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Jesús sana al criado de un capitán romano(A)

Al entrar Jesús en Cafarnaúm, un capitán romano se le acercó para hacerle un ruego. Le dijo:

—Señor, mi criado está en casa enfermo, paralizado y sufriendo terribles dolores.

Jesús le respondió:

—Iré a sanarlo.

El capitán contestó:

—Señor, yo no merezco que entres en mi casa; solamente da la orden, y mi criado quedará sano. Porque yo mismo estoy bajo órdenes superiores, y a la vez tengo soldados bajo mi mando. Cuando le digo a uno de ellos que vaya, va; cuando le digo a otro que venga, viene; y cuando mando a mi criado que haga algo, lo hace.

10 Jesús se quedó admirado al oír esto, y dijo a los que le seguían:

—Les aseguro que no he encontrado a nadie en Israel con tanta fe como este hombre. 11 Y les digo que muchos vendrán de oriente y de occidente, y se sentarán a comer con Abraham, Isaac y Jacob en el reino de los cielos, 12 pero los que deberían estar en el reino, serán echados a la oscuridad de afuera. Entonces vendrán el llanto y la desesperación.

13 Luego Jesús dijo al capitán:

—Vete a tu casa, y que se haga tal como has creído.

En ese mismo momento el criado quedó sano.

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Jesús sana al siervo de un centurión

(Lc. 7.1-10)

Entrando Jesús en Capernaum, vino a él un centurión, rogándole, y diciendo: Señor, mi criado está postrado en casa, paralítico, gravemente atormentado. Y Jesús le dijo: Yo iré y le sanaré. Respondió el centurión y dijo: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; solamente di la palabra, y mi criado sanará. Porque también yo soy hombre bajo autoridad, y tengo bajo mis órdenes soldados; y digo a este: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace. 10 Al oírlo Jesús, se maravilló, y dijo a los que le seguían: De cierto os digo, que ni aun en Israel he hallado tanta fe. 11 Y os digo que vendrán muchos del oriente y del occidente, y se sentarán con Abraham e Isaac y Jacob en el reino de los cielos;(A) 12 mas los hijos del reino serán echados a las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes.(B) 13 Entonces Jesús dijo al centurión: Ve, y como creíste, te sea hecho. Y su criado fue sanado en aquella misma hora.

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Jesús sana al hijo de un oficial del rey(A)

43 Pasados esos dos días, Jesús salió de Samaria y siguió su viaje a Galilea. 44 Porque, como él mismo dijo, a un profeta no lo honran en su propia tierra. 45 Cuando llegó a Galilea, los de aquella región lo recibieron bien, porque también habían ido a la fiesta de la Pascua a Jerusalén y habían visto todo lo que él hizo entonces.

46 Jesús regresó a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino. Y había un alto oficial del rey, que tenía un hijo enfermo en Cafarnaúm. 47 Cuando el oficial supo que Jesús había llegado de Judea a Galilea, fue a verlo y le rogó que fuera a su casa y sanara a su hijo, que estaba a punto de morir. 48 Jesús le contestó:

—Ustedes no creen, si no ven señales y milagros.

49 Pero el oficial le dijo:

—Señor, ven pronto, antes que mi hijo se muera.

50 Jesús le dijo entonces:

—Vuelve a casa; tu hijo vive.

El hombre creyó lo que Jesús le dijo, y se fue. 51 Mientras regresaba a su casa, sus criados salieron a su encuentro y le dijeron:

—¡Su hijo vive!

52 Él les preguntó a qué hora había comenzado a sentirse mejor su hijo, y le contestaron:

—Ayer a la una de la tarde se le quitó la fiebre.

53 El padre cayó entonces en la cuenta de que era la misma hora en que Jesús le dijo: «Tu hijo vive»; y él y toda su familia creyeron en Jesús.

54 Ésta fue la segunda señal milagrosa que hizo Jesús, cuando volvió de Judea a Galilea.

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Jesús sana al hijo de un noble

43 Dos días después, salió de allí y fue a Galilea. 44 Porque Jesús mismo dio testimonio de que el profeta no tiene honra en su propia tierra.(A) 45 Cuando vino a Galilea, los galileos le recibieron, habiendo visto todas las cosas que había hecho en Jerusalén, en la fiesta;(B) porque también ellos habían ido a la fiesta.

46 Vino, pues, Jesús otra vez a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino.(C) Y había en Capernaum un oficial del rey, cuyo hijo estaba enfermo. 47 Este, cuando oyó que Jesús había llegado de Judea a Galilea, vino a él y le rogó que descendiese y sanase a su hijo, que estaba a punto de morir. 48 Entonces Jesús le dijo: Si no viereis señales y prodigios, no creeréis. 49 El oficial del rey le dijo: Señor, desciende antes que mi hijo muera. 50 Jesús le dijo: Ve, tu hijo vive. Y el hombre creyó la palabra que Jesús le dijo, y se fue. 51 Cuando ya él descendía, sus siervos salieron a recibirle, y le dieron nuevas, diciendo: Tu hijo vive. 52 Entonces él les preguntó a qué hora había comenzado a estar mejor. Y le dijeron: Ayer a las siete le dejó la fiebre. 53 El padre entonces entendió que aquella era la hora en que Jesús le había dicho: Tu hijo vive; y creyó él con toda su casa. 54 Esta segunda señal hizo Jesús, cuando fue de Judea a Galilea.

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