T)Mientras andaban juntos por Galilea, Jesús les dijo: «El Hijo del Hombre va a ser entregado en manos de los hombres. 23 Lo matarán, y al tercer día resucitará(U)». Y ellos se entristecieron mucho.

Pago del impuesto del templo

24 Cuando llegaron a Capernaúm, se acercaron a Pedro los que cobraban las dos dracmas[i] del impuesto del templo(V) y dijeron: «¿No paga su maestro el impuesto del templo(W)?». 25 «Sí», contestó* Pedro. Y cuando él llegó a casa, Jesús se le anticipó[j], diciendo: «¿Qué te parece, Simón? ¿De quiénes cobran tributos(X) o impuestos(Y) los reyes de la tierra, de sus hijos o de los extraños?». 26 «De los extraños», respondió Pedro. «Entonces los hijos están exentos[k]», le dijo Jesús. 27 «Sin embargo, para que no los escandalicemos[l](Z), ve al mar, echa el anzuelo, y toma el primer pez que salga[m]; y cuando le abras la boca hallarás un siclo[n]; tómalo y dáselo por ti y por Mí».

Footnotes

  1. Mateo 17:1 O Santiago.
  2. Mateo 17:4 O tiendas sagradas.
  3. Mateo 17:4 Lit. una.
  4. Mateo 17:4 Lit. una.
  5. Mateo 17:12 Lit. hicieron en él o hicieron en su caso.
  6. Mateo 17:15 Lit. lunático.
  7. Mateo 17:18 Lit. aquella hora.
  8. Mateo 17:21 Los mss. más antiguos no incluyen este vers.
  9. Mateo 17:24 I.e. salario de dos días.
  10. Mateo 17:25 I.e. anticipó lo que Pedro le iba a decir.
  11. Mateo 17:26 O libres.
  12. Mateo 17:27 O no sea que los ofendamos.
  13. Mateo 17:27 Lit. suba.
  14. Mateo 17:27 I.e. salario de cuatro días.

La transfiguración

(Mr. 9.2-13; Lc. 9.28-36)

17 Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a Juan su hermano, y los llevó aparte a un monte alto; y se transfiguró delante de ellos,(A) y resplandeció su rostro como el sol, y sus vestidos se hicieron blancos como la luz. Y he aquí les aparecieron Moisés y Elías, hablando con él. Entonces Pedro dijo a Jesús: Señor, bueno es para nosotros que estemos aquí; si quieres, hagamos aquí tres enramadas: una para ti, otra para Moisés, y otra para Elías. Mientras él aún hablaba, una nube de luz los cubrió; y he aquí una voz desde la nube, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia;(B) a él oíd. Al oír esto los discípulos, se postraron sobre sus rostros, y tuvieron gran temor. Entonces Jesús se acercó y los tocó, y dijo: Levantaos, y no temáis. Y alzando ellos los ojos, a nadie vieron sino a Jesús solo.

Cuando descendieron del monte, Jesús les mandó, diciendo: No digáis a nadie la visión, hasta que el Hijo del Hombre resucite de los muertos. 10 Entonces sus discípulos le preguntaron, diciendo: ¿Por qué, pues, dicen los escribas que es necesario que Elías venga primero?(C) 11 Respondiendo Jesús, les dijo: A la verdad, Elías viene primero, y restaurará todas las cosas. 12 Mas os digo que Elías ya vino,(D) y no le conocieron, sino que hicieron con él todo lo que quisieron; así también el Hijo del Hombre padecerá de ellos. 13 Entonces los discípulos comprendieron que les había hablado de Juan el Bautista.

Jesús sana a un muchacho lunático

(Mr. 9.14-29; Lc. 9.37-43)

14 Cuando llegaron al gentío, vino a él un hombre que se arrodilló delante de él, diciendo: 15 Señor, ten misericordia de mi hijo, que es lunático, y padece muchísimo; porque muchas veces cae en el fuego, y muchas en el agua. 16 Y lo he traído a tus discípulos, pero no le han podido sanar. 17 Respondiendo Jesús, dijo: ¡Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo he de estar con vosotros? ¿Hasta cuándo os he de soportar? Traédmelo acá. 18 Y reprendió Jesús al demonio, el cual salió del muchacho, y este quedó sano desde aquella hora. 19 Viniendo entonces los discípulos a Jesús, aparte, dijeron: ¿Por qué nosotros no pudimos echarlo fuera? 20 Jesús les dijo: Por vuestra poca fe; porque de cierto os digo, que si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará;(E) y nada os será imposible. 21 Pero este género no sale sino con oración y ayuno.

Jesús anuncia otra vez su muerte

(Mr. 9.30-32; Lc. 9.43-45)

22 Estando ellos en Galilea, Jesús les dijo: El Hijo del Hombre será entregado en manos de hombres, 23 y le matarán; mas al tercer día resucitará. Y ellos se entristecieron en gran manera.

Pago del impuesto del templo

24 Cuando llegaron a Capernaum, vinieron a Pedro los que cobraban las dos dracmas,(F) y le dijeron: ¿Vuestro Maestro no paga las dos dracmas? 25 Él dijo: Sí. Y al entrar él en casa, Jesús le habló primero, diciendo: ¿Qué te parece, Simón? Los reyes de la tierra, ¿de quiénes cobran los tributos o los impuestos? ¿De sus hijos, o de los extraños? 26 Pedro le respondió: De los extraños. Jesús le dijo: Luego los hijos están exentos. 27 Sin embargo, para no ofenderles, ve al mar, y echa el anzuelo, y el primer pez que saques, tómalo, y al abrirle la boca, hallarás un estatero;[a] tómalo, y dáselo por mí y por ti.

Footnotes

  1. Mateo 17:27 Moneda correspondiente a cuatro dracmas.

La transfiguración

(A)Seis días después, Jesús tomó* con Él a Pedro, a Jacobo[a] y a Juan(B), y los llevó* a ellos solos a un monte alto; y se transfiguró delante de ellos. Sus vestiduras se volvieron resplandecientes, muy blancas(C), tal como ningún lavandero sobre la tierra las puede blanquear. Y se les apareció Elías junto con Moisés, y estaban hablando con Jesús. Entonces Pedro dijo* a Jesús: «Rabí[b](D), bueno es que estemos aquí; hagamos tres enramadas[c], una para Ti, otra para Moisés y otra para Elías(E)».

Porque él no sabía qué decir[d], pues estaban aterrados. Entonces se formó[e] una nube que los cubrió, y una voz(F) salió[f] de la nube: «Este es Mi Hijo amado; oigan a Él[g](G)». Y enseguida miraron en derredor, pero ya no vieron a nadie con ellos, sino a Jesús solo.

La venida de Elías

(H)Cuando bajaban del monte, Jesús les ordenó que no contaran a nadie(I) lo que habían visto, hasta que[h] el Hijo del Hombre resucitara de entre los muertos. 10 Y se guardaron para sí lo que fue dicho, discutiendo entre sí qué significaría[i] eso de resucitar de entre los muertos. 11 Le preguntaron a Jesús: «¿Por qué dicen los escribas que Elías debe venir primero(J)?».

12 «Es cierto que Elías, al venir primero, restaurará[j] todas las cosas», les dijo. «Y, sin embargo, ¿cómo está escrito del Hijo del Hombre(K) que ha de padecer mucho(L) y ser despreciado? 13 Pero Yo les digo que Elías ya[k] ha venido, y le hicieron cuanto quisieron, tal como está escrito de él».

Jesús sana a un muchacho endemoniado

14 (M)Cuando regresaron adonde estaban los otros discípulos, vieron una gran multitud que los rodeaba, y a unos escribas que discutían con ellos. 15 Enseguida, cuando toda la multitud vio a Jesús, quedó sorprendida(N), y corriendo hacia Él, lo saludaban. 16 «¿Qué discuten con ellos?», les preguntó.

17 Y uno de la multitud le respondió: «Maestro, te he traído a mi hijo que tiene un espíritu mudo, 18 y siempre[l] que se apodera de él, lo derriba, y echa espumarajos, cruje los dientes y se va consumiendo[m]. Dije a Tus discípulos que expulsaran al espíritu, pero no pudieron».

19 Jesús les dijo*: «¡Oh generación incrédula! ¿Hasta cuándo estaré con ustedes? ¿Hasta cuándo los tendré que soportar? ¡Traigan al muchacho!». 20 Y lo llevaron ante Él. Cuando el espíritu vio a Jesús, al instante sacudió con violencia al muchacho[n], y este, cayendo a tierra, se revolcaba echando espumarajos. 21 Jesús preguntó al padre: «¿Cuánto tiempo hace que le sucede esto?». «Desde su niñez», respondió. 22 «Muchas veces ese espíritu lo ha echado en el fuego y también en el agua para destruirlo. Pero si Tú puedes hacer algo, ten misericordia de nosotros y ayúdanos».

23 «¿Cómo “si Tú puedes?”», le dijo Jesús. «Todas las cosas son posibles para el que cree(O)». 24 Al instante el padre del muchacho gritó y dijo: «Creo; ayúdame en mi incredulidad». 25 Cuando Jesús vio que la gente corría a reunirse(P), reprendió al espíritu inmundo, diciéndole: «Espíritu mudo y sordo, Yo te ordeno: sal de él y no vuelvas a entrar en él».

26 Después de gritar y de sacudirlo con terribles convulsiones, el espíritu salió: y el muchacho quedó como muerto, tanto, que la mayoría de ellos decían: «¡Está muerto!». 27 Pero Jesús, tomándolo de la mano, lo levantó, y él se puso en pie. 28 Cuando Jesús entro en casa(Q), Sus discípulos le preguntaban en privado: «¿Por qué nosotros no pudimos expulsarlo?». 29 Jesús les dijo: «Esta clase con nada puede salir, sino con oración[o]».

Jesús anuncia otra vez Su muerte

30 (R)Saliendo de allí, iban pasando por Galilea, y Él no quería que nadie lo supiera. 31 Porque enseñaba a Sus discípulos, y les decía: «El Hijo del Hombre será entregado en manos de los hombres y lo matarán; y después de muerto, a los tres días resucitará(S)». 32 Pero ellos no entendían lo que les decía[p](T), y tenían miedo de preguntar a Jesús.

El mayor en el reino de los cielos

33 (U)Llegaron a Capernaúm; y estando ya en la casa, Jesús les preguntaba: «¿Qué discutían por el camino?». 34 Pero ellos guardaron silencio, porque en el camino habían discutido entre sí quién de ellos era el mayor(V). 35 Jesús se sentó, llamó a los doce discípulos y les dijo*: «Si alguien desea ser el primero, será[q] el último de todos y el servidor de todos(W)». 36 Tomando a un niño, lo puso en medio de ellos; y tomándolo en los brazos les dijo: 37 «El que reciba a un niño como este[r] en Mi nombre, me recibe a Mí; y el que me recibe a Mí, no me recibe a Mí, sino a Aquel que me envió(X)».

Recompensas y advertencias

38 «(Y)Maestro», dijo Juan, «vimos a uno echando fuera demonios en Tu nombre, y tratamos de impedírselo, porque no nos seguía». 39 Pero Jesús dijo: «No se lo impidan, porque no hay nadie que haga un milagro en Mi nombre, y que pueda enseguida hablar mal de Mí. 40 Pues el que no está contra nosotros, por nosotros[s] está(Z). 41 Porque cualquiera que les dé a ustedes a beber un vaso de agua, por razón de[t] su nombre como seguidores de Cristo, en verdad les digo que no perderá su recompensa(AA). 42 Cualquiera que haga pecar[u] a uno de estos pequeñitos que creen en Mí, mejor le fuera si le hubieran atado[v] al cuello una piedra de molino de las que mueve un asno, y lo hubieran echado al mar(AB).

43 »Si tu mano te es ocasión de pecar[w], córtala; te es mejor entrar en la vida manco, que teniendo las dos manos ir al infierno[x](AC), al fuego que no se apaga(AD), 44 [y]donde el gusano de ellos no muere, y el fuego no se apaga. 45 Y si tu pie te es ocasión de pecar, córtalo; te es mejor entrar cojo a la vida, que teniendo los dos pies ser echado al infierno[z](AE), 46 [aa]donde el gusano de ellos no muere, y el fuego no se apaga. 47 Y si tu ojo te es ocasión de pecar, sácatelo; te es mejor entrar al reino de Dios con un solo ojo, que teniendo dos ojos ser echado al infierno[ab](AF), 48 donde el gusano de ellos no muere(AG), y el fuego no se apaga(AH). 49 Porque todos serán salados con fuego[ac]. 50 La sal es buena; pero si la sal se vuelve insípida, ¿con qué la sazonarán(AI)? Tengan sal en ustedes(AJ) y estén en paz los unos con los otros(AK)».

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Footnotes

  1. Marcos 9:2 O Santiago.
  2. Marcos 9:5 O Maestro.
  3. Marcos 9:5 O tiendas sagradas.
  4. Marcos 9:6 Lit. responder.
  5. Marcos 9:7 O se originó.
  6. Marcos 9:7 O se originó.
  7. Marcos 9:7 O presten atención constante.
  8. Marcos 9:9 Lit. sino cuando.
  9. Marcos 9:10 Lit. qué era el.
  10. Marcos 9:12 Lit. restaura.
  11. Marcos 9:13 Lit. también.
  12. Marcos 9:18 O dondequiera.
  13. Marcos 9:18 O se pone tieso.
  14. Marcos 9:20 Lit. a él.
  15. Marcos 9:29 Muchos mss. agregan: y ayuno.
  16. Marcos 9:32 Lit. la palabra.
  17. Marcos 9:35 O que sea.
  18. Marcos 9:37 Lit. a uno de tales niños.
  19. Marcos 9:40 O de parte nuestra.
  20. Marcos 9:41 Lit. en un.
  21. Marcos 9:42 Lit. haga tropezar o escandalice.
  22. Marcos 9:42 Lit. es mejor para él que esté atada.
  23. Marcos 9:43 Lit. tropezar, y así en los vers. 45 y 47.
  24. Marcos 9:43 Gr. guéenna.
  25. Marcos 9:44 Muchos mss. antiguos no incluyen los vers. 44 y 46, que son idénticos al 48.
  26. Marcos 9:45 Gr. guéenna.
  27. Marcos 9:46 Muchos mss. antiguos no incluyen los vers. 44 y 46, que son idénticos al 48.
  28. Marcos 9:47 Gr. guéenna.
  29. Marcos 9:49 Algunos mss. agregan: y todo sacrificio será salado con sal.

La transfiguración

(Mt. 17.1-13; Lc. 9.28-36)

Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a Juan, y los llevó aparte solos a un monte alto; y se transfiguró delante de ellos.(A) Y sus vestidos se volvieron resplandecientes, muy blancos, como la nieve, tanto que ningún lavador en la tierra los puede hacer tan blancos. Y les apareció Elías con Moisés, que hablaban con Jesús. Entonces Pedro dijo a Jesús: Maestro, bueno es para nosotros que estemos aquí; y hagamos tres enramadas, una para ti, otra para Moisés, y otra para Elías. Porque no sabía lo que hablaba, pues estaban espantados. Entonces vino una nube que les hizo sombra, y desde la nube una voz que decía: Este es mi Hijo amado;(B) a él oíd. Y luego, cuando miraron, no vieron más a nadie consigo, sino a Jesús solo.

Y descendiendo ellos del monte, les mandó que a nadie dijesen lo que habían visto, sino cuando el Hijo del Hombre hubiese resucitado de los muertos. 10 Y guardaron la palabra entre sí, discutiendo qué sería aquello de resucitar de los muertos. 11 Y le preguntaron, diciendo: ¿Por qué dicen los escribas que es necesario que Elías venga primero?(C) 12 Respondiendo él, les dijo: Elías a la verdad vendrá primero, y restaurará todas las cosas; ¿y cómo está escrito del Hijo del Hombre, que padezca mucho y sea tenido en nada? 13 Pero os digo que Elías ya vino, y le hicieron todo lo que quisieron, como está escrito de él.

Jesús sana a un muchacho endemoniado

(Mt. 17.14-21; Lc. 9.37-43)

14 Cuando llegó a donde estaban los discípulos, vio una gran multitud alrededor de ellos, y escribas que disputaban con ellos. 15 Y en seguida toda la gente, viéndole, se asombró, y corriendo a él, le saludaron. 16 Él les preguntó: ¿Qué disputáis con ellos? 17 Y respondiendo uno de la multitud, dijo: Maestro, traje a ti a mi hijo, que tiene un espíritu mudo, 18 el cual, dondequiera que le toma, le sacude; y echa espumarajos, y cruje los dientes, y se va secando; y dije a tus discípulos que lo echasen fuera, y no pudieron. 19 Y respondiendo él, les dijo: ¡Oh generación incrédula! ¿Hasta cuándo he de estar con vosotros? ¿Hasta cuándo os he de soportar? Traédmelo. 20 Y se lo trajeron; y cuando el espíritu vio a Jesús, sacudió con violencia al muchacho, quien cayendo en tierra se revolcaba, echando espumarajos. 21 Jesús preguntó al padre: ¿Cuánto tiempo hace que le sucede esto? Y él dijo: Desde niño. 22 Y muchas veces le echa en el fuego y en el agua, para matarle; pero si puedes hacer algo, ten misericordia de nosotros, y ayúdanos. 23 Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible. 24 E inmediatamente el padre del muchacho clamó y dijo: Creo; ayuda mi incredulidad. 25 Y cuando Jesús vio que la multitud se agolpaba, reprendió al espíritu inmundo, diciéndole: Espíritu mudo y sordo, yo te mando, sal de él, y no entres más en él. 26 Entonces el espíritu, clamando y sacudiéndole con violencia, salió; y él quedó como muerto, de modo que muchos decían: Está muerto. 27 Pero Jesús, tomándole de la mano, le enderezó; y se levantó. 28 Cuando él entró en casa, sus discípulos le preguntaron aparte: ¿Por qué nosotros no pudimos echarle fuera? 29 Y les dijo: Este género con nada puede salir, sino con oración y ayuno.

Jesús anuncia otra vez su muerte

(Mt. 17.22-23; Lc. 9.43-45)

30 Habiendo salido de allí, caminaron por Galilea; y no quería que nadie lo supiese. 31 Porque enseñaba a sus discípulos, y les decía: El Hijo del Hombre será entregado en manos de hombres, y le matarán; pero después de muerto, resucitará al tercer día. 32 Pero ellos no entendían esta palabra, y tenían miedo de preguntarle.

¿Quién es el mayor?

(Mt. 18.1-5; Lc. 9.46-48)

33 Y llegó a Capernaum; y cuando estuvo en casa, les preguntó: ¿Qué disputabais entre vosotros en el camino? 34 Mas ellos callaron; porque en el camino habían disputado entre sí, quién había de ser el mayor.(D) 35 Entonces él se sentó y llamó a los doce, y les dijo: Si alguno quiere ser el primero, será el postrero de todos, y el servidor de todos.(E) 36 Y tomó a un niño, y lo puso en medio de ellos; y tomándole en sus brazos, les dijo: 37 El que reciba en mi nombre a un niño como este, me recibe a mí; y el que a mí me recibe, no me recibe a mí sino al que me envió.(F)

El que no es contra nosotros, por nosotros es

(Lc. 9.49-50)

38 Juan le respondió diciendo: Maestro, hemos visto a uno que en tu nombre echaba fuera demonios, pero él no nos sigue; y se lo prohibimos, porque no nos seguía. 39 Pero Jesús dijo: No se lo prohibáis; porque ninguno hay que haga milagro en mi nombre, que luego pueda decir mal de mí. 40 Porque el que no es contra nosotros, por nosotros es.(G) 41 Y cualquiera que os diere un vaso de agua en mi nombre, porque sois de Cristo, de cierto os digo que no perderá su recompensa.(H)

Ocasiones de caer

(Mt. 18.6-9; Lc. 17.1-2)

42 Cualquiera que haga tropezar a uno de estos pequeñitos que creen en mí, mejor le fuera si se le atase una piedra de molino al cuello, y se le arrojase en el mar. 43 Si tu mano te fuere ocasión de caer, córtala; mejor te es entrar en la vida manco, que teniendo dos manos ir al infierno, al fuego que no puede ser apagado,(I) 44 donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga. 45 Y si tu pie te fuere ocasión de caer, córtalo; mejor te es entrar a la vida cojo, que teniendo dos pies ser echado en el infierno, al fuego que no puede ser apagado, 46 donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga. 47 Y si tu ojo te fuere ocasión de caer, sácalo; mejor te es entrar en el reino de Dios con un ojo, que teniendo dos ojos ser echado al infierno,(J) 48 donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga.(K) 49 Porque todos serán salados con fuego, y todo sacrificio será salado con sal. 50 Buena es la sal; mas si la sal se hace insípida, ¿con qué la sazonaréis?(L) Tened sal en vosotros mismos; y tened paz los unos con los otros.

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La transfiguración

28 (A)Y como ocho días después de estas palabras, Jesús tomó con Él a Pedro, a Juan y a Jacobo[a](B), y subió al monte(C) a orar(D). 29 Mientras oraba(E), la apariencia de Su rostro se hizo otra(F), y Su ropa se hizo blanca y resplandeciente[b].

30 Y de repente dos hombres hablaban con Él, los cuales eran Moisés y Elías, 31 quienes apareciendo en gloria[c], hablaban de la partida de Jesús(G) que Él estaba a punto de cumplir en Jerusalén. 32 Pedro y sus compañeros habían sido vencidos por el sueño(H), pero cuando estuvieron bien despiertos, vieron la gloria de Jesús y a los dos varones que estaban con Él. 33 Y al retirarse ellos de Él, Pedro dijo a Jesús: «Maestro(I), es bueno quedarnos aquí; hagamos tres enramadas[d], una para Ti, otra para Moisés y otra para Elías(J)». Pero Pedro no sabía lo que decía(K).

34 Entonces, mientras él decía esto, se formó una nube que los cubrió; y tuvieron temor al entrar en la nube. 35 Y una voz salió de la nube, que decía: «Este es Mi Hijo, Mi Escogido[e](L); oigan a Él». 36 Después de oírse la voz[f], Jesús quedó solo. Ellos mantuvieron esto en secreto; por aquellos días no contaron nada de lo que habían visto(M).

Jesús sana a un muchacho endemoniado

37 (N)Y aconteció que al día siguiente, cuando bajaron del monte, una gran multitud le salió al encuentro. 38 En ese momento un hombre de la multitud gritó: «Maestro, te suplico que veas a mi hijo, pues es el único que tengo[g], 39 y sucede que un espíritu se apodera de él, y de repente da gritos, y el espíritu hace que caiga con convulsiones, echando[h] espumarajos; y cuando lo estropea, a duras penas se aparta de él. 40 Entonces rogué a Tus discípulos que echaran fuera ese espíritu, y no pudieron».

41 Jesús les respondió: «¡Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo he de estar con ustedes y he de soportarlos? Trae acá a tu hijo». 42 Cuando este se acercaba, el demonio lo derribó y lo hizo caer con convulsiones. Pero Jesús reprendió al espíritu inmundo, y sanó al muchacho y se lo devolvió a su padre. 43 Y todos estaban admirados de la grandeza[i] de Dios(O).

Jesús anuncia otra vez Su muerte

(P)Mientras todos se maravillaban de todas las cosas que hacía, Jesús dijo a Sus discípulos: 44 «Hagan[j] que estas palabras penetren en sus oídos, porque el Hijo del Hombre va a ser entregado en manos de los hombres(Q)». 45 Pero ellos no entendían(R) estas palabras[k], y les estaban veladas para que no las comprendieran; y temían preguntar a Jesús acerca de ellas[l].

El mayor en el reino de los cielos

46 (S)Y comenzó[m] una discusión entre ellos, sobre quién de ellos sería el mayor. 47 Entonces Jesús, sabiendo lo que pensaban(T) en[n] sus corazones, tomó a un niño y lo puso a Su lado. 48 «El que reciba a este niño en Mi nombre», les dijo, «me recibe a Mí; y el que me recibe a Mí, recibe a Aquel que me envió(U); porque el que es más pequeño[o] entre todos ustedes, ese es grande(V)».

49 (W)Y Juan respondió: «Maestro(X), vimos a uno echando fuera demonios en Tu nombre, y tratamos de impedírselo porque no anda con nosotros». 50 Pero Jesús le dijo: «No se lo impidan; porque el que no está contra ustedes, está con ustedes(Y)».

Jesús reprende a Jacobo y a Juan

51 Sucedió que cuando se cumplían los días de Su ascensión[p](Z), Jesús, con determinación, afirmó Su rostro para ir a Jerusalén(AA). 52 Y envió mensajeros delante de Él; y ellos fueron y entraron en una aldea de los samaritanos(AB) para hacer los preparativos para Él. 53 Pero no lo recibieron, porque sabían que había determinado ir a[q] Jerusalén(AC).

54 Al ver esto, Sus discípulos Jacobo[r] y Juan(AD), dijeron: «Señor, ¿quieres que mandemos que descienda fuego del cielo y los consuma[s](AE)?». 55 Pero Él, volviéndose, los reprendió,[t] y dijo: «Ustedes no saben de qué espíritu son, 56 porque el Hijo del Hombre no ha venido para destruir las almas de los hombres, sino para salvarlas». Y se fueron a otra aldea.

Lo que demanda el discipulado

57 Mientras ellos iban por el camino(AF), (AG)uno le dijo: «Te seguiré adondequiera que vayas». 58 «Las zorras tienen madrigueras y las aves del cielo nidos», le dijo Jesús, «pero el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar la cabeza(AH)».

59 A otro le dijo: «Ven tras Mí(AI)». Pero él contestó: «Señor[u], permíteme que vaya primero a enterrar a mi padre». 60 «Deja que los muertos entierren a sus muertos», le respondió Jesús; «pero tú, ve y anuncia por todas partes el reino de Dios(AJ)».

61 También otro dijo: «Te seguiré, Señor; pero primero permíteme despedirme de los de mi casa(AK)». 62 Pero Jesús le dijo: «Nadie, que después de poner la mano en el arado mira atrás(AL), es apto para el reino de Dios».

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Footnotes

  1. Lucas 9:28 O Santiago.
  2. Lucas 9:29 Lit. centelleando como el rayo.
  3. Lucas 9:31 O relampagueante.
  4. Lucas 9:33 O tiendas sagradas.
  5. Lucas 9:35 Algunos mss. dicen: Amado.
  6. Lucas 9:36 Lit. ocurrió.
  7. Lucas 9:38 O es mi unigénito.
  8. Lucas 9:39 Lit. con.
  9. Lucas 9:43 O majestad.
  10. Lucas 9:44 Lit. Pongan.
  11. Lucas 9:45 Lit. esta palabra.
  12. Lucas 9:45 Lit. esta palabra.
  13. Lucas 9:46 Lit. se introdujo.
  14. Lucas 9:47 Lit. el razonamiento de.
  15. Lucas 9:48 O humilde.
  16. Lucas 9:51 Lit. su recepción arriba.
  17. Lucas 9:53 Lit. porque su rostro iba hacia.
  18. Lucas 9:54 O Santiago.
  19. Lucas 9:54 Algunos mss. agregan: como lo hizo también Elías.
  20. Lucas 9:55 Muchos mss. antiguos no incluyen las palabras: y dijo: Ustedes...sino para salvarlas, de los vers. 55 y 56.
  21. Lucas 9:59 Algunos mss. no incluyen: Señor.

La transfiguración

(Mt. 17.1-8; Mr. 9.2-8)

28 Aconteció como ocho días después de estas palabras, que tomó a Pedro, a Juan y a Jacobo, y subió al monte a orar.(A) 29 Y entre tanto que oraba, la apariencia de su rostro se hizo otra, y su vestido blanco y resplandeciente. 30 Y he aquí dos varones que hablaban con él, los cuales eran Moisés y Elías; 31 quienes aparecieron rodeados de gloria, y hablaban de su partida, que iba Jesús a cumplir en Jerusalén. 32 Y Pedro y los que estaban con él estaban rendidos de sueño; mas permaneciendo despiertos, vieron la gloria de Jesús, y a los dos varones que estaban con él. 33 Y sucedió que apartándose ellos de él, Pedro dijo a Jesús: Maestro, bueno es para nosotros que estemos aquí; y hagamos tres enramadas, una para ti, una para Moisés, y una para Elías; no sabiendo lo que decía. 34 Mientras él decía esto, vino una nube que los cubrió; y tuvieron temor al entrar en la nube. 35 Y vino una voz desde la nube, que decía: Este es mi Hijo amado;(B) a él oíd. 36 Y cuando cesó la voz, Jesús fue hallado solo; y ellos callaron, y por aquellos días no dijeron nada a nadie de lo que habían visto.

Jesús sana a un muchacho endemoniado

(Mt. 17.14-21; Mr. 9.14-29)

37 Al día siguiente, cuando descendieron del monte, una gran multitud les salió al encuentro. 38 Y he aquí, un hombre de la multitud clamó diciendo: Maestro, te ruego que veas a mi hijo, pues es el único que tengo; 39 y sucede que un espíritu le toma, y de repente da voces, y le sacude con violencia, y le hace echar espuma, y estropeándole, a duras penas se aparta de él. 40 Y rogué a tus discípulos que le echasen fuera, y no pudieron. 41 Respondiendo Jesús, dijo: ¡Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo he de estar con vosotros, y os he de soportar? Trae acá a tu hijo. 42 Y mientras se acercaba el muchacho, el demonio le derribó y le sacudió con violencia; pero Jesús reprendió al espíritu inmundo, y sanó al muchacho, y se lo devolvió a su padre. 43 Y todos se admiraban de la grandeza de Dios.

Jesús anuncia otra vez su muerte

(Mt. 17.22-23; Mr. 9.30-32)

Y maravillándose todos de todas las cosas que hacía, dijo a sus discípulos: 44 Haced que os penetren bien en los oídos estas palabras; porque acontecerá que el Hijo del Hombre será entregado en manos de hombres. 45 Mas ellos no entendían estas palabras, pues les estaban veladas para que no las entendiesen; y temían preguntarle sobre esas palabras.

¿Quién es el mayor?

(Mt. 18.1-5; Mr. 9.33-37)

46 Entonces entraron en discusión sobre quién de ellos sería el mayor.(C) 47 Y Jesús, percibiendo los pensamientos de sus corazones, tomó a un niño y lo puso junto a sí, 48 y les dijo: Cualquiera que reciba a este niño en mi nombre, a mí me recibe; y cualquiera que me recibe a mí, recibe al que me envió;(D) porque el que es más pequeño entre todos vosotros, ese es el más grande.

El que no es contra nosotros, por nosotros es

(Mr. 9.38-40)

49 Entonces respondiendo Juan, dijo: Maestro, hemos visto a uno que echaba fuera demonios en tu nombre; y se lo prohibimos, porque no sigue con nosotros. 50 Jesús le dijo: No se lo prohibáis; porque el que no es contra nosotros, por nosotros es.

Jesús reprende a Jacobo y a Juan

51 Cuando se cumplió el tiempo en que él había de ser recibido arriba, afirmó su rostro para ir a Jerusalén. 52 Y envió mensajeros delante de él, los cuales fueron y entraron en una aldea de los samaritanos para hacerle preparativos. 53 Mas no le recibieron, porque su aspecto era como de ir a Jerusalén. 54 Viendo esto sus discípulos Jacobo y Juan, dijeron: Señor, ¿quieres que mandemos que descienda fuego del cielo, como hizo Elías, y los consuma?(E) 55 Entonces volviéndose él, los reprendió, diciendo: Vosotros no sabéis de qué espíritu sois; 56 porque el Hijo del Hombre no ha venido para perder las almas de los hombres, sino para salvarlas. Y se fueron a otra aldea.

Los que querían seguir a Jesús

(Mt. 8.18-22)

57 Yendo ellos, uno le dijo en el camino: Señor, te seguiré adondequiera que vayas. 58 Y le dijo Jesús: Las zorras tienen guaridas, y las aves de los cielos nidos; mas el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar la cabeza. 59 Y dijo a otro: Sígueme. Él le dijo: Señor, déjame que primero vaya y entierre a mi padre. 60 Jesús le dijo: Deja que los muertos entierren a sus muertos; y tú ve, y anuncia el reino de Dios. 61 Entonces también dijo otro: Te seguiré, Señor; pero déjame que me despida primero de los que están en mi casa.(F) 62 Y Jesús le dijo: Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios.

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