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Jesús es entregado a Pilato(A)

27 Cuando amaneció, todos los jefes de los sacerdotes y los ancianos de los judíos se pusieron de acuerdo en un plan para matar a Jesús. Lo llevaron atado y se lo entregaron a Pilato, el gobernador romano.

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Jesús ante Pilato

(Mr. 15.1; Lc. 23.1-2; Jn. 18.28-32)

27 Venida la mañana, todos los principales sacerdotes y los ancianos del pueblo entraron en consejo contra Jesús, para entregarle a muerte. Y le llevaron atado, y le entregaron a Poncio Pilato, el gobernador.

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Judas se ahorca

27 Muy de mañana, todos los jefes de los sacerdotes y los líderes religiosos del pueblo tomaron la decisión de condenar a muerte a Jesús. Lo ataron, se lo llevaron y se lo entregaron a Pilato, el gobernador.

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Jesús ante Pilato(A)

11 Jesús fue llevado ante el gobernador, que le preguntó:

—¿Eres tú el Rey de los judíos?

—Tú lo has dicho —contestó Jesús.

12 Mientras los jefes de los sacerdotes y los ancianos lo acusaban, Jesús no respondía nada. 13 Por eso Pilato le preguntó:

—¿No oyes todo lo que están diciendo contra ti?

14 Pero Jesús no le contestó ni una sola palabra; de manera que el gobernador se quedó muy extrañado.

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Pilato interroga a Jesús

(Mr. 15.2-5; Lc. 23.3-5; Jn. 18.33-38)

11 Jesús, pues, estaba en pie delante del gobernador; y este le preguntó, diciendo: ¿Eres tú el Rey de los judíos? Y Jesús le dijo: Tú lo dices. 12 Y siendo acusado por los principales sacerdotes y por los ancianos, nada respondió. 13 Pilato entonces le dijo: ¿No oyes cuántas cosas testifican contra ti? 14 Pero Jesús no le respondió ni una palabra; de tal manera que el gobernador se maravillaba mucho.

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Jesús ante Pilato(A)

11 Mientras tanto, Jesús compareció ante el gobernador; este le preguntó:

—¿Eres tú el rey de los judíos?

—Tú mismo lo dices —respondió Jesús.

12 Al ser acusado por los jefes de los sacerdotes y por los líderes religiosos, Jesús no contestó nada.

13 —¿No oyes lo que declaran contra ti? —dijo Pilato.

14 Pero Jesús no contestó ni a una sola acusación, por lo que el gobernador se llenó de asombro.

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Jesús ante Pilato(A)

15 Al amanecer, se reunieron los jefes de los sacerdotes con los ancianos y los maestros de la ley: toda la Junta Suprema. Y llevaron a Jesús atado, y se lo entregaron a Pilato. Pilato le preguntó:

—¿Eres tú el Rey de los judíos?

—Tú lo has dicho —contestó Jesús.

Como los jefes de los sacerdotes lo acusaban de muchas cosas, Pilato volvió a preguntarle:

—¿No respondes nada? Mira de cuántas cosas te están acusando.

Pero Jesús no le contestó; de manera que Pilato se quedó muy extrañado.

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Jesús ante Pilato

(Mt. 27.1-2,11-14; Lc. 23.1-5; Jn. 18.28-38)

15 Muy de mañana, habiendo tenido consejo los principales sacerdotes con los ancianos, con los escribas y con todo el concilio, llevaron a Jesús atado, y le entregaron a Pilato. Pilato le preguntó: ¿Eres tú el Rey de los judíos? Respondiendo él, le dijo: Tú lo dices. Y los principales sacerdotes le acusaban mucho. Otra vez le preguntó Pilato, diciendo: ¿Nada respondes? Mira de cuántas cosas te acusan. Mas Jesús ni aun con eso respondió; de modo que Pilato se maravillaba.

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Jesús ante Pilato(A)

15 Muy de mañana, los jefes de los sacerdotes, con los líderes religiosos, los maestros de la Ley y el Consejo en pleno, llegaron a una decisión. Ataron a Jesús, se lo llevaron y se lo entregaron a Pilato.

—¿Eres tú el rey de los judíos? —le preguntó Pilato.

—Tú mismo lo dices —respondió.

Los jefes de los sacerdotes se pusieron a acusarlo de muchas cosas.

—¿No vas a contestar? —preguntó de nuevo Pilato—. Mira de cuántas cosas te están acusando.

Pero Jesús ni aun con eso contestó nada, de modo que Pilato se quedó asombrado.

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Jesús ante Pilato(A)

28 Llevaron a Jesús de la casa de Caifás al palacio del gobernador romano. Como ya comenzaba a amanecer, los judíos no entraron en el palacio, pues de lo contrario faltarían a las leyes sobre la pureza ritual y entonces no podrían comer la cena de Pascua. 29 Por eso Pilato salió a hablarles. Les dijo:

—¿De qué acusan a este hombre?

30 —Si no fuera un criminal —le contestaron—, no te lo habríamos entregado.

31 Pilato les dijo:

—Llévenselo ustedes, y júzguenlo conforme a su propia ley.

Pero las autoridades judías contestaron:

—Los judíos no tenemos el derecho de dar muerte a nadie.

32 Así se cumplió lo que Jesús había dicho sobre la manera en que tendría que morir. 33 Pilato volvió a entrar en el palacio, llamó a Jesús y le preguntó:

—¿Eres tú el Rey de los judíos?

34 Jesús le dijo:

—¿Eso lo preguntas tú por tu cuenta, o porque otros te lo han dicho de mí?

35 Le contestó Pilato:

—¿Acaso yo soy judío? Los de tu nación y los jefes de los sacerdotes son los que te han entregado a mí. ¿Qué has hecho?

36 Jesús le contestó:

—Mi reino no es de este mundo. Si lo fuera, tendría gente a mi servicio que pelearía para que yo no fuera entregado a los judíos. Pero mi reino no es de aquí.

37 Le preguntó entonces Pilato:

—¿Así que tú eres rey?

Jesús le contestó:

—Tú lo has dicho: soy rey. Yo nací y vine al mundo para decir lo que es la verdad. Y todos los que pertenecen a la verdad, me escuchan.

38 Pilato le dijo:

—¿Y qué es la verdad?

Jesús es sentenciado a muerte(B)

Después de hacer esta pregunta, Pilato salió otra vez a hablar con los judíos, y les dijo:

—Yo no encuentro ningún delito en este hombre.

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Jesús ante Pilato

(Mt. 27.1-2,11-31; Mr. 15.1-20; Lc. 23.1-5,13-25)

28 Llevaron a Jesús de casa de Caifás al pretorio. Era de mañana, y ellos no entraron en el pretorio para no contaminarse, y así poder comer la pascua. 29 Entonces salió Pilato a ellos, y les dijo: ¿Qué acusación traéis contra este hombre? 30 Respondieron y le dijeron: Si este no fuera malhechor, no te lo habríamos entregado. 31 Entonces les dijo Pilato: Tomadle vosotros, y juzgadle según vuestra ley. Y los judíos le dijeron: A nosotros no nos está permitido dar muerte a nadie; 32 para que se cumpliese la palabra que Jesús había dicho, dando a entender de qué muerte iba a morir.(A)

33 Entonces Pilato volvió a entrar en el pretorio, y llamó a Jesús y le dijo: ¿Eres tú el Rey de los judíos? 34 Jesús le respondió: ¿Dices tú esto por ti mismo, o te lo han dicho otros de mí? 35 Pilato le respondió: ¿Soy yo acaso judío? Tu nación, y los principales sacerdotes, te han entregado a mí. ¿Qué has hecho? 36 Respondió Jesús: Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos; pero mi reino no es de aquí. 37 Le dijo entonces Pilato: ¿Luego, eres tú rey? Respondió Jesús: Tú dices que yo soy rey. Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad. Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz. 38 Le dijo Pilato: ¿Qué es la verdad?

Y cuando hubo dicho esto, salió otra vez a los judíos, y les dijo: Yo no hallo en él ningún delito.

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Jesús ante Pilato(A)

28 Luego los judíos llevaron a Jesús de la casa de Caifás al palacio del gobernador romano.[a] Como ya amanecía, los judíos no entraron en el palacio, pues de hacerlo se contaminarían ritualmente y no podrían comer la Pascua. 29 Así que Pilato salió a interrogarlos:

—¿De qué delito acusan a este hombre?

30 —Si no fuera un malhechor —respondieron—, no se lo habríamos entregado.

31 —Pues llévenselo ustedes y júzguenlo según su propia ley —les dijo Pilato.

—Nosotros no tenemos ninguna autoridad para ejecutar a nadie —objetaron los judíos.

32 Esto sucedió para que se cumpliera lo que Jesús dijo sobre la clase de muerte que iba a sufrir.

33 Pilato volvió a entrar en el palacio y llamó a Jesús.

—¿Eres tú el rey de los judíos? —le preguntó.

34 —¿Eso lo dices tú —respondió Jesús— o es que otros te han hablado de mí?

35 —¿Acaso soy judío? —respondió Pilato—. Han sido tu propio pueblo y los jefes de los sacerdotes los que te entregaron a mí. ¿Qué has hecho?

36 —Mi reino no es de este mundo —contestó Jesús—. Si lo fuera, mis propios guardias pelearían para impedir que los judíos me arrestaran. Pero mi reino no es de este mundo.

37 —¡Así que eres rey! —le dijo Pilato.

Jesús contestó:

—Eres tú quien dice que soy rey. Yo para esto nací y para esto vine al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que está de parte de la verdad escucha mi voz.

38 —¿Y qué es la verdad? —preguntó Pilato.

Dicho esto, salió otra vez a ver a los judíos.

—Yo no encuentro que este sea culpable de nada —declaró—.

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Footnotes

  1. 18:28 al … romano. Lit. al pretorio.