59 Los jefes de los sacerdotes y el Consejo en pleno buscaban alguna prueba falsa contra Jesús para poder condenarlo a muerte. 60 Pero no la encontraron, a pesar de que se presentaron muchos testigos falsos.

Por fin se presentaron dos 61 que declararon:

—Este hombre dijo: “Puedo destruir el Templo de Dios y reconstruirlo en tres días”.

62 Poniéndose en pie, el sumo sacerdote dijo a Jesús:

—¿No vas a responder? ¿Qué significan estas denuncias en tu contra?

63 Pero Jesús se quedó callado. Así que el sumo sacerdote insistió:

—Te ordeno en el nombre del Dios viviente que nos digas si eres el Cristo, el Hijo de Dios.

64 —Tú lo has dicho —respondió Jesús—. Pero yo les digo a todos: De ahora en adelante ustedes verán al Hijo del hombre sentado a la derecha del Todopoderoso y viniendo sobre las nubes del cielo.

65 —¡Ha blasfemado! —exclamó el sumo sacerdote, rasgándose las vestiduras—. ¿Para qué necesitamos más testigos? ¡Miren, ustedes mismos han oído la blasfemia! 66 ¿Qué piensan de esto?

—Merece la muerte —contestaron.

67 Entonces algunos escupieron su rostro y le dieron puñetazos. Otros lo abofeteaban 68 y decían:

—A ver, Cristo, ¡profetiza! ¿Quién te pegó?

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55 Los jefes de los sacerdotes y el Consejo en pleno buscaban alguna prueba contra Jesús para poder condenarlo a muerte, pero no la encontraban. 56 Muchos testificaban falsamente contra él, pero sus declaraciones no coincidían. 57 Entonces unos decidieron dar este falso testimonio contra él:

58 —Nosotros le oímos decir: “Destruiré este Templo hecho por hombres y en tres días construiré otro, no hecho por hombres”.

59 Pero ni aun así concordaban sus declaraciones.

60 Poniéndose en pie en el medio, el sumo sacerdote interrogó a Jesús:

—¿No vas a responder? ¿Qué significan estas denuncias en tu contra?

61 Pero Jesús se quedó callado y no contestó nada.

—¿Eres el Cristo, el Hijo del Bendito? —preguntó de nuevo el sumo sacerdote.

62 —Sí, yo soy —dijo Jesús—. Y ustedes verán al Hijo del hombre sentado a la derecha del Todopoderoso y viniendo en las nubes del cielo.

63 —¿Para qué necesitamos más testigos? —dijo el sumo sacerdote, rasgándose las vestiduras—. 64 ¡Ustedes han oído la blasfemia! ¿Qué les parece?

Todos ellos lo condenaron como digno de muerte. 65 Algunos comenzaron a escupirlo y, luego de vendarle sus ojos, le daban puñetazos.

—¡Profetiza! —gritaban.

Los guardias también lo abofeteaban.

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Los soldados se burlan de Jesús(A)

63 Los hombres que vigilaban a Jesús comenzaron a burlarse de él y a golpearlo. 64 Vendaron sus ojos y le preguntaban:

—¡Profetiza! ¿Quién te pegó?

65 Y le lanzaban muchos otros insultos.

Jesús ante Pilato y Herodes(B)(C)(D)

66 Al amanecer, se reunieron los líderes religiosos del pueblo, tanto los jefes de los sacerdotes como los maestros de la Ley, e hicieron comparecer a Jesús ante el Consejo.

67 —Si eres el Cristo, dínoslo —le exigieron.

Jesús contestó:

—Si se lo dijera a ustedes, no me lo creerían 68 y, si les hiciera preguntas, no me contestarían. 69 Pero de ahora en adelante el Hijo del hombre estará sentado a la derecha del Dios Todopoderoso.

70 —¿Eres tú, entonces, el Hijo de Dios? —preguntaron a una voz.

Y él les dijo:

—Ustedes mismos lo dicen.

71 —¿Para qué necesitamos más testimonios? —resolvieron—. Acabamos de oírlo de sus propios labios.

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