La entrada triunfal(A)(B)

21 Cuando se acercaban a Jerusalén y llegaron a Betfagué, al monte de los Olivos, Jesús envió a dos discípulos con este encargo: «Vayan a la aldea que tienen enfrente. Ahí mismo encontrarán una burra atada y un burrito con ella. Desátenlos y tráiganmelos. Y si alguien les dice algo, respóndanle que el Señor los necesita, pero que ya los devolverá».

Esto sucedió para que se cumpliera lo dicho por el profeta:

«Digan a la hija de Sión:
    “Mira, tu rey viene hacia ti,
humilde y montado en un burro,
    en un burrito, cría de una bestia de carga”».[a]

Los discípulos fueron e hicieron como había mandado Jesús. Llevaron la burra y el burrito y pusieron encima sus mantos, sobre los cuales se sentó Jesús. Había mucha gente que tendía sus mantos sobre el camino; otros cortaban ramas de los árboles y las esparcían en el camino. Tanto la gente que iba delante de él como la que iba detrás gritaba:

—¡Hosanna[b] al Hijo de David!

—¡Bendito el que viene en el nombre del Señor![c]

—¡Hosanna en las alturas!

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Footnotes

  1. 21:5 Zac 9:9.
  2. 21:9 Expresión hebrea que significa «¡Salva!» y que llegó a ser una exclamación de alabanza; también en v. 15.
  3. 21:9 Sal 118:26.

29 Cuando se acercó a Betfagué y a Betania, junto al monte llamado de los Olivos, envió a dos de sus discípulos con este encargo: 30 «Vayan a la aldea que tienen enfrente y, al entrar en ella, encontrarán atado un burrito en el que nadie se ha montado. Desátenlo y tráiganlo acá. 31 Y si alguien pregunta: “¿Por qué lo desatan?”, díganle: “El Señor lo necesita”».

32 Fueron y lo encontraron tal como él les había dicho. 33 Cuando estaban desatando el burrito, los dueños preguntaron:

—¿Por qué desatan el burrito?

34 —El Señor lo necesita —contestaron.

35 Se lo llevaron, pues, a Jesús. Luego pusieron sus mantos encima del burrito y ayudaron a Jesús a montarse. 36 A medida que avanzaba, la gente tendía sus mantos sobre el camino.

37 Al acercarse él a la bajada del monte de los Olivos, todos los discípulos se entusiasmaron y comenzaron a alabar a Dios por tantos milagros que habían visto. 38 Gritaban:

—¡Bendito el Rey que viene en el nombre del Señor![a]

—¡Paz en el cielo y gloria en las alturas!

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Footnotes

  1. 19:38 Sal 118:26.

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