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Jesús ante el Concilio(A)

57 Los que prendieron a Jesús lo llevaron al sumo sacerdote Caifás, adonde estaban reunidos los escribas y los ancianos. 58 Pero Pedro lo siguió de lejos hasta el patio del sumo sacerdote; y entrando, se sentó con los guardias para ver el fin. 59 Los principales sacerdotes, los ancianos y todo el Concilio, buscaban falso testimonio contra Jesús para entregarlo a la muerte, 60 pero no lo hallaron, aunque se presentaron muchos testigos falsos. Pero al fin vinieron dos testigos falsos, 61 que dijeron:

—Éste dijo: “Puedo derribar el Templo de Dios y en tres días reedificarlo.”

62 Se levantó el Sumo sacerdote y le preguntó:

—¿No respondes nada? ¿Qué testifican estos contra ti?

63 Pero Jesús callaba. Entonces el sumo sacerdote le dijo:

—Te conjuro por el Dios viviente que nos digas si eres tú el Cristo, el Hijo de Dios.

64 Jesús le dijo:

—Tú lo has dicho. Y además os digo que desde ahora veréis al Hijo del hombre sentado a la diestra del poder de Dios y viniendo en las nubes del cielo.

65 Entonces el Sumo sacerdote rasgó sus vestiduras, diciendo:

—¡Ha blasfemado! ¿Qué más necesidad tenemos de testigos? Ahora mismo habéis oído su blasfemia. 66 ¿Qué os parece?

Y respondiendo ellos, dijeron:

—¡Es reo de muerte!

67 Entonces lo escupieron en el rostro y le dieron puñetazos; y otros lo abofeteaban, 68 diciendo:

—Profetízanos, Cristo, quién es el que te golpeó.

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Jesús ante el concilio

(Mr. 14.53-65; Lc. 22.54,63-71; Jn. 18.12-14,19-24)

57 Los que prendieron a Jesús le llevaron al sumo sacerdote Caifás, adonde estaban reunidos los escribas y los ancianos. 58 Mas Pedro le seguía de lejos hasta el patio del sumo sacerdote; y entrando, se sentó con los alguaciles, para ver el fin. 59 Y los principales sacerdotes y los ancianos y todo el concilio, buscaban falso testimonio contra Jesús, para entregarle a la muerte, 60 y no lo hallaron, aunque muchos testigos falsos se presentaban. Pero al fin vinieron dos testigos falsos, 61 que dijeron: Este dijo: Puedo derribar el templo de Dios, y en tres días reedificarlo.(A) 62 Y levantándose el sumo sacerdote, le dijo: ¿No respondes nada? ¿Qué testifican estos contra ti? 63 Mas Jesús callaba. Entonces el sumo sacerdote le dijo: Te conjuro por el Dios viviente, que nos digas si eres tú el Cristo, el Hijo de Dios. 64 Jesús le dijo: Tú lo has dicho; y además os digo, que desde ahora veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo.(B) 65 Entonces el sumo sacerdote rasgó sus vestiduras, diciendo: ¡Ha blasfemado! ¿Qué más necesidad tenemos de testigos? He aquí, ahora mismo habéis oído su blasfemia. 66 ¿Qué os parece? Y respondiendo ellos, dijeron: ¡Es reo de muerte!(C) 67 Entonces le escupieron en el rostro, y le dieron de puñetazos, y otros le abofeteaban,(D) 68 diciendo: Profetízanos, Cristo, quién es el que te golpeó.

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Pedro niega a Jesús(A)

54 Lo prendieron, lo llevaron y lo condujeron a casa del Sumo sacerdote. Y Pedro lo seguía de lejos. 55 Encendieron fuego en medio del patio y se sentaron alrededor; también Pedro se sentó entre ellos.

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Pedro niega a Jesús

(Mt. 26.57-58,69-75; Mr. 14.53-54,66-72; Jn. 18.12-18,25-27)

54 Y prendiéndole, le llevaron, y le condujeron a casa del sumo sacerdote. Y Pedro le seguía de lejos. 55 Y habiendo ellos encendido fuego en medio del patio, se sentaron alrededor; y Pedro se sentó también entre ellos.

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Jesús insultado y azotado(A)

63 Los hombres que vigilaban a Jesús se burlaban de él y lo golpeaban. 64 Vendándole los ojos, le golpeaban el rostro y le preguntaban, diciendo:

—Profetiza, ¿quién es el que te golpeó?

65 Y lo insultaban diciéndole muchas otras cosas.

Jesús ante el Concilio(B)

66 Cuando se hizo de día, se juntaron los ancianos del pueblo, los principales sacerdotes y los escribas, y lo llevaron al Concilio, diciendo:

67 —¿Eres tú el Cristo? Dínoslo.

Les dijo:

—Si os lo digo, no creeréis; 68 y también, si os pregunto, ni me responderéis ni me soltaréis. 69 Pero desde ahora el Hijo del hombre se sentará a la diestra del poder de Dios.

70 Dijeron todos:

—Luego, ¿eres tú el Hijo de Dios?

Y él les dijo:

—Vosotros decís que lo soy.

71 Entonces ellos dijeron:

—¿Qué más testimonio necesitamos?, porque nosotros mismos lo hemos oído de su boca.

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Jesús escarnecido y azotado

(Mt. 26.67-68; Mr. 14.65)

63 Y los hombres que custodiaban a Jesús se burlaban de él y le golpeaban; 64 y vendándole los ojos, le golpeaban el rostro, y le preguntaban, diciendo: Profetiza, ¿quién es el que te golpeó? 65 Y decían otras muchas cosas injuriándole.

Jesús ante el concilio

(Mt. 26.59-66; Mr. 14.55-64; Jn. 18.19-24)

66 Cuando era de día, se juntaron los ancianos del pueblo, los principales sacerdotes y los escribas, y le trajeron al concilio, diciendo: 67 ¿Eres tú el Cristo? Dínoslo. Y les dijo: Si os lo dijere, no creeréis; 68 y también si os preguntare, no me responderéis, ni me soltaréis. 69 Pero desde ahora el Hijo del Hombre se sentará a la diestra del poder de Dios. 70 Dijeron todos: ¿Luego eres tú el Hijo de Dios? Y él les dijo: Vosotros decís que lo soy. 71 Entonces ellos dijeron: ¿Qué más testimonio necesitamos? porque nosotros mismos lo hemos oído de su boca.

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Jesús ante el sumo sacerdote(A)

12 Entonces la compañía de soldados, el comandante y los guardias de los judíos prendieron a Jesús, lo ataron 13 y lo llevaron primeramente ante Anás, porque era suegro de Caifás, que era sumo sacerdote aquel año. 14 Caifás fue quien explicó a los judíos que convenía que un solo hombre muriera por el pueblo.

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Jesús ante el sumo sacerdote

(Mt. 26.57-58; Mr. 14.53-54; Lc. 22.54)

12 Entonces la compañía de soldados, el tribuno y los alguaciles de los judíos, prendieron a Jesús y le ataron, 13 y le llevaron primeramente a Anás; porque era suegro de Caifás, que era sumo sacerdote aquel año. 14 Era Caifás el que había dado el consejo a los judíos, de que convenía que un solo hombre muriese por el pueblo.(A)

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Anás interroga a Jesús(A)

19 El sumo sacerdote preguntó a Jesús acerca de sus discípulos y de su doctrina. 20 Jesús le respondió:

—Yo públicamente he hablado al mundo. Siempre he enseñado en la sinagoga y en el Templo, donde se reúnen todos los judíos, y nada he hablado en oculto. 21 ¿Por qué me preguntas a mí? Pregunta, a los que han oído, de qué les he hablado; ellos saben lo que yo he dicho.

22 Cuando Jesús dijo esto, uno de los guardias que estaba allí le dio una bofetada, diciendo:

—¿Así respondes al sumo sacerdote?

23 Jesús le respondió:

—Si he hablado mal, testifica en qué está el mal; pero si bien, ¿por qué me golpeas?

24 Anás entonces lo envió atado a Caifás, el sumo sacerdote.

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Anás interroga a Jesús

(Mt. 26.59-66; Mr. 14.55-64; Lc. 22.66-71)

19 Y el sumo sacerdote preguntó a Jesús acerca de sus discípulos y de su doctrina. 20 Jesús le respondió: Yo públicamente he hablado al mundo; siempre he enseñado en la sinagoga y en el templo, donde se reúnen todos los judíos, y nada he hablado en oculto. 21 ¿Por qué me preguntas a mí? Pregunta a los que han oído, qué les haya yo hablado; he aquí, ellos saben lo que yo he dicho. 22 Cuando Jesús hubo dicho esto, uno de los alguaciles, que estaba allí, le dio una bofetada, diciendo: ¿Así respondes al sumo sacerdote? 23 Jesús le respondió: Si he hablado mal, testifica en qué está el mal; y si bien, ¿por qué me golpeas? 24 Anás entonces le envió atado a Caifás, el sumo sacerdote.

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